Preocupación por el posible impulso de Digi a lomos de Orange-MásMóvil
Telefónica y Vodafone temen que el operador ‘low cost’ se quede con parte de los activos que tenga que vender la compañía fusionada
La decisión de la comisaria europea Margrethe Vestager de investigar a fondo el acuerdo de fusión entre Orange y MásMóvil ha revuelto el sector de las ‘telecos’, que había apostado por una rápida autorización de Bruselas. En Telefónica, por ejemplo, se teme que ahora las concesiones (remedies en el argot comunitario) que exijan las autoridades europeas supongan un evidente impulso a los operadores de bajo coste que pululan por el mercado español con ofertas mucho más baratas para los clientes.
La fusión de casi 19.000 millones de euros entre la filial francesa y el considerado como cuarto operador de ‘telecos’ conduce, de entrada, a la creación de un líder incontestable en el mercado nacional tanto en clientes de banda ancha como en telefonía móvil. El refuerzo de un competidor de máximo nivel no es, sin embargo, la mayor preocupación de Telefónica que, por otra parte, se beneficia de la desaparición de uno de sus grandes rivales, de manera que el sector queda concentrado en tres grandes bajo el predominio histórico de la empresa heredera del antiguo monopolio.
El problema se plantea a partir de la venta de activos que necesariamente tendrá que afrontar la compañía resultante de la fusión para satisfacer los requerimientos de Bruselas. El detalle se conocerá después del verano una vez cumplimentado el programa de investigación, que tiene un plazo de 90 días. Los expertos en materia de Competencia están convencidos de que Orange y MásMóvil tendrán que poner en almoneda sus bandas de frecuencias más altas, superiores a los 2.000 megahercios (MHz), así como una buena parte de su red de fibra óptica.
Es precisamente el destino de estas últimas infraestructuras de más valor añadido lo que preocupa a Telefónica y también a Vodafone. Las dos grandes ‘telecos’ se estaban frotando la manos con la eliminación del cuarto operador que inicialmente parecía abocado a convertirse en convidado de piedra dentro del mercado nacional pero que, a la postre, se transformó de la mano de MásMóvil en un rival de tomo y lomo. La irrefrenable expansión guiada por Meinrad Spenger convirtió a la antigua marca virtual en un gigante capaz de sentarse a la mesa donde comen Telefónica, Vodafone y Orange. El acuerdo con este último ha sido el colofón de un proceso que parecía calmar las aguas de un oligopolio que siempre ha tratado de cerrar las puertas a la incorporación de un cuarto en discordia.
Un nuevo ‘Maverick’
La situación se complica ahora sobremanera a partir de la entrada en escena de la Comisión Europea, que está orientada a impulsar la competencia en los diferentes Estados miembros mediante la configuración del llamado ‘Maverick’, una empresa de carácter disruptivo con pretensiones de romper el mercado mediante ofertas mucho más accesibles para los usuarios. Eso era MásMóvil en sus orígenes y ese es el objetivo explícito de Digi, el operador rumano que ha conseguido alcanzar cerca de cinco millones de clientes en nuestro país.
Mediante una política comercial low cost, Digi ha tomado el testigo de MásMóvil y se ha erigido en la máxima preocupación para Telefónica, más si cabe después de la subida de precios con que Movistar ha ‘saludado’ el nuevo año. Digi opera hasta ahora sobre la red de Telefónica pero tiene ahora una oportunidad inmejorable para adquirir los activos que salgan a la venta tras la fusión de Orange y MásMóvil. Es previsible que el supuesto ‘enano’, cada vez más desarrollado, termine por sacar pecho comprando a precio de saldo una infraestructura propia que haría imparable su crecimiento en España.
El objetivo de Telefónica y Vodafone consiste ahora en evitar a toda costa esta amenaza o, cuando menos, en forzar la máquina para que las concesiones que tenga que efectuar la empresa fusionada no le salgan gratis a Digi. Las presiones se harán sentir más pronto que tarde en la CNMC que, lógicamente y en previsión de lo que pueda ocurrir, ha solicitado a Bruselas su intervención administrativa para vigilar el desenlace de los acuerdos entre Orange y MásMóvil.