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Capital sin reservas

El récord de Sánchez que amenaza a Feijóo

Desde la consolidación democrática con la victoria socialista de 1982 ningún presidente del Gobierno ha durado en el cargo más tiempo que su antecesor 

El récord de Sánchez que amenaza a Feijóo

Feijóo será recibido con honores pero el beneficio de la duda se disipará ante los ataques por tierra, mar y aire que pronto recibirá tanto en el Parlamento como desde la calle.  | Europa Press

Entre las múltiples cábalas que depara la convocatoria exprés del 23-J existe una que, aunque pueda resultar anecdótica, no deja de tener una interesante lectura para comprender el estado de ansiedad que domina también en los cuarteles generales de Génova ante la inminente llegada a Moncloa de Alberto Núñez Feijóo. Recuerdan con tino en los aledaños del Partido Popular que tras la victoria del PSOE en 1982 ninguno de los presidentes investidos por el Parlamento ha aguantado en el poder más tiempo que su antecesor. Felipe González extendió sus mandatos durante 13 años largos, Aznar lo hizo en ocho, Zapatero se mantuvo siete años y ocho meses y Rajoy no llegó a los seis y medio. Salvo mejor opinión de Tezanos, todo hace indicar que ahora Pedro Sánchez batirá el récord y entregará las llaves de Palacio después de un lustro escaso en el Gobierno

La conjetura no debe entenderse como un ejercicio de desconfianza ante la capacidad del actual líder de la oposición para asumir el vuelco político que teóricamente reclama la mayor parte del pueblo español, pero sí refleja el temor ante las circunstancias complejas de una legislatura que se presenta como un campo minado para la gestión administrativa del aparato del Estado. El erial institucional que dejará como legado la coalición social comunista se conjuga dentro de un marco de crispación que será muy difícil de soportar ante el instinto de revancha de los perdedores y la incertidumbre de obtener una mayoría estable que permita gobernar enteramente con manos libres. Feijóo será recibido con honores pero el beneficio de la duda se disipará ante los ataques por tierra, mar y aire que pronto recibirá tanto en el Parlamento como desde la calle

La maquinaria de agitación y propaganda se ha puesto en marcha desde el mismo momento en que Pedro Sánchez lanzó su órdago electoral tras la debacle del 28-M. El líder socialista trata de economizar los daños de su eventual derrota dejando un escenario de tierra quemada que facilite la reubicación del PSOE en una trinchera de oposición para afrontar una legislatura de connotaciones guerracivilistas. El PP sabe que el nuevo Frente Popular de izquierdas no va dejar ni un instante de resuello y ha recogido el guante de hierro convencido de que la mejor defensa es un buen ataque. Feijóo no quiere amedrentarse y ha replicado a las invectivas de su rival con el anuncio de una auditoría sobre la herencia envenenada de unas cuentas públicas que han de condicionar el sino de la política económica durante los próximos cuatro años

Un ‘forensic’ minucioso del gasto público 

El futuro Gobierno sabe que para derogar el sanchismo lo primero que tiene que hacer es erradicar el tezanismo. La regeneración de la vida pública, al margen de los bienaventurados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pasa necesariamente por recuperar la credibilidad de los principales indicadores estadísticos que conforman la realidad socioeconómica de cara a la adopción de las grandes decisiones políticas. La deformación de estas variables ha impedido un análisis efectivo con bases homogéneas de comparación que permitan descifrar la evolución del país, su situación actual y sus perspectivas de futuro. Más que una verificación al uso de los estados financieros que presenta España SA, lo que ahora se requiere es un forensic minucioso del gasto público hasta el último céntimo que determine los parámetros de una reforma fiscal en línea con los preceptos que establece la sacro-santa Unión Europea. 

«El PP se plantea una prórroga de Presupuestos para dar tiempo a un forensic de las cuentas públicas que permita abordar una reforma fiscal centrada en el ajuste de los gastos del Estado»

Feijóo no puede lanzarse por la tremenda como hizo Mariano Rajoy, que se estrenó al frente del país sacándose de la manga aquel célebre recargo temporal solidario del IRPF justificado por el déficit encubierto que encontró bajo las alfombras de Zapatero. Es conveniente que el presidente del PP tampoco caiga en la tentación de separar en sendos departamentos estancos al Ministerio de Economía y al Ministerio de Hacienda. Si por razones funcionales se viera abocado a ello lo más lógico sería disponer de un vicepresidente que no se conforme con actuar como primus inter pares, sino que esté dispuesto a ejercer su liderazgo en el Consejo de Ministros con el respaldo permanente del jefe del Ejecutivo y con autoridad responsable para controlar al conjunto de los diferentes centros de coste ministeriales

La identidad del futuro comandante en jefe de la política económica constituye un aspecto prioritario de cara a la formación de un eventual Gobierno del PP. Una incógnita que Feijóo despejará en los próximos días pero que no quiere consultar ni con la almohada no vaya a ser que algún sabidillo deje a su candidato convertido en pavesa antes de tiempo. Mientras tanto, su fiel escudero Juan Bravo echa horas extras pergeñando las ideas generales de la hoja de ruta que conduce al poder con un sinfín de sherpas encantados de desbrozar el camino. Entre los ayudantes más adeptos a la causa destacan por encima de todo expertos fiscales como, entre otros, el exsecretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre, y la directora de Asuntos Corporativos y Legales de Altadis, Rocío Ingelmo, lo que da una idea de la trascendencia que la formación conservadora concede a la revisión estructural de la Hacienda Pública, sin duda alguna la piedra angular de todo el programa económico

Prórroga de Presupuestos en 2024 

El adelanto de los comicios ha obligado a cambiar la agenda que el presidente del PP había previsto con el fin de que sus colaboradores se llevaran los deberes de vacaciones y volvieran en septiembre con las pilas puestas para ultimar una estrategia electoral lo más completa posible, atendiendo a todos los grandes aspectos del debate público. Ahora se impone una concentración de esfuerzos en los asuntos que más afectan al bolsillo de los ciudadanos y es ahí donde Feijóo quiere elaborar una propuesta de ajustes y reformas que, esta vez en serio, ataque de raíz el mastodóntico gasto de las Administraciones Públicas. El ejercicio de agudeza intelectual que condensa estos días la tarea del equipo económico en la sede de Génova consiste en asegurar la consolidación fiscal sin mayores vueltas impositivas de tuerca que generen nuevas extracciones de rentas al conjunto de los españoles

El desafío puede marcar una época en la redefinición del Estado de las Autonomías, lo que viniendo de un presidente regional de rancio abolengo podría sonar a música celestial. La verosimilitud de tamaño empeño se ampara en las más estrictas reglas fiscales que Bruselas va a imponer en toda Europa a partir de 2024 y a las que está dedicada en cuerpo y alma, ahora sí, Nadia Calviño. No sería extraño que el Ejecutivo que resulte de las urnas tratase de ganar tiempo con una prórroga presupuestaria que le permita sondear el terreno el año que viene antes de lanzarse por la pendiente de lo que se considera una ‘cura de caballo’ de todo el sector público. Soraya Sáenz de Santamaría ya lo intentó en su día con el fallido proyecto CORA. Pero ahora no queda otra que pasar de las musas al teatro porque de lo contrario el récord de Sánchez se convertirá en una amenaza latente para Feijóo. Advertido queda; ningún presidente duró en el cargo más que su antecesor. 

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