Ribera fracasa con el lanzamiento de su primer gran contrato de biometano en España
Solo se presentó una única empresa que no cumplía con los requisitos técnicos del Ministerio
El Ministerio de Transición Ecológica, a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), ha fracasado en la adjudicación de su primer gran contrato de biometano en España. Se trata de las primeras investigaciones por parte del Ejecutivo para el lanzamiento de un gas cien por cien renovable donde nuestro país está llamado -según los expertos- a ser uno de sus principales productores del mundo en los próximos años.
El contrato sirve, según se desprende del documento al que ha tenido acceso este periódico, para la «prestación de un servicio de asistencia técnica para la realización de estudios de prefactibilidad de proyectos de biometano en transporte para el cumplimiento de las medidas de la hoja de ruta del biogás». El valor estimado del contrato es de 716.382 euros. El periodo de duración del contrato será de 30 meses (dos años y medio) sin posibilidad de prórroga.
La única empresa que se presentó, desde que se anunció la licitación el pasado 2 de julio, fue Genia Bioenergy. Sin embargo, la licitación quedó desierta. Así lo justificó el Ministerio: «Atendiendo a lo expuesto, se propone al órgano de contratación la exclusión de la propuesta de la Genia Bioenergy por incumplimiento de las prescripciones técnicas, proponiéndose igualmente declarar desierta la licitación al no existir ofertas que sean admisibles de acuerdo con los criterios que figuran en el pliego».
Genia Bioenergy es una compañía valenciana especializada en gases renovables, entre los que destaca el biometano. De hecho, el pasado mes de febrero se conoció que había llegado a un acuerdo con la empresa participada por el Estado, Enagás Renovable, para presentar una plataforma ‘The Green Vector‘ e impulsar el biometano en España. En concreto preveían desplegar «al menos 10 plantas de producción de biometano hasta el año 2030».
Durante esa presentación estuvo Antón Martínez, director general de Enagás Renovable, y Gabriel Butler, director general de Genia Bioenergía, acompañados por Joan Groizard, director general del IDAE, y Naiara Ortiz, secretaria general de Sedigas. Según los datos que maneja la empresa participada por el Estado, existen en Europa unas 800 plantas que inyectan biometano a la red de distribución y más de 19.000 que producen biogás para consumo propio o cogeneración.
Las dos compañías ya anunciaron en noviembre de 2021 la construcción de una planta de biometano en Vencillón (Huesca), cuyo inicio de construcción está previsto para 2024 y con una inversión estimada de más de 15 millones de euros. En noviembre de 2022 se anunció la construcción de una planta de biometano en Lugo. Existen otras dos plantas programadas en Valencia y otra en Albacete.
El IDAE recurrió a la subcontratación por no contar con medios suficientes. «No disponemos de los medios ni humanos ni técnicos para la realización de los estudios de prefactibilidad objeto del contrato. En relación con el equipo humano, se requiere un equipo multidisciplinar de especialistas en bioenergía, con un conocimiento profundo de los trabajos a realizar y el IDAE no dispone del equipo que pueda abordar los trabajos, ni en número ni con experiencia acreditable en el desarrollo de trabajos similares».
El biometano es un gas combustible con una elevada concentración de metano. Su poder energético es muy similar al del gas natural, por lo que puede utilizarse para los mismos usos (para producción de energía eléctrica o para la calefacción y el transporte). Las tres características que destaca el Ministerio son que es 100% renovable, su contribución al desarrollo de la economía circular como alternativa sostenible al tratamiento de residuos y que favorece a la transición energética al constituir un sistema energético descarbonizado.
En un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) se asegura que el principal país que liderará la producción de este gas renovable será Alemania, seguido de Francia y España. Aunque nuestro territorio ocupa la tercera posición, la distancia en niveles de potencia con respecto a los dos primeros países es muy notable. A España le siguen Italia, Polonia, Suecia, Finlandia, Rumanía, Países Bajos y Dinamarca.