El regreso de los contratos cerilla
¿Cómo es posible que hayamos sumado un millón de afiliados y las horas efectivas trabajadas se mantengan?
La semana pasada salieron los datos de la Seguridad Social y el Gobierno insistió en que, gracias a la reforma de Yolanda Díaz, se ha producido un progreso «extraordinario» en la lucha contra la precariedad.
Ese progreso suscita, sin embargo, algunas dudas. El sindicato USO señala que para incrementar en 495.000 las afiliaciones han hecho falta 11,5 millones de contratos, es decir, casi 24 contratos por cabeza. «¿Cuánto duran esos contratos?», se pregunta el sindicato, y alerta del peligro de que volvamos a los «contratos cerilla», que son esos contratos que «se consumen al día siguiente de usarlos».
Tampoco cuadran los números cuando se miran las horas efectivas trabajadas.
En el segundo trimestre de 2019, con 19,5 millones de afiliados, se contabilizaron 646.000 millones de horas efectivas trabajadas.
Cuatro años después, en el segundo trimestre de 2023, con un millón más de afiliados, se contabilizaban 670.000 millones de horas efectivas trabajadas.
¿Cómo es posible que hayamos sumado a la Seguridad Social un millón más de afiliados y las horas efectivas trabajadas se mantengan prácticamente en el mismo nivel? ¿A qué se dedica ese millón nuevo de afiliados? ¿No será que el Gobierno utiliza la expresión «empleo de calidad» en un sentido distinto al habitual?
El profesor del IESE Javier Díaz-Giménez y el corresponsal económico de EL LIBERAL / THE OBJECTIVE, Miguel Ors Villarejo, debaten sobre ello en esta nueva entrega de El gris importa.
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