EEUU ataca (de nuevo) a las criptomonedas
Los últimos movimientos regulatorios del gigante americano son criticados dentro y fuera de la industria criptográfica
En los últimos días se han producido dos movimientos que muestran la dirección que parece ir tomando el Gobierno estadounidense. Todo apunta a una incorporación de los activos criptográficos y sus servicios asociados en el tejido financiero tradicional, lo cual es un paso más en su adopción, pero con ciertas limitaciones y recelos. Entre los hechos sucedidos en las últimas jornadas, destaca la restricción en ofrecer servicios de staking por parte del exchange Kraken, o lo que es lo mismo, permitir que se remunere a los usuarios por bloquear un activo criptográfico a largo plazo.
Además, a esto se suma la reciente prohibición de emitir nueva criptomoneda estable de Binance, el BUSD, generada por la empresa Paxos. Cabe destacar que las medidas conciernen únicamente a las empresas que tengan sede en Estados Unidos, en este caso, Kraken y Paxos respectivamente, aunque pretenden establecer un precedente en la industria.
La SEC se opone al ‘staking’
El staking es una forma sencilla de generar ingresos pasivos por parte de los usuarios, ya que estos únicamente deben comprar una determinada criptomoneda y bloquearla para recibir una remuneración por ello. Esta compensación responde al apoyo de la red, y las nuevas monedas emitidas son parte del aumento de la base monetaria de esa criptodivisa. El proceso puede llevarse a cabo de dos maneras distintas: a través de una empresa centralizada, como el exchange Kraken, o mediante un protocolo descentralizado como Lido o Rocketpool. Con cualquiera de los dos, la promesa es un rendimiento a cambio de una pequeña tarifa pagada por estos servicios.
Ante esta forma de servicio financiero, La Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos o SEC por sus siglas en inglés, ha decidido el pasado jueves 9 de febrero sancionar a Kraken con una multa acordada de 30 millones de dólares en conceptos de «restitución, intereses de demora y sanciones civiles». Además, como consecuencia, el operador dejará de ofrecer su servicio de staking a los clientes estadounidenses. Según el regulador, Kraken desde el 2019 «promociona que su programa de inversión en staking ofrece una plataforma fácil de usar y beneficios que se derivan de los esfuerzos de Kraken en nombre de los inversores, incluidas las estrategias de Kraken para obtener retornos de inversión y pagos regulares».
Según Gurbir S. Grewal, director de la división de cumplimiento normativo de la SEC, «hoy hemos dado un paso más en la protección de los inversores minoristas cerrando este programa de apuestas de criptomonedas no registrado, a través del cual Kraken no solo ofrecía a los inversores rendimientos exorbitantes sin relación con ninguna realidad económica, sino que también se reservaba el derecho a no pagarles ningún rendimiento. Al mismo tiempo, no les proporcionó ninguna información sobre, entre otras cosas, su situación financiera y si tenía siquiera los medios para pagar los rendimientos comercializados en primer lugar».
Las medidas de la SEC levantan críticas
Como era de esperar, no han sido pocas las voces que se han alzado en contra de la medida, entendida como un desafortunado intento de acotar el avance de la industria, incluso por parte de la propia SEC. Hester Pierce, comisaria del regulador, ha expresado su rechazo ante la medida apuntando que «esta no es una forma ni justa ni eficiente de aplicar una regulación», y que además, «se cierra un programa (el servicio de staking) que ha ayudado a muchas personas».
Concretamente, en un largo comunicado, ha apuntado: «Hoy la SEC ha cerrado el programa de staking de Kraken y lo ha considerado una victoria para los inversores. No estoy de acuerdo y, por tanto, disiento. La Comisión argumenta que este programa de staking debería haberse registrado en la SEC como una oferta de valores. Se esté o no de acuerdo con ese análisis, la cuestión más fundamental es si el registro ante la SEC habría sido posible. En el clima actual, las ofertas relacionadas con las criptomonedas no están siendo registradas por la SEC. Una oferta como el servicio de staking en cuestión plantea una serie de cuestiones complicadas. Conocemos los programas de staking de criptomonedas desde hace mucho tiempo. Aunque puede que no haya cambiado nada, debería haber pedido que publicáramos directrices sobre las apuestas mucho antes».
