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Economía

Dos millonarios locales made in USA se disputan la NBA

Stan Kroenke y Micky Arison, dueños de los Denver Nuggets y los Miami Heat, representan lo contrario que el capital extranjero que protagonizó la final de la Champions

Dos millonarios locales made in USA se disputan la NBA

Stanley Kroenke. | Jevone Moore (Europa Press)

Esta noche se podría decidir cuál es el mejor equipo de baloncesto del mundo. Los Denver Nuggets ganan a los Miami Heat por 3-1 el playoff final (al mejor de siete partidos) de la NBA. En la época del dinero global, acabamos de presenciar la final del equivalente futbolístico, la Champions League, entre los petrodólares de un jeque emiratí, dueño del Manchester City, y el capital comunista del hijo de un magnate chino, dueño del Inter de Milán. En la NBA (de momento) la cosa es diferente.

Los dueños de los equipos que se disputan el trono son millonarios, sí (qué remedio), con negocios familiares, también… pero locales. 

Nicolás Pan-Montojo ya diseccionó con detalle los aspectos deportivos y más o menos guerrilleros del enfrentamiento, con esa rencilla Jokic-Morris añadiendo picante, si cabe, a la peripecia. Aquí vamos a hacer otro tanto con el perfil financiero de la batalla, protagonizado por dos púgiles muy interesantes. 

Micky Arison preside Carnival, el operador de cruceros más grande del mundo, fundado por su padre, Ted, en Miami. Tiene 73 años y, según Forbes, 6.400 millones de dólares. Se compró los Heat en 1995 por 32,5 millones de dólares. Según Sportico, hoy valen 3.200 millones. La inflación, ya se sabe.

Stan Kroenke es un tipo listo que hizo un excelente matrimonio, se forró con el real state  y gestiona como nadie el negocio deportivo: el de los Denver Nuggets, que compró en el año 2000 por 450 millones de dólares y hoy están valorados en 2.130 millones, es el penúltimo de muchos éxitos en panoramas muy distintos. Tiene dos años y 6.500 millones más que Arison, según la correspondiente ficha de Forbes.   

Arison nació testimonialmente en Tel Aviv, la capital del por entonces recién creado estado de Israel, pero su padre se lo llevó a Miami cuando aún era un tierno infante. Allí papá creó su propio emporio del ocio marítimo tras pelearse con su socio, el magnate naviero noruego Knut Kloster. El paralelismo con los últimos episodios de Succession no deja de tener su gracia. 

El pequeño Nick aprendió a defenderse en el mundo de los negocios y, con solo 30 años, ya era el CEO de la compañía familiar. En 2013 dejó los trastos a Arnold W. Donald y se quedó con el cargo de presidente, más pintón y con más tiempo libre para dedicarse, entre otras cosas, a su gran pasión: los Miami Heat. 

Cuando los compró, a mediados de los prósperos años 90, los Heat eran un equipo sin tradición, creado menos de una década antes. Arison Jr. lo tuvo claro. Contrató al que más sabía del tema, Pat Riley, y le dio plenos poderes nombrándolo presidente y entrenador. Riley cumplió fichando a tipos como Alonzo Mourning y Tim Hardaway. Los Heat se convirtieron en un equipo ganador y solo la omnipresencia de los Bulls de Jordan le impidieron llegar más lejos. 

Tras un periodo de barbecho, el calor de Miami siguió atrayendo (Wade, O’Neal…) hasta la apoteosis del fichaje de Lebron James en 2010. Tras cuatro finales seguidas y dos títulos, llegó otra reconstrucción, que, a la vista de los hechos más recientes, ha vuelto a demostrar la pericia casi esotérica del ya vetusto Pat Riley: 78 años y sin ficha Forbes, pero conocido por encargar camisas a medida en Savile Row y vestir trajes de Giorgio Armani.    

Lo va a tener difícil contra el equipo que ha armado Stan Kroenke en Denver. Kroenke nació a la vida misma en Misuri, o sea, el Midwest: la América profunda. Pero nació al amor y los negocios en Colorado.

La fábrica americana de mitos quiere verlo de chaval barreiendo el suelo de un almacén de madera en su Misuri natal, pero lo cierto es que el almacén pertenecía a la Mora Lumber Company, que a su vez pertenecía a su padre.

El joven Stan fue creciendo en sabiduría y juicio. Se sacó su título y MBA correspondiente en la apañada University of Missouri (la 121 en los rankings de EEUU, nada de Ivy League) y le fue cogiendo el gustillo al negocio inmobiliario. 

Hasta que la chispa del amor lo catapultó a cotas más altas en las altas cotas del estado de Colorado, donde sus Denver Nuggets (hermosa justicia poética) están a punto de campeonar. A los 27 años, en un viaje de esquí (aprovecharía algún descanso en su trabajo de barrendero) en la muy exclusiva localidad de Aspen, conoció a su futura esposa, Ann Walton, a la sazón heredera del fundador de Walmart, con una fortuna valorada por Forbes en 9.100 millones de dólares. 

Una década después, Kroenke fundó el grupo que lleva su nombre, dedicado al pelotazo inmobiliario y con un gusto especial por montar centros comerciales cerca de las tiendas Walmart, omnipresentes en EEUU. Romántico gesto prolongado por su amor al deporte (recordemos que el esquí le cambió la vida), que lo ha llevado a comprar varios equipos de los principales deportes estadounidenses e incluso una de las mayores joyas inglesas. 

Esta última afición no se le da nada mal. El año pasado sus equipos ganaron la Super Bowl de fútbol americano (Los Angeles Rams), la Copa Stanley de hockey sobre hielo (Colorado Avalanche) y el campeonato de lacrosse (Colorado Mammoth), suponemos que por diversificar… En Colorado también posee, además de los prometedores Nuggets, los Colorado Rapids de la MLS, la liga de (nuestro) fútbol a la que se acaba de ir Messi (a Miami, precisamente).

Su capacidad ganadora le debe bastante, también hay que decirlo, a la extensión de su apuesta, que incluye al Arsenal F.C., segundo este año en la Premier League, y los equipos de esports Los Angeles Gladiators y Los Angeles Guerrillas. 

En definitiva, parece que la economía estadounidense tiene todavía fuelle como para proporcionar sus propios magnates locales ávidos de gloria deportiva. Aunque, ojo, ya comentamos por aquí cómo planean los fondos soberanos sobre la NBA. Menos de un mes después de aquello, nos encontramos noticias como la del acuerdo de ADQ, un holding de inversiones con sede en Abu Dabi, con la NBA para convertirse en el socio organizador de los partidos de pretemporada que se van a disputar este año en la ciudad, no muy conocida hasta ahora por su pasión baloncestística… 

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