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Cafler, la 'startup' que solventa el engorro de la ITV, multiplica por diez sus ingresos

Ricard Guillem cofundó la firma con 16 años junto a Íñigo Diego Cavero. Seaya, Wayra y Encomenda, entre sus accionistas

Cafler, la ‘startup’ que solventa el engorro de la ITV, multiplica por diez sus ingresos

Equipo de Cafler. | Cafler

Dice Ricard Guillem que la mejor señal de que Cafler progresa adecuadamente está en los titulares que los medios dedican a la startup fundada en Barcelona en 2021 alrededor de las necesidades que genera un vehículo. Si antes la atención se centraba en la precocidad del cofundador (entonces 16 años, ahora 20), ahora la lupa se posa en la compañía. 

Cafler dispone de un marketplace que permite a empresas y clientes finales encontrarse en torno a servicios muy valorados. La estrella del catálogo es el engorroso trámite de la ITV, donde la startup coordina todos los elementos que entran en juego (a la marca, al conductor que recoge el auto y al servicio de lavado) de modo que el propietario del coche se olvide de personarse en el hangar para pasar la inspección y se encuentre luego en el garaje su coche con el sello y un aspecto impecable. 

No se trata sólo de unir oferta y demanda, explica Guillem, sino de permitir a través de la plataforma que las empresas de esta industria (fabricantes, aseguradoras, concesionarios, redes de talleres, talleres particulares) ofrezcan a un tercero un sinfín de opciones para facilitarle la vida, desde el cambio de neumáticos y el repostaje hasta la gestión del papeleo. 

En paralelo, Cafler comercializa un software nutrido de IA y machine learning con un elevado componente de analítica de datos. «Estos algoritmos de predicción ya se están mejorando y permiten entender mejor el coche y ofrecer el servicio correcto en el momento adecuado». Otro filón para un sector que representa, tras la vivienda y la comida, el tercer gasto más importante de los hogares en buena parte de Occidente. 

On fire

El momento de la startup es dulce. Pese a que no se desvela una cifra oficial de facturación, Guillen asegura que en 2023 «se multiplicaron por diez los ingresos de 2022 y se alcanzó la rentabilidad». Hasta la fecha, se han levantado diez millones de euros con la participación de Seaya, el gran fondo español, Encomenda, Wayra, Dídac Lee (Galdana Ventures) y el business angel Rene de Jong

En septiembre de 2023, Dealroom atribuía a Cafler una valoración máxima de 49 millones de euros. La cifra podría dar un vuelco en las próximas semanas, cuando se anuncie una nueva ronda liderada por fondos internacionales y cuyo importe rondará los 10 millones, anticipan fuentes del gremio inversor.  

Expansión: Europa y América 

«Escalar esta empresa está a tiro de piedra porque nuestros partners son de gran tamaño. Volkswagen y Renault están en unos 50 o 60 países», ejemplifica Guillem. Si ellos integran el servicio a escala local, el efecto multiplicador es obvio. Cafler opera hoy en España, Francia y Reino Unido, desarrolla proyectos piloto en Alemania e Italia y tiene en la mirilla las Américas (norte, centro y sur). 

Con más de 1.000 socios (cada uno de ellos con centenares de puntos de venta) que también incluyen nombres como Porsche, Mapfre, Línea Directa, Euromaster y Hertz, el planteamiento consiste en «transformar industrias como hicieron Uber con el taxi o Netflix con la televisión, pero con un enfoque más parecido al de Instacart», el súper unicornio de entrega de comestibles a domicilio de EEUU, que salió a Bolsa en septiembre a una valoración de 10.000 millones de dólares

La diferencia entre la vía Uber y la vía Instacart, indica Guillem, reside en que la primera magulló («canibalizó») al taxista mientras que la segunda «hizo crecer a los players de la industria resolviendo a la vez necesidades del cliente». 

Se congratula Guillem de la estela sólida que deja la firma fundada junto a Íñigo Diego Cavero, quien venía de trabajar para Michelin (1998-2008) y fundar i-Neumaticos.es (2008). Como él, otros miembros del equipo atesoran una larga trayectoria en la industria del motor. «Mi granito de arena es la visión, levantar capital, conectar con socios… pero son los equipos los que hacen el trabajo duro. Descubrir que hay canas en un deck tranquiliza mucho a los inversores». 

Del joven prodigio que a veces aparece en los medios como una suerte de nuevo Zuckerberg rehúye Ricard Guillem. Esas personas, matiza, siempre han contado detrás con la experiencia de directivos senior (pone el ejemplo de Óscar Pierre y Sasha Michaud en Glovo). «Se me hace inverosímil ver a un emprendedor joven solo; o son mucho más listos que yo o hay gente muy potente detrás. Nadie invierte en un chaval de 16 años si a su lado no despunta un equipo con currículo».   

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