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¿Quién es el misterioso creador de Bitcoin?

La moneda virtual bebe tanto de un complejo planteamiento técnico como de principios basados en la libertad individual, la protección de datos y la privacidad

¿Quién es el misterioso creador de Bitcoin?

Pixabay.

Bitcoin nació a finales de 2008 a raíz de una publicación de apenas nueve páginas, titulada Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System. El documento presentó una nueva forma de dinero que utilizaba una plataforma de pagos propia bajo unos mecanismos preestablecidos, con la particularidad de que la moneda propuesta no contaba con representación física y fluía a través de una red participativa y descentralizada de usuarios interconectados.

Apenas unos meses después, a inicios de 2009, la red de Bitcoin comenzaba a funcionar y con ella se abría la posibilidad de gestionar y mover valor de una forma completamente distinta a los métodos existentes. Por si fuera poco, ese lanzamiento supuso el pistoletazo de salida para la tecnología blockchain y los activos criptográficos, y con ello el amplísimo ecosistema de activos, productos y servicios que hoy existen en un mercado y tecnología todavía en etapas muy tempranas. La gran particularidad del origen de Bitcoin es que el lanzamiento y la puesta en marca iban a cargo de Satoshi Nakamoto, una figura tan enigmática como misteriosa, que incluso hoy en día, casi 15 años después, sigue sin revelar su identidad real.

El movimiento ‘cypherpunk’ es la cuna de la cultura ‘cripto’

El Bitcoin bebe tanto de un complejo planteamiento técnico como de unos principios basados en la libertad individual, la protección de datos y la privacidad en terreno digital. Por ello, parece evidente que la creación parte de alguien experto en la tecnología en la que se basa el propio Internet. Más allá, alguien centrado en materializar la visión descentralizada de Internet que se aleja hoy de la realidad, y que mediante la tecnología blockchain y sus múltiples aplicaciones, como los pagos y el dinero digital, parece de nuevo una opción factible.

Entre los nombres bajo este supuesto se encuentran algunos destacados ingenieros informáticos de la década de los 80 y los 90, como Nick Szabo, Hal Finney o Wei Dai. Ese pequeño colectivo de cypherpunks buscó defender los derechos civiles, preocupados por cómo las libertades individuales podrían sobrevivir a la gran transformación digital de la sociedad. Sus objetivos eran separar el dinero de los gobiernos y las corporaciones, controlar el crecimiento del estado de vigilancia global y preservar los derechos humanos en una era cada vez más digitalizada. 

Actualmente sigue sin verificarse hasta qué punto alguna de estas personas está realmente vinculada a Satoshi Nakamoto, o si podrían ser «parte de él», entendido como un colectivo de individuos. Incluso la red muestra que hay billeteras primigenias con miles de bitcoins intactos, lo cual equivale a centenares de millones de euros, y sugiere que el acceso a esas billeteras se ha perdido o incluso que su dueño haya fallecido. En cualquier caso, las teorías más obvias y que van en esta línea, cobran sentido al considerar que la esencia de Bitcoin y todo lo que ha venido detrás es la descentralización, y que eliminar la figura de su creador como ente central, Satoshi Nakamoto, es lo más acorde con esa visión. Además, pone el filtro de seguridad definitivo: si no se sabe quién ha creado Bitcoin, no se sabe a quién hay que apuntar para que acabe con él. 

La relación entre Bitcoin y las agencias gubernamentales

Pero más allá de esta teoría, también existen otras versiones opuestas que sugieren que la creación de Bitcoin estaría vinculada a grandes agencias gubernamentales, principalmente estadounidenses. Que iba a crearse una moneda digital descentralizada y privada era ya una evidencia tras décadas de tecnologías que apuntaban en esa dirección, e incluso que lo haría de forma inminente.

Así lo apuntó incluso el Precio Nobel de Economía, Milton Friedman, en declaraciones de 1999: «Internet será una de las armas principales para reducir el poder de los gobiernos. Lo único que falta ahora es una forma de dinero digital que sirva para enviar fondos a través de Internet de A a B, sin la necesidad de que A conozca la identidad de B».  

Por tal razón, también cobra fuerza la idea de que una gran agencia estatal esté tras la creación de Bitcoin, buscando anticiparse a la aparición de esa moneda descentralizada lanzándola antes que una propia que fuera adoptada progresivamente por la sociedad. 

El multimillonario presupuesto de los EEUU para las partidas de defensa e inteligencia es más que conocido. De hecho, las distintas investigaciones financiadas por el Gobierno estadounidense han dado como resultado algunas de las más importantes tecnologías de nuestra era, incluido el propio Internet. Por ejemplo, el proyecto Tor, una red para navegar accediendo a contenido no indexado en Internet, popularmente conocida como la Deep Web, fue creada por la DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa) y actualmente recibe el 80% de su financiación del gobierno de los EEUU.

Por si fuera poco, la Agencia de Seguridad Nacional, o NSA por sus siglas en inglés, publicó en 1996, un documento titulado How To Make A Mint: The Cryptography of Anonymous Electronic Cash. Aunque el documento parte en su mayoría de avances ya publicados por algunos expertos, dejó claro que la NSA estaba investigando activamente la creación de una moneda digital anónima con un sistema de pagos propio. Y esto era más de una década antes del nacimiento de Bitcoin.

Bitcoin como Caballo de Troya de las CBDCs

La hipótesis de que la criptomoneda reina fuera lanzada por una agencia gubernamental abre un abanico de posibles ventajas. Una de ellas, es tener una herramienta con la que identificar o trazar transacciones utilizadas para pagos ilícitos. De este modo, bitcoin es una moneda seudónima, pero al presentarse como supuestamente anónima, podría ganar la confianza de delincuentes que al usarla permitirían rastrear su uso para el lavado de dinero. Otra de las razones que podrían haber impulsado la creación de Bitcoin por parte de una agencia gubernamental es más profunda, y propone que este sería el Caballo de Troya para introducir las futuras CBDC, las monedas digitales emitidas por bancos centrales.

Estas particulares criptomonedas gubernamentales plantean muchas incertidumbres sobre la privacidad individual, que sumado a la capacidad programable de estas y a la distribución por parte directa de los bancos centrales, las convierten potencialmente en una valiosa herramienta de control social, algo que ya está sucediendo en países como China. Lanzar repentinamente las CBDC podría generar rechazo en la sociedad, pero Bitcoin va allanando el terreno al introducir conceptos como el uso de billeteras o la trazabilidad de las transacciones, además de suponer el bypass perfecto desde el fin del efectivo hacia un sistema monetario digital controlado directamente por los bancos centrales y, por ende, los gobiernos. 

El creador de Bitcoin será siempre un gran misterio

La identidad de Satoshi Nakamoto probablemente nunca será revelada, y se mantendrá como uno de los grandes misterios de la era contemporánea. Permanecerá como la figura que dio pie al nacimiento de Bitcoin, y de ahí al impresionante ecosistema de activos criptográficos que no deja de evolucionar.

Lo que sí se irá desvelando es cómo la sociedad avanza hacia el impuesto modelo sin dinero en efectivo, y cómo los gobiernos se posicionan mediante la regulación e introducción de sus CBDC. Pero parece cada vez más claro que Bitcoin, y algunas criptomonedas con gran capitalización de mercado, jugarán un papel muy relevante en este proceso, y supondrán una opción atractiva de dinero descentralizado y reserva de valor.

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