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Economía

La reducción de la jornada laboral se atasca y no verá la luz antes de las próximas Navidades

El ministro Cuerpo defiende un acuerdo flexible y gradual entre trabajadores y empresas

La reducción de la jornada laboral se atasca y no verá la luz antes de las próximas Navidades

Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. | Europa Press

Uno de los puntos estrella del acuerdo de gobierno entre Sumar y el Partido Socialista, la reducción de la jornada laboral, ha entrado en un terreno ignoto del que la Mesa de Diálogo Social no es capaz de avanzar y dar un paso más. En cualquier caso, de hacerlo -aunque solo fuera con dos de las tres patas de la mesa, los sindicatos y el Gobierno-, la medida no llegaría antes de Navidades si se llega a un acuerdo de última hora antes del verano. En este plazo influye que se siguieran los trámites legislativos correctos, pues una iniciativa de este tipo necesita el respaldo del Parlamento y no parece que el vehículo correcto fuera un Real Decreto-Ley-.

En efecto, la reunión del pasado jueves, como ya avanzó THE OBTECTIVE, no cumplió apenas expectativas. Tan pocas, que al concluir el encuentro los agentes sociales y representantes del Ministerio de Trabajo que dirige Yolanda Díaz no consiguieron agendar el próximo encuentro para ir definiendo propuestas.

Fuentes de esta mesa confirman a este diario que los movimientos de acción de cada una de las partes «están muy limitados; apenas se puede progresar porque no hay contrapartidas» y es prácticamente imposible así coronar acuerdos, sostienen.

A priori, y sin que la mesa bipartita en la que se sientan los agentes sociales -cuyos representantes son CEOE y Cepyme, de parte de la patronal, y UGT y Comisiones Obreras, de parte de las organizaciones sindicales- hubiera adelantado alguna propuesta de manera formal, la reunión sirvió para confirmar que los márgenes de actuación son muy estrechos. Por ello, algunas fuentes remarcan que la cita no tenía ningún sentido, más allá de una toma de contacto o, de que el negociado de Yolanda Díaz transmitiera algo nuevo, lo que no sucedió.

Muchos frentes para avanzar

La sensación -relatan a este diario- es que nadie quiere ceder, porque nadie se quiere doblegar en un escenario complicado para cada unas de las partes, y que supone reducir la jornada laboral este año a 38,5 horas a la semana, para pasar el próximo año a 37,5h.

Por el lado de los sindicatos, éstos se enfrentan a futuras renovaciones de liderazgo, y cualquier paso en falso tiene que ser ajustado y evitar pasar a la fase de control de daños.

Por parte de las patronales, preocupa la pérdida de productividad y que la reducción de la jornada laboral acabe perjudicando a los trabajadores más vulnerables.

Entretanto, y por parte de la cartera de Yolanda Díaz, ésta se enfrenta a la debilidad parlamentaria para obtener los votos suficientes que avalen una reforma que puede acabar siendo un proyecto deslabazado, sin visión de conjunto y de permanencia. Y ello sin obviar que desde la pata económica del Gobierno, que representa el ministro Carlos Cuerpo, la idea inicial de reajuste de la jornada laboral ha de partir «de un planteamiento de consenso, que se haga de forma gradual, flexible y acordado entre trabajadores y empresarios para evitar efectos adversos» que dañen la productividad y que influyan en los salarios.

El punto del acuerdo

Más allá de la dificultad de encontrar consensos a la hora de debatir sobre flexibilidad u horas extra, la mejor definición de los permisos de trabajo parece que fue uno de los puntos de encuentro entre los representantes de la Mesa del Diálogo Social.

Las partes comprenden que hay conceptos que se pueden mejorar y redefinir para sortear rechazos y situaciones de inseguridad entre trabajadores y empresarios.

Conceptos como la noción de conviviente, o la delimitación de ideas como la extrema urgencia que te permite ausentarte del trabajo.

Del letargo a la sorpresa

Varada la mesa de diálogo social en parada de burro, del letargo -advierten nuestras fuentes- se puede pasar a un acuerdo que, después de las elecciones europeas de junio, nos puede dar una sorpresa, una vez que la mesa bipartida decida un calendario y tome una postura acerca de un posible o imposible acuerdo con la reducción de la jornada.

Despejada esta fase y, en el mejor de los casos, el momento en que el acuerdo llegue a la Mesa de Diálogo, el trámite legislativo se pone en marcha y -salvando los meses estivales-, el procedimiento se desarrollaría después de verano para, tener algo concluso a finales de año.

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