THE OBJECTIVE
La otra cara del dinero

Basta ya de tanto lloriqueo: ni los mileniales ni los X no están peor que los ‘boomers’ a su edad

Aunque es incuestionable que el mundo mejora (hay menos violencia, menos enfermedad, menos pobreza y menos analfabetismo), eso no lo libra de desafíos

Basta ya de tanto lloriqueo: ni los mileniales ni los X están peor que los ‘boomers’ a su edad

Los mileniales se quejan de que son pobres con iPhone y Netflix, pero los números no avalan este diagnóstico tan pesimista. | TO

Hay una foto conmovedora de dos hermanas ucranianas despidiéndose de su madre en Odesa. Tienen 16 y 12 años y la más pequeña no puede reprimir un puchero. ¿Cómo sería su existencia hace apenas un año?

No se necesita hacer un gran esfuerzo de imaginación.

Irían al colegio, verían la televisión con su padre y saldrían de excursión con sus amigas. Ahora el colegio será un enorme cráter, su padre montará guardia en una trinchera del Donetsk y las amigas dormirán en tiendas de campaña, pero de Acnur.

«El hombre no es más que una caña, el ser más débil de la naturaleza», decía Pascal. «No es preciso que el universo entero se alce contra él para aplastarlo». Basta con que te toque Putin en la comunidad de vecinos para que tu existencia se convierta en un infierno.

Pero cuando no media ninguna catástrofe, ¿cómo se justifica el declive del bienestar?

Escuchamos a los mileniales denunciarlo un día sí y otro también. «Me da envidia la vida que tenían mis padres a mi edad», se lamenta la escritora Ana Iris. El capitalismo encerraba en teoría la promesa del progreso indefinido. La destrucción creadora eliminaba a las empresas menos eficientes y, mediante esta selección natural, mejoraba la productividad general y nos volvía cada vez más prósperos.

Hasta ahora. ¿O no?

Mileniales, generación X y ‘boomers’

En un artículo de diciembre de 2019, Christopher Ingraham recogía en The Washington Post el siguiente gráfico.

Lo había colgado en Twitter el economista Gray Kimbrough y en él se comparaba cómo han evolucionado los ingresos de los hogares de tres generaciones: los ‘boomers’ (nacidos entre 1946 y 1964), los X (entre 1965 y 1980) y los mileniales (a partir de 1980).

«En 1990», escribía Ingraham, «cuando los boomers alcanzaron los 35 años, poseían el 21% de la renta de Estados Unidos». Por su parte, «la generación X alcanzó la mayoría de edad en la era del estancamiento de los salarios y de la creciente desigualdad que se inició en las décadas de 1970 y 1980», y en 2008, al cumplir los 35, «su participación en la riqueza de la nación era de apenas el 9%, menos de la mitad que la de los boomers». Finalmente, los mileniales «no han alcanzado la marca de los 35 años», algo que sucederá a lo largo de este año, pero «su situación financiera es relativamente grave. Poseen solo el 3,2% de la renta».

Estas diferencias, concluía el redactor del Washington Post, corroboran que los jóvenes actuales se encuentran atrapados en un «agujero financiero» del que, en su opinión, «jamás podrán escapar», porque dinero llama a dinero y «cuanto menos poseas al empezar, menos acumularás el resto de tu carrera».

Suena alarmante, pero es una burda falacia.

«¡Mileniales, vais bien!»

Como ya he indicado, el gráfico lo divulgó Gray Kimbrough en Twitter y recibió la réplica inmediata de Elizabeth Wrigley-Field. «Me parece una medida extraña», argumentó esta socióloga, porque lo relevante no es la riqueza que posee una generación, sino cada uno de sus integrantes individualmente.

Y resulta que «cuando los boomers eran jóvenes», escribe el economista Jeremy Horpedahl, «constituían una proporción mucho mayor de la población». Si queremos comparar la situación de unos y otros, añade, hay que calcular la riqueza per cápita, y eso es lo que ha hecho.

¿Cuál es el resultado? El gráfico siguiente.

«A partir exactamente de los mismos datos [que emplea Kimbrough], se obtiene una imagen muy diferente de la historia reciente», dice Horpedhal. «La generación X es de hecho más rica (¡un 30 % más!) que los boomers a la misma edad (final de la cuarentena)». En cuanto a los mileniales, reproducen casi al céntimo la ejecutoria de los X. Y como no hay, además, ningún motivo por el que no deban seguir haciéndolo, cabe esperar que «también rebasen a los boomers cuando cumplan los 40 (lo que sucederá aproximadamente en 2037)».

Y concluye: «¡Mileniales, vais bien!»

La vida es siempre problemática

Aunque es un hecho incuestionable que hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad (hay menos violencia, menos enfermedades, menos pobreza, menos analfabetismo), eso no nos libra de desafíos. Es parte de la condición humana. Aunque mañana se resolvieran milagrosamente todos los males que nos afligen, no dejaría por ello la existencia de tener esa «dramática sustancia de enigma abierto» que le atribuía Ortega.

No importa el grado de bienestar alcanzado.

Cada generación debe afrontar un repertorio nuevo e igualmente desazonador de desafíos. «Toda vida es, mientras se está viviendo, más o menos angustiosa, porque consiste en problemas indómitos», escribe Ortega. En cambio, cuando el hombre se vuelve al pasado, «ve junto a los problemas que lo abrumaron las soluciones, mejores o peores, que recibieron». Es una charada cuya respuesta «poseemos de antemano». Todo parece más sencillo.

Pero es un espejismo.

¿Y qué nos aguarda en el futuro? No hay modo de saberlo. Quizás nos invada un vecino lunático, como a los ucranianos. O quizás llegue a la Moncloa uno de esos iluminados que prometen asaltar el cielo. Quién sabe.

Lo que sí les anticipo es que, incluso aunque prevalezca el sentido común y el capitalismo prosiga su aburrida marcha, nuestros nietos se quejarán de cuestiones que hoy ni podemos imaginar, igual que nuestros abuelos alucinarían con el cambio climático o la ideología de género.

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