Pablo González Ruiz de la Torre: «Los jóvenes no debemos caer en el victimismo»
Este emprendedor es fundador y CEO de TRIVU, una empresa líder en el sector de la gestión de talento que asesora a las principales compañías e instituciones
Pablo González Ruiz de la Torre (Sevilla, 1994) es, con tan solo 28 años, fundador y CEO de TRIVU, una empresa líder en el sector de la gestión de talento. Su empresa asesora a compañías privadas de la talla de BBVA, Telefónica, LinkedIn o Deloitte, así como a grandes organismos públicos –como la Junta de Andalucía o el Ayuntamiento de Madrid–, ayudándoles a gestionar el talento de sus organizaciones.
TRIVU acaba de organizar TALEÑT, un foro anual que ha celebrado su tercera edición con la intervención de los principales líderes empresariales, políticos y sociales de España. Entre los invitados estaban nombres como Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, Pilar Alegría, Ministra de Educación y FP, Reyes Maroto, ministra de Turismo, Industria y Comercio, Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid y los presidentes y consejeros delegados de Cepsa, Airbus, KPMG, Microsoft, LinkedIn, Prosegur, Mastercard o la CEOE, entre otros muchos.
El artífice de esta gran reunión del talento, Pablo González Ruiz de la Torre, recibe a THE OBJECTIVE para hacer un balance del evento, así como de la actividad de su empresa, de emprendedores jóvenes y del futuro de la sociedad en su conjunto.
PREGUNTA: La pasada edición de TALEÑT fue todo un éxito. ¿Qué balance hacéis desde TRIVU?
RESPUESTA: Como bien dices, estamos profundamente agradecidos de la acogida que hemos vivido y sentido. No solo en cuestión de impacto a nivel de medios y digital, sino también a nivel de convocatoria, reuniendo más de 300 líderes empresariales, políticos y sociales de todo el país. Y, sobre todo, yo creo que el éxito se mide en la capacidad que tuvieron todas y cada una de las personas que participaron de coincidir en lo verdaderamente importante cuando hablamos de talento, que creo que ese es el objetivo último que perseguimos con esta iniciativa.
Con lo cual, yo creo que más allá de los datos, hay una parte cualitativa en esas ideas que se generaron, que están mucho más cerca entre ellas de lo que muchas veces parece –a nivel político, sobre todo–. La verdad que, para mí, ese ha sido el mayor éxito: el ver que estamos mucho más de acuerdo de lo que muchas veces nos hacen creer o nos pensamos nosotros mismos.
«En TRIVU hemos tenido la capacidad de entusiasmar y, sobre todo, de conectar con una realidad y un reto que tiene España: activar su talento»
P: Para este evento habéis contado con el apoyo de instituciones públicas como el Gobierno de España o el Ayuntamiento de Madrid y de empresas privadas como Iberdrola, Cepsa, LinkedIn, Microsoft, Mastercard y muchas otras. ¿Cómo llega una empresa tan joven como TRIVU a ese nivel de acceso?
R: Hay dos claves: uno, tener un proyecto, y dos, trabajar. La importancia de tener una visión, una causa que realmente haga que empresas, personas, líderes, organizaciones públicas y privadas se vean reflejadas y quieran sumarse es, al final, lo primero y lo más importante. Sin un proyecto, por mucho que tuviéramos acceso a quien fuera, no tendría ningún tipo de sentido.
Yo creo que la clave está en esa capacidad que hemos tenido todo el equipo de TRIVU de entusiasmar y, sobre todo, de conectar con una realidad y un reto que tiene España: el talento. También lo hemos logrado trabajando año a año, haciendo las cosas lo mejor posible, aprendiendo de cada una de las etapas que vamos recorriendo y, sobre todo, respondiendo con responsabilidad, con coherencia y con mucho trabajo. Cuando empezamos en TRIVU hace ocho años no teníamos contacto absolutamente de ningún tipo con estas instituciones. Después de estos ocho años de un trabajo muy duro, hemos conseguido llegar hasta aquí y que tantas empresas tan potentes se sumen a nuestra causa, haciéndola de todos y para todos.
P: En TRIVU acompañáis a empresas e instituciones en la gestión de talento. Esto, en la práctica, ¿en qué se traduce?
R: Lo que hacemos desde TRIVU es trabajar en dos ejes. Por un lado, generamos todo tipo de iniciativas para promover el talento en la sociedad, como el foro TALEÑT. Y, en paralelo, todo lo que tiene que ver con preparar a las organizaciones, tanto públicas como privadas, para gestionar mejor el talento que tienen. Es el gran reto al que nos enfrentamos ante esta nueva década.
