Ante una nueva legislatura: retos y desafíos del turismo en España
«Gobernar es poner las luces cortas y las largas pensando en grandes transformaciones de este mundo cambiante en el que vivimos»
Como es habitual cuando se constituye un nuevo Gobierno cada sector está expectante hasta conocer el nombre del ministro que será competente en su ámbito. En el caso del turismo será el ministro Jordi Hereu el que asumirá dicha cartera junto con industria.
A tenor de este nombramiento, precisamente la pasada semana en un almuerzo con profesionales del sector turístico nos preguntábamos cuáles serán los objetivos de actuación prioritarios del nuevo ministro teniendo en cuenta que estamos ante un gobierno integrado por diferentes partidos políticos con ideologías diferentes. Me llamó la atención que la mayoría de mis compañeros de mesa, todos ellos empresarios, manifestaran que, dado que el sector va como un cohete, lo mejor sería que el ministro se dedicará a evangelizar sobre la importancia y bondades del turismo en nuestra economía sin hacer grandes cambios. Lo que funciona mejor no tocarlo.
Seguramente, por mis antecedentes profesionales como directora de turismo de Cataluña y posteriormente de turismo de Barcelona, discrepé de mis compañeros, pues esos años que destiné al servicio público, siempre entendí que su sentido era actuar, ejecutar, contribuir a la transformación y mejora del turismo. Es cierto que cabe la posibilidad de gobernar y gestionar desde una perspectiva que yo denomino «pasiva» y que consiste en dejarse llevar por los acontecimientos, asistir a actos e inauguraciones, escuchar, y actuar poco. Sin embargo, bajo mi punto de vista, esta es una gran deficiencia de lo que tiene que ser la función pública. Ostentar un cargo de responsabilidad requiere ejercer una adecuada gestión, pero también promover el progreso y los cambios necesarios pensando en la mejora de nuestro ámbito de actuación. Y ello, porque creo que el que gobierna, gestiona y asume responsabilidades en nombre del estado o al servicio del estado o de sus entidades y se debe a los ciudadanos que son sus clientes y debe desarrollar su actividad siempre desde una perspectiva de desarrollo y progreso.
Pero volviendo a lo que nos ocupa, les manifesté a mis colegas que, si bien el turismo va muy bien, tiene por delante grandes desafíos que el gobierno debe tener presentes. Gobernar es poner las luces cortas y también las largas pensando en grandes transformaciones consecuencia de este mundo cambiante en el que vivimos. Es establecer políticas públicas constructivas, ágiles y eficientes. Y si bien las competencias en turismo están transferidas a las CCAA, el gobierno central puede y debe jugar un papel de liderazgo y cohesión en las grandes transformaciones que precisa el sector.
Y es que el turismo se encuentra en un momento de grandes desafíos y retos que condicionarán su desarrollo y sostenibilidad futura. En primer lugar, España se encuentra en un momento de transición: la digital, la verde y la del talento. La digital implica para las empresas acometer esos procesos y transformaciones que la tecnología pone a su alcance para prestar un mejor servicio a los clientes y a su vez ser más ágiles, eficientes y competitivas. Pero digitalización también implica que la propia administración utilice la tecnología de forma inteligente para relacionarse con nuestros visitantes aportándoles herramientas que les faciliten información sobre aspectos como la movilidad, transporte, servicios que pueden contratar, la disponibilidad de los recursos que quieren visitar, etc., facilitándoles la experiencia. La tecnología también ha de ser un medio para mejorar la relación de la administración con las empresas del sector a las que dan servicio, diseñando procesos simples y eficaces que reduzcan la burocracia extrema que implica cualquier relación con ésta.
La transición verde va más allá de la transición energética. Es proteger el medio ambiente y restaurar los ecosistemas, es innovar con tecnologías que aprovechen mejor los recursos, y es una transición justa y respetuosa con el entorno. Y ello, para su logro, requerirá sacrificios, restricciones y limitaciones en aras a una debida preservación de nuestro entorno.
La transición a la captación y retención de talento es un asunto de suma relevancia. Después de la pandemia se produjo una fuga de profesionales de la industria turística a otros sectores que ha ocasionado que actualmente haya un déficit de personal en diferentes áreas del turismo y esencialmente en la hostelería. Muchas empresas han adoptado medidas de mejora tanto salariales como de otra índole para captar y retener personal. Sin embargo, esta problemática sigue latente y exige el diseño y adopción de medidas creativas que permitan atraer talento al sector. En un país en el que el desempleo aún es elevado, cabría impulsar desde el gobierno central y en colaboración con otros ministerios implicados y el sector privado, un programa de formación e incentivos destinado a personas que se encuentren en situación de desempleo para que se incorporen al sector privado o programas de inmersión de la inmigración previa formación.
También en el área del conocimiento cabe una acción de liderazgo desde el Ministerio de Turismo. El conocimiento, la obtención de datos y su correcta interpretación son imprescindibles para mantener la competitividad del sector. El turismo precisa de mayor conocimiento, de un gran Observatorio de Turismo que nos permita disponer de datos, análisis, información en tiempo real para adoptar en cada momento las mejores decisiones.
En este sentido, y a colación con lo anterior, urge que el gobierno promueva una segmentación entre el turismo de sol y playa, el turismo urbano y el turismo de interior. Son tres ámbitos con problemáticas diferentes que requieren análisis y actuaciones específicas. El desarrollo exponencial del turismo en las ciudades precisa de la creación de una comisión concreta que facilite conocimiento y datos del turismo en las ciudades -hoy sólo disponemos de datos por CCAA- y se centre en sus grandes desafíos.
En relación con el turismo de sol y playa hay que trazar un plan riguroso de reconversión de destinos maduros. Son destinos que han ido perdiendo atractivo y ofrecen un menor valor al mercado. En definitiva, han perdido competitividad. El modelo, su oferta, recursos, actividades ha entrado en una fase de «agotamiento» y cada vez generan menos beneficios. Ello requiere un serio “análisis” de aquellos destinos que pueden ser objeto de reconversión -que no son todos-, coordinar la gobernanza de este plan entre los múltiples interlocutores, invertir y dotarse de profesionales capaces de llevarlo a cabo.
También en el ámbito de la desconcentración del turismo se debe actuar. España tiene muy identificadas los destinos con mayor concentración de visitantes, muchos de los cuales están al límite de sus capacidades con las problemáticas que ello supone. No voy a referirme aquí a las posibilidades de la España vacía, pues daría para otro artículo, pero sí a la necesidad de trazar un plan para repartir el turismo -y la riqueza que genera- por toda la geografía, ayudando en la configuración de nuevos productos y servicios, mejorando el transporte y accesos y tutelando y dando soporte económico y técnico a esos territorios para la creación de su propuesta de valor.
Aquí he expuesto algunas de las iniciativas transformadoras que puede liderar el Ministerio de Turismo e Industria y creo que si bien no todas son asumibles en una legislatura sí que se pueden impulsar y poner los cimientos para su consecución.
Tengo mucha confianza en esta legislatura, en lo que al turismo se refiere, pues conozco de cerca la trayectoria de Jordi Hereu, quien fue un buen alcalde de mi ciudad, Barcelona. Hombre de consensos, promotor de la colaboración público-privada y conocedor del turismo. Sólo me queda desearle suerte y muchos éxitos en esta nueva etapa.
Y a todos ustedes, queridísimos lectores, desearles de corazón una feliz Navidad.