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Economía

España desaparece del nuevo filón de las desaladoras en Argelia tras el giro del Sáhara 

Construirá cinco desaladoras antes de 2025 y seis más antes de 2030. Los proyectos dependerán de firmas nacionales

España desaparece del nuevo filón de las desaladoras en Argelia tras el giro del Sáhara 

Pedro Sánchez durante uno de sus encuentros con Mohamed VI en Marruecos | Europa Press

El acercamiento del Gobierno de Pedro Sánchez a Marruecos tras un giro histórico en el conflicto territorial de Sáhara ha dejado a las empresas españolas fuera de importantes contratos en Argelia, como los de las desaladoras. Argel mostró desde el principio su descontento por el nuevo posicionamiento del Ejecutivo de Sánchez y rompió las relaciones comerciales con España. El efecto ha sido devastador y ha propiciado la desaparición de grandes compañías de importantes contratos que hasta hace no mucho les eran confiados.

Una de las apuestas más importantes de las empresas españolas en el país magrebí había sido, hasta la ruptura, las desaladoras y las infraestructuras relacionadas con el agua. Poco antes del distanciamiento entre Madrid y Argel, el Instituto Español de Comercio Exterior español (Icex) hacía un llamamiento a las empresas españolas del sector del agua para participar en los grandes proyectos de desaladoras y tratamientos de aguas residuales en la nación norteafricana.

La experiencia y tecnología, además de la cercanía geográfica han jugado a favor de empresas como Cobra, Elecnor, ACS, Acciona, FCC, Sacyr o Abengoa. Pero el contexto ha cambiado… y mucho. Argelia ha decidido apostar por las empresas locales, con el objetivo de nacionalizar un sector estratégico. La Compañía Argelina de Energía (AEC), filial de Sonatrach, lidera estos megaproyectos con inversiones millonarias. Al tiempo, sin que la industria nacional pierda protagonismo, empresas emiretíes, saudíes, sobre todo, pero también coreanas han tomado un papel relevante.

Cinco desaladoras antes de 2025

THE OBJECTIVE ha analizado los últimos movimientos y licitaciones en el sector. El país norteafricano cuenta en la actualidad con 14 plantas desaladoras, seis con importante participación española en su diseño, construcción, gestión o mantenimiento. El papel español se irá diluyendo con las construcción de cinco nuevas antes de 2025. El plan hídrico de Argelia se desarrollará en los próximos años y contempla 6.500 millones de euros. Solo los proyectos de desalación suman 2.500 millones.

Las nuevas plantas producirán cada una 300.000 metros cúbicos diarios y permitirán aumentar hasta un 42% el agua de mar desalada para consumo en 2024, frente al 17% actual. El porcentaje alcanzará el 65% en 2030. Los nuevos proyectos se desarrollarán en las ciudades de Tipasa, Orán, Bumerdés, El Tarf y Bugía.

El pasado julio, el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, ponía la primera piedra del proyecto de construcción de la estación desaladora de agua de mar Fouka2 (Tipaza). Esta infraestructura, que empezará a funcionar en 2025 ocupa más de siete hectáreas. Además permitirá asegurar el suministro de agua potable a los habitantes de la parte occidental de Argel. Más de tres millones de ciudadanos se beneficiarán. El proyecto está liderado por la Sociedad Argelina de Energía (AEC), filial del grupo Sonatrach, mientras que su ejecución ha sido confiada a la empresa nacional Cosider Canalisations. Mientras las de El Tarf y la de Burmedés iniciaron sus obras en agosto y septiembre.

La realización de los cinco proyectos estratégicos vitales para el país está asegurada por los sectores de Sonatrach encabezados por la AEC, apoyados por la Sociedad Nacional de Ingeniería Civil y Edificación (GCB), la Empresa Nacional de Oleoductos (Enac), la Empresa Nacional de Obras Petroleras (Engtp), así como la Sociedad Argelina para la realización de proyectos industriales (Sarpi).

El papel de España

Las empresas españolas han construido y explotan gran parte de las plantas de desalación de agua de mar en BOT -Construcción, Operación y Traspaso- a 25 años. La de Skikda y la de Honaine han sido construidas por Sacyr Abengoa. Mientras, la de Beni Saf fue adjudicada en principio al consorcio formado por Abengoa-Cobra-Tedagua y Sacyr. Finalmente fue construida y operada por Cobra-Tedagua, según apunta el Ministerio de Exteriores.

Por su parte, la planta de Ténès, construida y operada también por Abengoa, logró alcanzar a principios de 2019 los 200.000 metros cúbicos de agua potable producidos. Aqualia (FCC) también ha construido y explota dos desaladoras junto a Inima , las de Mostaganem y Cap Djinet. En todos los casos, el cliente es AEC, propiedad de Sonatrach.

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