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El impuesto de Sánchez impide a la banca batir la rentabilidad exigida por los inversores

Sin el gravamen, las entidades en España habrían rozado retornos cercanos al 14% reclamados por el mercado

El impuesto de Sánchez impide a la banca batir la rentabilidad exigida por los inversores

Los presidentes de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri; de Santander, Ana Botín; y de BBVA, Carlos Torres | Efe

El impuesto especial del Gobierno está impidiendo a la banca en España alcanzar la rentabilidad exigida por los inversores. Unos retornos que cada vez son mayores y que, pese a la subida de los tipos de interés y el récord de beneficios, el sector no ha logrado batir por tasa extraordinaria, pese a la mejora experimentada en el último año y medio gracias a la escalada del precio del dinero por parte del BCE.

La rentabilidad de las entidades en nuestro país ha avanzado de media hasta el 12,3%, el nivel más elevado desde 2009, según los datos recopilados por THE OBJECTIVE. Este porcentaje, pese al aumento, es insuficiente para cubrir el coste de capital que reivindica el mercado y que no para de ascender, ya que en la actualidad se encuentra en torno al 14% para los grandes grupos y algo inferiores para los de menor tamaño en función de sus riesgos.

Sin el gravamen extraordinario aprobado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, la banca podría haber rozado o batido dicha petición, en un momento en el que empieza a haber dudas sobre el sostenimiento de la rentabilidad en 2024, una vez el impacto de los tipos de interés decaigan y la morosidad pueda golpear de lleno al sistema financiero, ya que podrían haber añadido un retorno 1,3 puntos porcentuales aproximadamente.

El impuesto del Gobierno, que ha sido recurrido en los tribunales por los bancos afectados, ha restado a sus ingresos y beneficios unos 1.400 millones de euros, que hubieran sido claves para que el conjunto fuera rentable a juicio del mercado. Esta variable es esencial porque, principalmente, aquellos que más rentabilidad obtienen cuentan con mayores facilidades de encontrar fondos entre los inversores en caso de necesidad. Y es vital también para la confianza y la evolución de la cotización en Bolsa.

El negocio exterior de la banca, puntal de los grandes grupos

Solo la banca que opera en otros países, a través de los negocios de sus filiales extranjeras, está consiguiendo superar el retorno de capital que se reclama. Así, BBVA ofrece un 17%, según señaló el banco consejero delegado, Onur Genç, este lunes, durante su participación en unas jornadas de KPMG y Expansión, mientras que el Santander da en torno a un 15%, de acuerdo con las palabras de su número dos, Héctor Grisi, en el mismo encuentro.

Otros bancos, en cambio, tienen este ratio por debajo y entre sus aspiraciones está acercarse todo lo que puedan a los niveles que reclaman. Ibercaja espera llegar a un 9%, muy por debajo, pese al incremento de sus beneficios; y el Sabadell prevé elevarlo lo máximo posible.

La banca en España registró unas ganancias de 12.608 millones en el primer semestre del año, lo que supone un 44% más que en el mismo periodo de 2022 gracias al empuje de los ingresos y pese al coste de la tasa impuesta por Sánchez al sector. Con ello la rentabilidad ha avanzado 4,3 puntos porcentuales, según los datos del Banco de España.

Este incremento puede que no sea sostenible en el corto plazo, por lo que el BCE está alertando a las entidades para que mantengan la prudencia en el reparto de sus dividendos. A juicio del vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, la rentabilidad de la banca puede que sea un «espejismo», que aventura una bajada de la misma para el próximo ejercicio.

Hay que tener en cuenta que el organismo ha llevado a cabo todas las subidas de los tipos de interés y que es muy probable que a partir de junio de 2024 inicie la bajada para dinamizar la economía una vez esté controlada la inflación. Además, la banca tendrá que llevar a cabo mayores provisiones por el alza de los impagos.

Por el momento, la morosidad se mantiene a raya y solo en el segmento de las hipotecas ha dado un primer aviso. La banca confía en que las insolvencias no repunte sustancialmente y esperan no tener que hacer grandes esfuerzos en dotaciones, ya que aún disponen del colchón que crearon en la pandemia, al no haber sido utilizando ante la falta de problemas.

Otro factor que drenará la rentabilidad es el aumento de los costes, tanto financieros como no financieros. Los puramente operativos se han desbocado ya, con crecimientos del 12%, y los segundos podrían hacerlo si finalmente las entidades entran en una lucha por los depósitos con unas remuneraciones mucho más elevadas a las actuales ante las quejas de los reguladores, el Gobierno y los clientes.

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