La plantilla de Iberdrola vota en las urnas con la subida salarial en el horizonte
CCOO y UGT proclaman este aumento frente al modelo prudente del resto de organizaciones sindicales, que prefieren esperar al próximo convenio
Este lunes 19 de diciembre están llamados a las urnas los miles de trabajadores que conforman el Grupo Iberdrola para renovar la sección sindical. De las elecciones saldrán los futuros delegados de personal y miembros de comité de empresa de las 15 compañías del grupo en todo España para conformar la futura sección. Ahora, los diversos sindicatos velan armas para lograr una mayoría que les permita liderar la actividad sindical frente a la representación económica (la empresa) con dos modelos enfrentados. El primero aguarda al fin del convenio colectivo (el 31 de diciembre de 2024) para exigir la subida salarial, mientras que los segundos aprietan en la calle para que la revisión se adelante al próximo año.
Desde la energética son conscientes de la subida de los precios y cómo el fenómeno está azotando a los ahorros de sus trabajadores. Así, hace dos semanas, Iberdrola movió ficha y anunció una paga extra de 1.000 euros correspondiente a 2022 a todos sus empleados en España. Además, aseguró una ayuda de 50 euros al mes para pagar las guarderías hasta que el niño cumpla tres años, subvenciones para la compra de vehículos eléctricos y, por último, el pago del 100% de las tasas de exámenes oficiales de idiomas para hijos. La representación aproximada hoy de los principales sindicatos es la siguiente: UGT (24%), SIE (20%), ATYPE (20%), CCOO (13-15%), USO (9%) y ELA (5,7%).
Aunque hace cuatro años UGT ganó las elecciones del Grupo Iberdrola, el sindicato se quedó sin la mayoría suficiente debido a la coalición del resto de fuerzas sindicales (ATYPE, USO, SIE y ELA). Tres de estos sindicatos firmaron el 17 de diciembre de 2020 un convenio colectivo que permitiría una subida salarial anual del 0,7%. Hoy la mayoría de la cuota se reagrupa entre estos últimos, con el 55%, frente al 45% que conformaban UGT y CCOO.
Son estas dos últimas las organizaciones que más han batallado estas semanas, por medio de manifestaciones y movilizaciones, para lograr una subida salarial anticipada. «En diciembre hemos parado porque hay elecciones, pero en enero volveremos de nuevo con concentraciones por todo el territorio español. No nos podemos quedar quietos cuando hemos perdido un 10%», sostienen. Su mira la ponen en los acuerdos de revisión salarial firmados tanto Naturgy como en Repsol los últimos meses. Una realidad que se debe a que estas energéticas tenían su convenio colectivo caducado.
Uno de los sindicatos que controla la mayoría de la sección sindical se posiciona. «En el año 2025 no pecaremos de buenismo y seremos los primeros en pedir una revisión salarial con garantías para que no pase más lo que nos ha ocurrido en la actual situación de inflación. Nosotros firmamos un convenio en 2021 que era bueno, donde todos aquellos que se quejan de haber perdido el 10% de su salario van a consolidar en cuatro años el 100% de las garantías en su plan de pensiones y en el seguro de médico privado. Había trabajadores que llevaban hasta 15 años trabajando y que no tenían el cien por cien de todas las garantías», apuntan.
Las mismas fuentes prosiguen en su explicación. «Claro que querríamos el 10% del salario perdido, pero no ha sido por culpa de la empresa, sino por la situación económica actual. Nosotros no podemos pedir una revisión de un convenio que termina a finales de 2024. Aún así, en su momento todos los sindicatos solicitamos a la empresa que -por las circunstancias actuales- se abriese a negociar el convenio por la pérdida de poder adquisitivo, pero la empresa se negó. Y ya está», sentencian.
UGT y CCOO rechazan la idoneidad de aquel convenio firmado. «Cuando se firmó el último convenio, el IPC (índice de precios) en diciembre ya estaba casi en un cinco y medio de subida. Se tenía la perspectiva de que eso fuera algo puntual, pero no lo ha sido». Unos precios que se dispararon, aún más, tras el estallido de la guerra en Ucrania a finales de febrero de 2022.
Fuentes sindicales de CCOO y UGT argumentan que la dirección del Grupo rechazó esa revisión salarial por dos razones. Por un lado, los nuevos impuestos contra las energéticas por parte del Gobierno y, por otro lado, por una «revisión de una serie de subvenciones durante los años 2016 y 2017» que les provocaba «una pérdida». Pero la respuesta de ellos fue que el incremento salarial no era viable en estos momentos de incertidumbre y que lo máximo que podían ofrecer era a una paga extra de 1.000 euros.
La previsión para estas elecciones es que las organizaciones que hoy controlan la sección sindical reafirmen otra vez su mayoría. Un escenario que permitiría a la empresa respirar porque significaría que la mayor parte de plantilla estaría a favor de cumplir el convenio colectivo de forma íntegra. No obstante, este contexto no evitará que Iberdrola sufra a principios de año nuevas movilizaciones por parte de los otros sindicatos que apretarán por adelantar esa revisión salarial. Aún así, estos abren una ranura de esperanza. «Es posible que tras las elecciones esa mayoría que firmó el convenio por un 52% pueda cambiar. Si a esto se le unen las manifestaciones es posible que la empresa se sienta a negociar».