La clave oculta de la salida de Alcaraz de Caixabank
El despido fue ejecutado sin previo aviso a instancias del consejero delegado Gonzalo Gortázar por decisión adoptada en el consejo de administración
Gonzalo Gortázar. | Europa Press
Juan Antonio Alcaraz, número tres de Caixabank hasta hace una semana escasa, se muestra todavía aturdido ante sus amigos y allegados por el modo y manera en que fue desposeído del cargo que ocupaba como director general de Negocio de la entidad fusionada con Bankia. El despido fue ejecutado sin previo aviso a instancias del consejero delegado Gonzalo Gortázar por decisión adoptada en el consejo de administración presidido el pasado martes día 10 por José Ignacio Goirigolzarri. Alcaraz fue informado acto seguido del acuerdo como un hecho consumado del máximo órgano de gobierno y que, como tal, debía ser formalizado y comunicado ipso facto con una compensación equivalente a dos anualidades para el interfecto.
La marcha forzada de Alcaraz fue autorizada, como no podía ser de otra manera, por Isidro Fainé, el verdadero factótum detrás de muchos de los movimientos corporativos de Caixabank, pues no en vano fue el paladín del acuerdo con Bankia y quien negoció directamente con la vicepresidenta Nadia Calviño el plácet del Gobierno a la operación. Fainé ha protegido a Alcaraz hasta que la situación con Gortázar se ha hecho insostenible dado el solapamiento en el desempeño de actividades. En medios financieros se había llegado a considerar la situación como si de una doble dirección se tratase, con el consiguiente menoscabo de liderazgo para el primer ejecutivo de la entidad.
El gobierno corporativo de los bancos constituye uno de los grandes tabúes en España, dado el afán del Banco Central Europeo (BCE) por asegurar una meridiana separación de poderes en la cúpula directiva de las entidades de crédito. En Caixabank los mejores oficios diplomáticos de Gorigolzarri se han complementado con las mayores dosis de cortesía institucional por parte de Gortázar hasta favorecer un clima de colaboración que satisface de largo los planteamientos del regulador de Fráncfort. La figura de Alcaraz suponía una zona de sombra que venía a ser la excepción a la regla hasta que Fainé ha decidido que la etapa del que fuera también su hombre fuerte en la antigua Caixa estaba ya del todo superada.
