¿Quién ha sido mejor emprendedor: Cristóbal Colón o Elon Musk?
El 80% de los españoles considera que el descubridor de América es un mejor modelo de emprendedor que el dueño de Tesla
Algo podría estar cambiando en la autoestima nacional. De un tiempo a esta parte empezamos a mirar con desconfianza cierto discurso generalmente aceptado de forma más o menos implícita sobre la historia de España, siempre centrado en la parte más negativa, más oscura. Sospechoso. A principios del siglo pasado, el historiador y periodista Julián Juderías comenzó a sacarle lustre al concepto de leyenda negra, que apunta a una muy concreta propaganda antiespañola y anticatólica que se remonta al siglo XVI, tiene su origen en los oscuros intereses geopolíticos de potencias rivales y, lo peor de todo, nos terminamos creyendo nosotros mismos. Autores como Luis Español mantuvieron encendida la luz investigadora y la publicación del libro Imperiofobia y leyenda negra, de Elvira Roca Barea, desató un cierto entusiasmo al respecto. ¿Y si ese pesimismo de fondo que arrastramos no es tan natural como pensábamos? En ese caso, quizá deberíamos empezar a pensar en deshacernos de fardos psicológicos tan artificiales como innecesarios y empezar a mostrar orgullo por nuestro pasado.
El mes pasado, se presentó en la Universidad Pontificia Comillas un paso si no decisivo, cuanto menos curioso: unas Master Talks (el inglés resulta inevitable, supongo que la idea de fondo al elegirlo aquí es que no se puede obviar la actual primacía anglosajona, sino asumirla para luchar contra ella desde dentro) protagonizadas por Cristóbal Colón, Isabel la Católica y Lope de Vega, que disertaron sin complejos sobre disciplinas tan supuestamente fuera de su tiempo como el emprendimiento, el liderazgo y la autoconfianza. Para preparar el terreno, la universidad había realizado un estudio ad hoc con resultados sorprendentes. Un ejemplo bastante espectacular: pese al bombardeo constante de noticias, reportajes y hagiografías en los medios y redes sociales sobre Elon Musk, salvador del planeta, profeta del coche eléctrico, lanzador de cohetes y hombre más rico del mundo, el 80% de los españoles considera que Cristóbal Colón está más legitimado para hablar de emprendimiento. Y esto solo acaba de empezar: tres de cada cuatro siguen creyendo que no valoramos suficientemente a nuestros personajes históricos en comparación con otros países.
Con el ambiente ya caldeado por estos datos, el pequeño problema de la muerte de los oradores hace unos cuantos siglos lo solventó la iniciativa de Puy du Fou, la compañía que dirige el parque temático español de temática histórica de Toledo. Patrocinado en esta ocasión por Atrápalo, los historiadores de Puy du Fou diseñaron un guion verosímil para las tres grandes figuras de nuestra historia, interpretados con pasión por actores de la compañía.
La mencionada rivalidad con los emprendedores por antonomasia de nuestra época eleva la temperatura de la charla de Cristóbal Colón , que de hecho comienza en inglés. «I have a dream. Let’s do it. Yes, we can»… Retahíla de tópicos que interrumpe una sonora carcajada. «Ni de broma, mi nombre es Cristóbal Colón, esto lo vamos a hacer en español». A continuación, el protagonista pregunta retador a la audiencia por sus inspiraciones, para iniciar algo peligrosamente parecido a una pasada de frenada: «¿Bill Gates? Guillermo Puertas… Pierde un poco cuando se traduce, y más cuando te das cuenta de que el nombre de su negocio es ventanas. ¿Qué mares ha navegado? Virtuales. ¿Qué riesgos ha afrontado? Ninguno». Bueno, tampoco es eso, Cristóbal… Comprendemos los siglos de rabia acumulada, pero la legítima reacción contra la leyenda negra y similares ataques a todo lo español no debería caer en el nacionalismo obtuso y beligerante. Más en positivo, arranca por fin el almirante a hablar de la España que él conoció: «Desbordaba aires de grandeza, una tierra de héroes que hizo soñar al mundo entero. Os lo dice un hijo adoptivo, el primero de una larga lista que quería hacerse español, porque por aquel entonces ser español era tener el corazón del tamaño del mundo». Curiosa forma de hablar de la inmigración.