Esto pasa por todo tipo de acciones, de proyectos y soluciones. Desde temas relacionados con transformar la propia propuesta de valor que una compañía debe tener para enganchar y enamorar al talento que necesita y que quiere atraer de ahí fuera, pasando por procesos de formación y el desarrollo de todo tipo perfiles en organizaciones multidisciplinares, a la propia atracción y el posicionamiento de marca empleadora que cualquier empresa necesita hoy día para ser más visible, relevante y atractivo en un entorno profesional cada vez más competitivo.
También trabajamos temas tan amplios como pueden ser el desarrollo estrategias de diversidad e inclusión, de comunicación interna o, por ejemplo, los nuevos modelos de liderazgo, que es uno de los grandes ejes que, en esta en esta etapa, después de todo lo que ha ocurrido en estos últimos dos años, estamos viendo que las compañías necesitan trabajar más. Sobre todo, para evolucionar y transformar su modelo de gestión de talento con el objetivo de prepararse para un contexto cada vez más incierto, desafiante y cambiante.
«Los jóvenes, a lo largo de la historia de la Humanidad, nunca lo han tenido fácil, pero no es la primera crisis que vivimos»
P: Tras la crisis de 2008 y esta última generada tras el covid y la guerra de Ucrania, es muy habitual escuchar el discurso de que los jóvenes lo tienen cada vez más difícil. En este contexto, ¿cómo es posible motivar y gestionar el talento joven?
R: Debemos empezar por una cosa sencilla y es que los jóvenes nunca lo han tenido fácil. Yo creo que este mensaje lo lanzamos ahora porque somos precisamente los jóvenes los que vivimos un momento como este. Pero creo que los jóvenes, a lo largo de la historia de la Humanidad, nunca lo han tenido fácil y, a pesar de que la situación es complicada, esta no es ni la primera guerra, ni la primera pandemia, ni la primera situación de crisis que a una juventud le toca vivir.
Por lo tanto, yo creo que lo primero es ser realistas sobre la dureza de la situación y evitar caer en el victimismo, de por qué nos pasa esto a nosotros. Debemos centrarnos más bien en para qué nos está pasando esto y cómo podemos aprender de todo lo que ocurre. El contexto en el que estamos es tremendamente complicado, pero no solamente los jóvenes, sino para la sociedad en su conjunto y creo que es momento de que nosotros, aprovechando esa vitalidad y esa juventud que tenemos, damos un paso al frente, asumamos la responsabilidad que tenemos y, sobre todo, empecemos a trabajar para buscar soluciones. El mundo no va a cambiar automáticamente, sino que lo que tenemos que hacer nosotros es aportar todas esas soluciones con esos cambios, y sobre todo, impulsar la transformación de todo aquello que no nos guste para que, cada vez más, el mundo sea un lugar mejor. No controlamos lo que ocurre, pero sí cómo afrontamos lo que ocurre.
P: ¿Cómo impulsáis esta idea de transformación desde TRIVU?
R: Nosotros tenemos una máxima desde que nacimos: que no pretendemos cambiar la vida de nadie, pero sí generar un potente caldo de cultivo de oportunidades y generar las conexiones necesarias para que cada persona pueda hacerlo. Venga de donde venga, haga lo que haga y tenga la edad que tenga.
Si bien es cierto que tenemos un enfoque intergeneracional, inicialmente nacimos con la visión clara de hacer del talento joven una de las piezas fundamentales de la transformación que el mundo está viviendo. De hecho, nosotros llevamos ya siete años con una iniciativa que se llama Sondersland, que es el mayor festival de talento joven del mundo. La última edición tuvo lugar hace unos pocos días en Madrid. También promovemos todo tipo de actividades durante el resto del año para conectar, activar y potenciar el talento de los jóvenes.
No podemos pretender cambiar la vida de nadie, pero sí que creemos que es necesario generar el entorno y, sobre todo, el ecosistema para que cualquier persona, de cualquier parte, haciendo todo tipo de cosas, y con formas de entender la vida muy dispares, puedan por lo menos saber que hay mucho más de lo que nos cuentan, que hay una realidad llena de oportunidades ahí fuera que nos está esperando. Lo que tenemos que hacer como sociedad es asumir el papel que tenemos y, sobre todo, asumir que lo que queremos que sea en gran parte depende de nosotros. Si no nos gusta lo que está pasando ahí fuera, debemos dar un paso al frente y empezar a hacer porque las cosas cambien.
«Rodearte de gente buena y de buena gente es fundamental y es el gran aprendizaje que yo me llevo de estos ocho años emprendiendo»
P: Tú mismo eres un ejemplo de emprendedor muy joven, de la generación Z. ¿Has encontrado escollos en tu carrera por tu edad?
