Problemas para la llegada de José Sevilla a la presidencia de Unicaja
La vieja guardia malagueña trata de situar en la presidencia a Ana Bolado
José Sevilla, el antiguo consejero delegado de Bankia, no lo va a tener nada fácil en su nueva etapa como presidente de Unicaja. Todo ello en el supuesto de que esta semana el consejo del banco malagueño termine doblando el pulso a la vieja guardia de la entidad y decida aprobar de una vez por todas el nombramiento de un sucesor (o sucesora) para Manuel Azuaga. El relevo estaba previsto para antes de finales de enero pero la decisión no parece que pueda ser adoptada antes del viernes 2 de febrero.
Es precisamente el actual titular de Unicaja quien comanda la resistencia interna contra la candidatura de Sevilla, tal y como se puso de manifiesto en el cónclave que el máximo órgano de gobierno de la entidad bancaria celebró el pasado viernes día 26 de enero y del que sólo se ha sabido que la decisión de designar al nuevo presidente quedaba momentáneamente en suspenso. El plan pasa ahora por reunir de nuevo al máximo órgano de gobierno con carácter extraordinario en un intento postrero de dar por zanjada definitivamente la renovación del actual presidente no ejecutivo.
El retraso de todo este proceso, uno de los más controvertidos en la historia bancaria reciente, se debe a la división interna que, aunque sea de manera extraoficial, sigue latiendo en el seno del consejo de Unicaja. La denominada ‘vieja guardia malagueña’ que lidera Azuaga no termina de pronunciarse favorablemente sobre la elección de ‘Pepe’ Sevilla y, más bien al contrario, defiende la opción de nombrar nueva presidenta a Ana Bolado, antigua consejera independiente que fue de la entidad hasta su dimisión hace dos años y persona de confianza del actual presidente.
Junto Azuaga se han manifestado también partidarias de Ana Bolado otras dos consejeras de Unicaja, como son Rocío Fernández Funcia, recientemente promovida al cargo de consejera coordinadora independiente, y María Luisa Arjonilla, presidenta de la comisión de nombramientos, cuyo mandato termina dentro de tres meses. Se da la circunstancia de que Arjonilla es ahora la interlocutora directa con el Banco Central Europeo (BCE) y la responsable directa, por tanto, de asegurar el respaldo de las autoridades de Fráncfort al futuro presidente o presidenta de Unicaja. Su labor puede resultar decisiva de cara a la renovación de su cargo por un periodo de otros tres años, hasta 2027.
La difícil cohabitación con Isidro Rubiales
El consejo de administración que tuvo lugar el viernes pasado representa una clara voz de alerta para demostrar a Sevilla que no tendrá precisamente un camino de rosas en su eventual periplo dentro de Unicaja. Aparte de las dos consejeras citadas, el mayor y más significativo obstáculo con el que puede tropezar el candidato está en la figura del actual consejero delegado, Isidro Rubiales, quien también se ha mostrado más proclive a defender la candidatura de Ana Bolado. Obviamente, ninguno de ellos ha traducido sus preferencias en un voto contrario a Sevilla por cuanto que eso implicaría un desaire a la Fundación Bancaria de Unicaja, primer accionista del banco con un 30% del capital, y que se ha decantado expresamente a favor del exconsejero delegado de Bankia.
José Sevilla cuenta por el momento con diez apoyos dentro del consejo, incluyendo los cuatro consejeros de la Fundación Unicaja además del representante de la Fundación Cajastur, otros cuatro independientes entre los que se incluye el que fuera director general del FROB, Antonio Carrascosa, así como también el consejero nombrado por el grupo textil Mayoral, Rafael Domínguez de la Maza. Su nominación está además respaldada desde hace varias semanas por el citado BCE, que da por descontado el relevo de Azuaga y no termina de entender los impedimentos de última hora que puedan dilatar el cambio de presidente.
La cuestión de fondo de la que depende ahora la decisión final está relacionada con el deseo de Sevilla de asegurar la plena unanimidad de todos los consejeros a la hora de aprobar su nombramiento. A la vista del alcance que han tomado los acontecimientos en Unicaja desde la fusión con Liberbank parece lógico que Sevilla no quiera dejar ningún cabo suelto de cara al desempeño de una labor que va a estar bajo el escrutinio directa de los organismos supervisores internacionales.
El todavía máximo aspirante a la presidencia no ejecutiva ya fue candidato al puesto de CEO en Unicaja hace tan solo unos meses siendo superado en la recta final de la carrera por el citado Isidro Rubiales. El flamante consejero delegado ha sido la mano derecha de Azuaga en toda la batalla interna posterior con el bloque de los accionistas asturianos de Liberbank y Sevilla tendrá ahora la difícil misión de supervisar a Rubiales como jefe de filas de un equipo gestor que lleva años manejando la entidad a las órdenes de Azuaga. No se olvide que el presidente saliente lleva en el cargo desde el año 2016 y hasta hace unos meses ha sido también primer ejecutivo de la entidad durante siete años, periodo durante el cual ha convivido con tres consejeros delegados, ninguno de los cuales superó la prueba de permanecer en el puesto.