Siguen frases bastante (¿demasiado?) repetidas en este tipo de charlas motivacionales: «Hay cosas que solo se dan con el tiempo y la constancia del deseo». Aunque Cristóbal, eso sí, las ilustra con detalles muy significativos. Sobre la constancia, por ejemplo, recuerda las negativas del Rey de Portugal, de Inglaterra, incluso de la corte de Isabel la Católica: «En Santa Fe todos los miembros del Consejo se pronunciaron en mi contra». La conclusión se parece bastante al «muévete rápido y rompe cosas» de Mark Zuckerberg: «No os fieis de los ingenieros de caminos ni de los sabios ni de los doctores. Os van a decir que no… Porque no tienen visión, aplican sus esquemas», sostiene Cristóbal, antes de concluir al aroma del marketing (perdón, mercadotecnia): «Si queréis emprender, tenéis que darle a la gente lo que va a gustarle, no lo que ya le gusta; lo que van a conocer, no lo que ya conocen». Tampoco podía faltar la alusión al error como aprendizaje: tras descargar en parte su responsabilidad en los hombros de Toscanelli, Ptolomeo o Marco Polo, Cristóbal reivindica la capacidad de adaptación para aprovechar la novedad de lo imprevisible. «Fui en busca de una nueva ruta a las Indias y descubrí un nuevo continente. Adaptaos».
También se muestra rotunda y llena de recursos la muy empoderada Isabel la Católica, que explica, por ejemplo, cómo, al contrario de lo que mucha gente cree, no heredó el Reino de Castilla, sino que tuvo que librar una guerra para acceder al trono. Entre sus recuerdos, para ilustrar la evidencia de que «a veces se nos ponen pegas por el mero hecho de ser mujeres» elige la jugosa anécdota de cuando lideró a su ejército estando embarazada. Sus enseñanzas sobre gestión son, desde luego, dignas del mejor máster en relaciones internacionales, pero pocos de entre nosotros sabemos hasta qué punto: según el Estudio Master Talks, más de la mitad de los españoles desconocen que dictó las normas que reglaron la vida en las colonias de América, lo que supuso el origen de lo que hoy conocemos como derechos humanos. Aunque su figura tiene un potencial más que interesante: un tercio de los españoles seguiría a Isabel la Católica en redes sociales.
Por último, el prolífico (en todos los sentidos) Lope de Vega tiró de su magistral tono burlón para hablar de la autoconfianza: «Soy Lope de Vega, poeta y genio. De mí dicen ‘Monstruo de la Naturaleza’ y ‘Fénix de los ingenios’… Yo diría: genio sin igual…» Si necesitamos autoestima, aquí disponemos de un buen filón. Su perfil sugiere una dimensión quizá más local: uno de cada cuatro madrileños lo seguiría en redes sociales, por ejemplo. Pero una mayor difusión de sus cualidades, convenientemente traducidas a las expectativas actuales, podría elevar su estatus: el 60% de los españoles, por ejemplo, desconoce que fue un personaje que creyó tanto en sí mismo como demuestra en su ted talk, y que desarrolló su propia marca personal, dándola a conocer como el mejor de los influencers de nuestro siglo.
Escuchadas las voces de ultratumba, el reto consiste en pasar del desahogo más o menos reconfortante a la continuidad que termine cuajando en tendencia. Erwan de la Villéon, consejero delegado de Puy du Fou España, dijo durante la presentación de estas charlas tener «en mente una iniciativa muy potente: crear una cátedra sobre la rehabilitación de personajes históricos». Habrá que seguirle la pista. De momento, gracias al Estudio Master Talks sabemos que el 79% de los españoles no está de acuerdo con que la asignatura de Historia de España de Bachillerato solo comprenda los acontecimientos posteriores a 1812. Y que la mayoría cree que ni valoramos (el 77%) ni conocemos suficientemente a nuestros personajes históricos (el 88%).