Guía básica de supervivencia para 'startups' preocupadas por su imagen
La narrativa audiovisual es un elemento frecuentemente olvidado por las empresas tecnológicas emergentes
Ocurre incluso en las mejores familias. Startups de todos los tamaños descuidan un aspecto crucial de su estrategia: la imagen pura y dura, los vídeos y fotografías que son carta de la presentación ante medios de comunicación, gestores de fondos de inversión y esos eventos multitudinarios cuyo clímax (en España) son South Summit, 4YFN, Valencia Digital Summit o Al Andalus Innovation Venture.
En un mundo ideal sin la presión de los KPIs y el mantra cada vez más frecuente de la rentabilidad, esta tarea recaería en fotógrafos y videógrafos profesionales. Pero no es de extrañar que incluso en casos de empresas tecnológicas altamente consolidadas ni se externalice el servicio ni se disponga de una colección adecuada. Los recursos mencionados a continuación ayudarán a completar la misión.
Escenario extremo: escasez absoluta
Si el dinero captado se utiliza al 100% para mejorar el producto, fichar talento o disponer de un runway decente ante el insistente invierno de los mercados, existen smartphones como el iPhone 15 pro, el Google Pixel 8 pro o el más reciente OnePlus 12 más que capaces de solventar los aspectos básicos de la marca personal sin reventar la estética de una empresa.
Además, aplicaciones como Snapseed, VSCO o la versión móvil de Lightroom salvarán sin demasiadas complicaciones la postproducción fotográfica. La rama fílmica queda bien cubierta con hasta una decena de opciones.
Escenario moderado: nociones básicas y a volar
Con un presupuesto mediano pueden hacerse maravillas. Cámaras como la Fujifilm X-S20 (unos 1.499 euros con objetivo zoom incluido) o la Panasonic Lumix GH6 (alrededor de 2.399 euros, de nuevo con un zoom) permiten crear material de muy buena calidad y editarlo con el software de Adobe, Capture One o Luminar (todos funcionan ya con planes de suscripción que implican otro gasto).
Canales de Youtube como Processing Raw (en castellano, 221.000 seguidores) o PiXimperfect (en inglés, 4,92 millones de seguidores) son un gran punto de partida para aprender los trucos de la edición. A nivel de conocimiento estético, pocos libros son tan completos como Composición en Fotografía: el Lenguaje del Arte (José B. Ruiz).
Escenario abundante: las reinas de la fiesta
¿Qué ocurriría si, por un soplo del destino, el responsable de comunicación y marketing de esa startup sin narrativa visual ama la disciplina fotográfica y encima dispone del cash necesario para embarcarse en las grandes ligas?
Emergen entonces varios nombres: la Nikon Z8, considerada por muchos analistas la mejor cámara híbrida (foto-vídeo) de 2023; la más veterana pero aún ultra capaz Canon EOS R5 o la Sony A7R5, primer modelo que incorpora IA para mejorar el enfoque. Aquí la inversión arranca en algo menos de 4.000 euros.
Escenario innovador: la paradoja de lo vintage
Casos de éxito como los de Carmencita Film Lab, el negocio valenciano de revelado que factura dos millones al año, o Kodak, que rescata del pasado carretes descatalogados y amplía plantilla, demuestran que lo analógico está en boga.
Una idea: todo lo analógico se escanea y se transforma en un archivo digital. El resultado es más orgánico e imperfecto que cualquier sensor de 60 ó 100 megapíxeles y tal vez puede sintonizar mejor con la atmósfera que quieren transmitir ciertas startups.
Opciones hay infinitas: desde la cámara rescatada del baúl del abuelo hasta otras que todavía se fabrican como las Leica M-A y M6 o las inminentes Pentax de carrete, pasando por el dispositivo más avanzado jamás creado por Polaroid, la celebrada I-2.
Epílogo
A pesar de los pesares, un funcionamiento utópico de la civilización sugeriría (en forma de voz interior) recurrir al gremio, pagar un justo precio por la sesión contratada y valorar este servicio como una pieza clave y a menudo olvidada de la vida de una compañía expuesta al foco público y al escrutinio del capital riesgo.