El contrato de gas de Naturgy con la rusa Novatek se dispara hasta un 450% en 2022
En junio de 2018 llegó a España el primer metanero procedente de los yacimientos rusos. Un suministro que continuará, en principio, hasta 2041
La escalada del precio del gas está teniendo un repercusión directa sobre el contrato que firmó Naturgy con la rusa Novatek. Así, fuentes cercanas al Kremlin aseguran que «el precio del suministro de gas de Rusia a España desde enero hasta septiembre aumentó un 450%, aunque el volumen suministrado de GNL (Gas Natural Líquido) por parte de Rusia sigue siendo el mismo, 2,5 millones de toneladas al año, es decir, 3.500 millones de metros cúbicos de gas natural». Por otro lado, las mismas fuentes afirman que «todo depende del precio» y que este no está fijado entre las dos compañías.
«El contrato entre Naturgy y Novatek va bien, sin ningún tipo de problemas. De hecho, tanto Naturgy como Novatek no han hecho ningún tipo de comentario negativo relacionado con el contrato. El gas natural licuado (GNL) está exento de las sanciones europeas contra los hidrocarburos rusos, por lo que este contrato se sigue cumpliendo», dicen desde Rusia. Y añaden: «Desde Moscú no hemos tenido ningún tipo de inconveniencia o protesta y, nos consta, que por parte de Naturgy tampoco».
La compañía energética Naturgy no mantiene relación directa con el ejecutivo de Vladimir Putin, sino con el consorcio de empresas privadas -llamado Yamal LNG (donde la rusa Novatek controla el 50,1% del capital)- con el que lograron un acuerdo en el año 2013. El resultado de dicho pacto se materializó por primera vez en 2018, cuando el primer buque metanero descargó el hidrocarburo ruso en una de las regasificadoras del norte de nuestro país.
El pasado 2 de diciembre, los miembros de la Unión Europea, acordaron fijar un tope al precio del petróleo ruso como parte de las represalias a Moscú. Una decisión que le acompañó -tres días después- el fin de la importación del crudo ruso por vía marítima. Nuestro país, antes de verano, ya se adelantó a esta medida y dejó de comprar petróleo procedente de Rusia. Sin embargo, desde el Kremlin muestran júbilo y cierta indiferencia a la resolución europea. Así, anunciaron hace unos días beneficios extraordinarios en la petrolera rusa Rosneft.
El único gas líquido que llega a España es a través del acuerdo entre Naturgy y Novatek. Según los datos de Enagas, entre enero y octubre de 2022, el número de gigavatios horas que llegó desde Rusia a nuestro país fue de 42.453. Una cantidad que ha lanzado al país que lidera Vladimir Putin a convertirse en nuestro cuarto suministrador de gas del mundo, con una cuota de mercado del 11,4%.
Mientras tanto, las relaciones diplomáticas entre España y Rusia no se mantienen inmóviles. Después de la decisión histórica del Ministerio de Exteriores español de expulsar a una veintena de diplomáticos del país (y que fue correspondida por parte de Rusia), el Kremlin ahora mueve ficha y sustituye a su embajador, Yuri Korchagin. La respuesta que dio el Ejecutivo muestra que los cauces aún siguen abiertos después de dar su bienvenida y beneplácito al nuevo embajador.
Naturgy no es la única compañía española que mantiene activos sus negocios en Rusia después de la oleada de fugas -o anuncios de cese temporal- de empresas españolas tras del inicio de la guerra en Ucrania. Así, cabe resaltar también a la constructora Técnicas Reunidas, que continúa con un ambicioso proyecto a las afueras de Moscú y que le fue adjudicado en junio de 2021 por un valor de 240 millones de dólares. Allí la constructora está inmersa en el desarrollo de una «moderna unidad de tratamiento de residuos» en una de las refinerías más importantes del país.
El precio del gas lleva varios meses azotando los ahorros de las familias europeas y los balances de las compañías. Los gobiernos del viejo continente han centrado su mira en los beneficios extraordinarios de las energéticas, que han aprovechado la coyuntura para vender la electricidad producida por energía barata a precio de la que marca el mercado: el gas, la más cara. Un escenario que, en España por ejemplo, se ha traducido en un impuesto a las energéticas con la que el Ejecutivo espera recaudar unos 2.000 millones de euros durante 2023 y 2024. Pero esta decisión aún debe superar un obstáculo final: la batalla legal que preparan las eléctricas los próximos meses.