Las empresas lácteas tendrán que pagar entre 1.650 y 2.000 euros más a sus trabajadores
La Audiencia Nacional ha condenado a la patronal a pagar a los trabajadores del sector el incremento salarial pendiente por incumplir la revisión del convenio
La Audiencia Nacional ha condenado a la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) a pagar a los trabajadores del sector el incremento salarial pendiente por incumplir la revisión del Convenio Colectivo Estatal de Industrias Lácteas. El texto regula las condiciones laborales de las 30.000 personas que están empleadas en las doscientas empresas que forman parte del sector.
Tras una demanda interpuesta por Comisiones Obreras, la sentencia de la Sala de lo Social del 5 de junio, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, obliga a FeNIL a abonar la subida salarial que les corresponde según lo aprobado en el convenio colectivo. El fallo estima así las pretensiones de este sindicato.
Las tablas de 2022 deben recoger un incremento del 7,2% (5,7% correspondiente al IPC real, más un 1,5% pactado) y las provisionales de este año otro 2,5%, según la sentencia. Además, las empresas tendrán que abonar atrasos del 2,5% por todo el año 2022. Con estas cifras, para la categoría más baja de producción del sector, la de operador, la subida supondría cobrar 1.650 euros más al año, según aseguran a este diario fuentes sindicales. Mientras, los especialistas del sector ganarían con la subida cerca de dos mil euros más al año.
La sentencia, sobre la que cabe recurso por parte de la patronal al Tribunal Supremo, considera probado que la asociación empresarial demandada no ha aplicado el citado incremento del 5,7%, al no haberse alcanzado un acuerdo con la representación legal de los trabajadores acerca de cómo impactar ese porcentaje.
FeNIL estudia la sentencia
La patronal está compuesta por 60 empresas que transforman el 95% de la leche producida en España. En este momento, según confirman fuentes de FeNIL a THE OBJECTIVE, los expertos laborales de esta asociación están estudiando qué pasos dar. Entre estas 60 empresas se encuentran marcas reconocidas del sector como Pascual, Danone, Kaiku, Nestlé o García Baquero.
Según describen en su página web, FeNIL es el interlocutor de referencia y actúa como un instrumento de cohesión de fabricantes, tanto a nivel nacional como internacional, de leche líquida, quesos, yogures y postres lácteos frescos, leche concentrada, en polvo y mantequilla y derivados lácteos de larga duración.
Los sindicatos esperan que se cumpla
Por su parte, CCOO confía en que la «claridad y la rotundidad de la sentencia» lleve a que la patronal finalmente «asuma que tiene que cumplir con lo pactado». El sindicato espera que la patronal firme de forma urgente las tablas salariales en los términos acordados. «La Federación Nacional de Industrias Lácteas cuestionó el incremento porque entendía que era muy elevado», asegura CCOO en un comunicado.
Para ellos, «la subida salarial es la que es» ya que es «la que acordaron las dos partes durante la negociación del convenio colectivo». Por ello, consideran que hay que cumplir con la subida «al igual que todos los días cumplen en su trabajo las personas trabajadoras del sector», añaden.
Difícil momento para el sector
La industria láctea española no pasa por su mejor momento. Antes de dispararse la inflación el año pasado, su situación ya era compleja. Sin embargo, el incremento de los costes para los ganaderos se incrementó tras la invasión de Rusia a Ucrania. El aumento en los precios de los piensos y de la energía ha asfixiado a muchos ganaderos. Tanto es así que desde marzo del año pasado muchos se han visto obligados a sacrificar vacas al no poder cubrir los costes de producción con los precios a los que venden la leche.
A inicios de este año, el director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), Luis Calabozo, aseguraba en una entrevista a Efe que la industria láctea española pasa por una situación «especialmente grave» tras un 2022 en el que perdió «músculo financiero» por la crisis de costes. De hecho, muchas pymes han ralentizando su producción a la espera de que el 2023 fuese algo menos complicado que el año pasado. Sin embargo, el sector no es optimista. Se trata de un sector compuesto mayoritariamente (el 99 %) por pequeñas y medianas empresas, algunas de las cuales ya no han aguantado y han dejado de producir temporalmente o están reduciendo su actividad.