Sant Adrià de Besòs aprovecha el veto de Barcelona para atraer hoteles de lujo
El municipio vecino de la capital catalana intenta convertirse en una zona turística con cuatro nuevos establecimientos
Sant Adrià de Besòs (Barcelona) aspira a dejar de ser un suburbio para convertirse en motor turístico. Este municipio, conocido por las Tres Chimeneas abandonadas que recuerdan su pasado industrial y coronan el skyline barcelonés, se encuentra en la frontera norte de la Ciudad Condal, a menos de seis kilómetros de la Sagrada Familia, y se encuentra inmerso en un proceso de transformación urbanística.
Sant Adrià alberga algunos de los barrios más depauperados de la metrópolis, como el de La Mina, pero también cuenta con primera línea de mar y se está beneficiando de la reurbanización del litoral norte de la urbe, desde el lujoso barrio de Diagonal Mar en la capital catalana hasta el Puerto de Badalona. Estos factores, sumados al veto hotelero impuesto por la exalcaldesa Ada Colau que su sucesor, Jaume Collboni, todavía no ha levantado, han provocado que algunas promotoras apuesten por invertir en localidades vecinas.
Hasta hace poco, la oferta de alojamientos de Sant Adrià se limitaba al Hotel Ciutat, un modesto establecimiento de dos estrellas ubicado en el centro urbano. El mes pasado, la cadena estadounidense Preferred abrió las cerca de 300 habitaciones del Tembo, un exclusivo apartahotel que puede llegar a alcanzar el millar de euros por noche, con la particularidad de que que se encuentra en pleno barrio de La Mina, afectado por la pobreza y lastrado por el estigma de la inseguridad.
Crisis de seguridad
La zona ha reducido su conflictividad en los últimos años, aunque cada ciertos meses se repiten enfrentamientos entre clanes de la droga. En la misma semana en que se inauguró el establecimiento, el barrio sufrió dos tiroteos que se atribuyen a enfrentamientos relacionados con el narcotráfico.
Desde estos incidentes, se ha apuntalado la vigilancia en la zona y además del patrullaje habitual de policía autonómica y local, los Mossos d’Esquadra han enviado refuerzos en forma de unidades armadas con subfusiles, presentes casi cada noche desde entonces, y de monitoreo por helicóptero de forma puntual. Tanto el cuerpo policial catalán como el consistorio coinciden en que esta reacción de las autoridades se debe a los enfrentamientos entre bandas y no a una voluntad concreta de proteger a los turistas de alto poder adquisitivo que empiezan a llegar en cuentagotas al barrio.
Falta prevención
Hace un par de semanas, se produjo una escena poco habitual en la comisaría de los Mossos en La Mina: un conductor llegó a las dependencias policiales en un coche de marca Lamborghini que dejó aparcado en la puerta. Fuentes policiales desvinculan este hecho de la apertura del Tembo y, de hecho, afirman que no han quedado registrados delitos significativos que afecten a clientes del establecimiento de lujo.
Por su parte, fuentes municipales hacen hincapié en que «los cambios en la seguridad no se hacen porque se haya abierto un hotel» y añaden que «siempre se ha insistido en preservar la seguridad de vecinos y vecinas», algo que el municipio considera una «prioridad» ante el «miedo» instaurado. Consideran que «las reacciones una vez pasan los incidentes son buenas, pero debe haber otro modelo», que reclaman que no sea «reactivo» sino que trabaje «de forma preventiva».
Cuatro nuevos hoteles
El siguiente establecimiento en abrir será el SLS, un cinco estrellas frente al Port Fòrum, un puerto que atrae a yates de lujo procedentes de varios países y que cuenta con oferta gastronómica propia pero hasta ahora no tenía una continuidad con el entorno urbano. Sus 500 habitaciones están apadrinadas por la anglosajona Ennismore de la mano de la francesa Accor y su inauguración está prevista oficialmente para otoño aunque fuentes del sector hotelero indican que sus impulsores podrían tratar de adelantarla a junio, aprovechando que las obras están prácticamente terminadas para no perder la temporada de verano.
A estos dos establecimientos de lujo se añaden dos hoteles proyectados pero todavía no construidos: uno de ellos se encuentra en el nuevo barrio de La Catalana, entre La Mina, el Port Fòrum y el río Besòs. Allí se iba a levantar un hostal de la marca BCool, pero finalmente se quedó guardado en el cajón. Sin embargo, el ayuntamiento tiene previsto ahora un apartahotel todavía mayor, de 180 habitaciones, en la misma ubicación, entre la avenida La Catalana, la calle Cristòfol de Moure y la ronda Litoral (parcela T2), aunque no ha trascendido la identidad del nuevo promotor.
El quinto hotel de este municipio costero y colindante con Barcelona será de tamaño reducido. Con solo 22 habitaciones, completará la oferta de alojamientos en el centro de la ciudad. Se ubicará en el número 91 de la avenida Catalunya, en la misma manzana que el existente Hotel Ciutat de Sant Adrià y muy cerca de el bosque de columnas, como se conoce el puente que sostiene la autopista C-31, que cruza esta población del Besòs hasta convertirse en la Gran Vía barcelonesa.