R: Por supuesto. Partiendo de los escollos que me he encontrado como cualquier emprendedor, que son básicamente todos los que puedas imaginar y más, por supuesto que por edad también me ha tocado. Muy al principio, cuando uno no tiene experiencia ni trayectoria de ningún tipo, pues toca demostrar por cinco, y es normal. También es cierto que estás solicitando la confianza, la apuesta y la colaboración de todo tipo de personas, de empresas, de clientes. Y eso requiere, sobre todo cuando uno no tiene un bagaje previo, de una sobreexigencia con uno mismo.
¿Considero que lo he tenido más complicado o fácil que otros? La verdad que no lo sé y nunca me he parado a pensarlo porque lo importante es que he hecho por construir siempre mi propio camino. Lo que está claro es que el proceso no ha sido fácil, para nada. Sin duda alguna ha sido mucho lo que nos hemos equivocado, pero también muchísimo más lo que hemos aprendido. Yo me quedo con eso: con la cantidad de gente que he tenido la suerte de poder conocer, que me han enseñado muchísimo. En la vida es importante rodearte de gente de todo tipo de edades, de todo tipo de formas de entender la la vida y que aporten perspectivas e ideas diferente. Al final, en esa mezcla está la verdadera clave para poder hacer las cosas, por lo menos, lo mejor posible. Rodearte de gente buena y de buena gente es fundamental y es el gran aprendizaje que yo me llevo de estos ocho años emprendiendo.
P: Además del foro Taleñt y del festival Sondersland, ¿qué otras iniciativas lleváis a cabo? ¿Qué las une a todas ellas?
R: Ahora mismo, por ejemplo, iniciamos la segunda edición del Tour del Talento, que es una iniciativa que hemos emprendido con la Fundación Princesa Girona con el objetivo de recorrer cada año diferentes rincones y provincias del territorio español para potenciar y activar el talento de los más jóvenes. De hecho, contamos siempre con la participación y el apoyo de Sus Majestades los Reyes. También volveremos el año que viene con una edición más de una iniciativa que tenemos con el Ayuntamiento de Madrid que se llama Futurbe. Lo que hacemos es conectar la visión de las nuevas generaciones y la experiencia y la potencia de las grandes empresas para, juntos, diseñar soluciones que mejoren la calidad de vida de las ciudades en las que habitamos. También volveremos en breves con muchos de los proyectos que estamos realizando con muchas empresas, sobre todo relacionados con temas de activación y desarrollo de talento interno.
El 2023 se presenta muy intenso, con muchas iniciativas y, sobre todo, con la suerte de que parece que cada vez más hay una mayor y mejor sensibilidad en la sociedad, y especialmente en las empresas, de la importancia del talento. Es un caldo de cultivo en positivo hay que aprovecharlo para estas transformaciones que tenemos que provocar. En TRIVU queremos ser un agente en toda esa evolución, esa ebullición que estamos viviendo. Queremos aprovechar ese caldo de cultivo para que no se quede en una moda pasajera, sino que realmente se produzcan y provoquen cambios reales y estructurales a nivel social, pero también a nivel empresarial.
«Lo que hace falta es pasar de la queja a la propuesta»
P: Para terminar, y teniendo en cuenta el panorama actual, ¿qué perspectiva tenéis para los próximos años?
R: Ahora mismo es difícil tener perspectiva más allá de pocos meses vista. Las cosas están cambiando mucho, y quien diga lo contrario se equivoca. Nadie tiene certidumbre con respecto a lo que va a ocurrir.
Hay una serie de elementos ahí fuera que, desde luego, están marcando y también condicionando la evolución del entorno empresarial, social, político, cultural y humano. Como, por ejemplo, el contexto económico y la inflación que vivimos, o, por supuesto, la guerra en Ucrania, que afecta al conjunto del planeta. También otros elementos como la propia evolución medioambiental y climática que estamos viviendo o, también, por supuesto, la transformación tecnológica. Todo esto, al final, nos lleva a un contexto muy complejo, muy impredecible. Yo creo que no es tanto qué va a pasar, sino qué podemos hacer nosotros para estar preparados para lo que pase. Yo creo que ahí está la clave. Todo lo demás es incontrolable.
Debemos cambiar el chip, decir: «Como empresa, como sociedad, como persona o como profesional, qué puedo hacer para que venga lo que venga estemos preparados». Debemos ser siempre realistas, ser muy conscientes de lo que está pasando. Creo que caer en el efecto happy flower, de que todo es posible y que todo se puede es un error porque nos lleva a la frustración y, sobre todo, al no estar verdaderamente preparados. Lo que hace falta es pasar de la queja a la propuesta, pasar de estar preocupados a ocuparnos por todo lo que podemos hacer y, sobre todo ser realistas. Eso sí, siempre siendo optimistas y constructivos con todo aquello que podamos de alguna manera construir desde hoy.