El metaverso sobrevive a su propio 'hype'
Pese al cambio de parecer de Zuckerberg y al aparente desinterés del ‘venture capital’, las ‘startups’ especializadas en mundos virtuales siguen creciendo
A comienzos de mayo, un artículo en Business Insider proclamaba a bombo y platillo la defunción del metaverso. Se alegaba la paralización de proyectos ad hoc en gigantes como Meta (que cambió su nombre para prender la mecha del hype), Microsoft, Disney o Walmart y se añadía que los ojos del venture capital tenían una musa más hermosa, la inteligencia artificial generativa.
Mark Zuckerberg quiso convencer al mundo tech de que había destapado la verdadera nueva gran revolución. El rebautismo de Facebook era una prueba contundente de su fe. La consultora Gartner respaldó su profecía: anticipaba que en 2026 una cuarta parte de la población invertiría al menos una hora al día en esta infinita galaxia virtual.
El viento soplaba a favor y los especuladores lanzaron sus dados: criptomonedas, terrenos virtuales y promesas de afluencias masivas de usuarios coparon un tablero donde todo el mundo quería ganancias. Y, de repente, ChatGPT pasó al primer plano, los fondos de EEUU anunciaron su conversión masiva y de debajo de las piedras brotaron especialistas en IA.
La realidad, apunta Gorka Lorenzo, CEO de Aglaya Virtual, es que «tras el boom la pelota ha bajado al piso y los ingresos se mantienen. Las startups con una buena base tecnológica, como es nuestro caso, siguen funcionando y comercializando sus soluciones».
¿Qué soluciones? Por ejemplo, herramientas para que empresas del ramo industrial celebren reuniones internacionales a distancia con opciones de interacción mucho más sofisticadas que Zoom; aulas como la que permite a la UCAM impartir clases con acceso a instrumentos musicales que no caben en el aula física; parques de atracciones para niños (Spikeland); y congresos de salud o visitas a la ópera (Uttopion).
«Lo que prometió Zuckerberg tardará en llegar porque, tal y como recuerda Intel, para que la experiencia sea verdaderamente increíble son necesarios ordenadores 1.000 veces más potentes que los actuales», explica Lorenzo. El parón actual de inversiones en el metaverso entre los colosos tecnológicos retrasará la eclosión. «Esta ralentización no es una derrota: ha echado a los especuladores y trae a clientes con las ideas más claras».
Una ciudad de píxeles
Uttopion, la startup cofundada por Soraya Cadalso, ha desplegado «un plan urbanístico» en torno a un millar de escenas. La tasa de ocupación ronda el 70% entre alquiler de espacios, venta y coexplotación junto a empresas y marcas. «Este proyecto suma tres años y genera un valor añadido en la monetización del entorno virtual. Los que no dependíamos del hype continuamos cerrando acuerdos y creciendo. Lo importante es tener una visión clara y un plan de innovación. Más que una crisis, el metaverso atraviesa una evolución».
El trampolín de la Manzana
Apple presentó hace unos días sus primeras gafas de realidad aumentada, un dispositivo más caro pero también más redondo y sofisticado que las Meta Quest 2, orientadas a la realidad virtual. «Si hay en el planeta una compañía capaz de provocar un punto de inflexión en el mercado, ésa es Apple», opina Christian Rodríguez, CEO de Mutter Ventures, brazo instigador e inversor de Spikeland.
«El concepto que ellos proponen es una suerte de realidad mixta. Frente a la realidad virtual y la agresividad de un espacio totalmente diferente, han creado un entorno donde ves el lugar físico y superpones la capa ficticia», prosigue. «En dos años, estas gafas se venderán a 1.000 euros en vez de a 3.500 y su popularidad crecerá. El éxito del metaverso depende del hardware, los precios, la comunidad y la voluntad inequívoca del mercado».
Denle más tiempo al muerto. Tal vez incluso resucite.