Por si fuera poco, ha cerrado indicando que el regulador ha actuado de forma «partenalista y perezosa» y se ha «conformado» con una solución simplista: «No iniciar un proceso público para desarrollar un proceso de registro viable que proporcione información valiosa a los inversores, simplemente cerrarlo».
Si bien es cierto que las declaraciones de Pierce han sido las más claras y contundentes, también han habido numerosas menciones por parte varios profesionales de la industria criptográfica. Entre ellas, destacan las palabras de Brian Armstrong, director ejecutivo del intercambio de criptomonedas Coinbase, que además de aplaudir las palabras de Pierce, horas antes tuiteó: «Estamos escuchando rumores de que a la SEC le gustaría deshacerse del staking de criptomonedas en los Estados Unidos para los clientes minoristas. Espero que ese no sea el caso, ya que creo que sería un camino terrible para los Estados Unidos si se permitiera que eso sucediera».
La SEC vuelve a la carga contra las monedas estables
Si la semana pasada terminaba con la SEC cargando contra el staking centralizado y removiendo la opinión pública sobre lo que debe o no ser regulado en entorno criptográfico, la presente semana se ha abierto con un nuevo hilo de debate. En esta ocasión, el regulador estadounidense ha decidido prohibir a la empresa Paxos Trust Company seguir emitiendo la moneda estable BUSD. Esta criptomoneda es un activo digital cuyo precio representa al del dólar en una relación 1:1, y es un activo financiero producido para Binance; de hecho, BUSD responde a Binance US Dollar. Cabe destacar que Paxos es una empresa domiciliada en EEUU, auditada y con probadas existencias de dólares estadounidenses para avalar la emisión de cada nuevo BUSD, por lo que no existe un riesgo financiero como sí lo hubo en la caída de Terra el pasado mayo.
En este caso, el pasado 13 de febrero la SEC emitió un aviso a Paxos alegando que BUSD es un security o valor no registrado. Además, el mismo día, el Departamento de Servicios Financieros de Nueva York (NYDFS) ordenó a Paxos detener la emisión de la criptomoneda. La base de la petición se sustenta argumentando que la moneda estable debe considerarse un security, o lo que es lo mismo, un activo de inversión, por lo que debe estar bajo el marco regulatorio de la SEC. Cabe destacar que en territorio europeo la regulación sí deja operar plenamente con este tipo de activos, ya que prevé normalizar su utilización mediante la ley MiCA. Esta ley está pensada precisamente para evitar prohibiciones cautelares como la impuesta por la SEC, la cual, como no podía ser de otra forma, ha sido recibidas con una lluvia de críticas por parte de la industria criptográfica. De hecho, las quejas por parte incluso de abogados achacan que es mucho más complejo el catalogar a una criptomoneda estable como security y que la medida de la SEC es de nuevo apresurada e injustificadamente restrictiva.
Sea como sea, EEUU parece estar intentando acotar el uso de algunos servicios y productos de criptomonedas, o quizás ralentizarlos mientras trabaja en el desarrollo de su propia criptomoneda nacional en forma de dólar digital. Cabe destacar que es una particular forma de allanar su uso, ya que paralelamente están abriendo vías de comercialización para las criptomonedas mediante inversores institucionales y gigantes financieros tradicionales. En cualquier caso, el inversor particular, incluso estadounidense, puede seguir haciendo uso de criptomonedas estables y accediendo a servicios de staking mediante infinidad de herramientas descentralizadas, ajenas a un coto territorial. Lo que queda claro es que la polémica está servida, una vez más.