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Economía

Unas 50 'startups' forman la avanzadilla de España en la lucha contra el cambio climático

La inversión en este tipo de empresas apenas roza el 6% del total del capital riesgo en lo que llevamos de año

Unas 50 ‘startups’ forman la avanzadilla de España en la lucha contra el cambio climático

El embalse de Guadalteba, en Málaga, sufriendo los efectos de la sequía en febrero de 2024. | Álex Zea (ContactoPhoto)

«El desierto avanza sobre la Península Ibérica«. Sin gasas, a palo seco, así arranca el informe sobre cambio climático que firma WWF con el objetivo de vaticinar cómo estará España en 2050. Situada en la cruceta del Estrecho de Gibraltar, a apenas 12 kilómetros de África, con un nivel de lluvias muy inferior al del norte de Europa, aumentos significativos de la temperatura y un constante «maltrato de sus suelos y bosques», la nación más antigua de Europa corre el riesgo de convertirse en una suerte de Abu Dabi (aunque sin petróleo). WWF advierte que el 75% de su territorio está en riesgo de desertización. 

Pese a que a estas alturas las emisiones de efecto invernadero todavía aumentan a escala global, la descarbonización es tan urgente que incluso el venture capital, gremio en absoluto romántico, considera el sector cleantech o climate tech uno de los más atractivos en la actualidad. Ese interés permite diseñar desde cero startups con soluciones escalables en la parte más compleja del tablero donde opera la humanidad. 

En lo que va de año, el vertical verde ha levantado en España 27,8 millones de euros, según Ecosistema Startup, la base de datos de El Referente. Si a esta cantidad se suman los 23,5 millones aportados por otro sector conectado (energía), la cifra representa el 5,98% de la inversión acumulada hasta el pasado 17 de junio. No parece que el país tenga prisa por librar esta batalla a través del emprendimiento tecnológico. 

De cualquier forma, España dispone al menos de una cincuentena de iniciativas orientadas a resolver algunos de los desafíos inherentes al cambio climático. Una de las características que casi todas tienen en común es su relativa juventud. Se trata de empresas nacidas a rebufo de una opinión pública cada vez más consciente del problema. 

Con nombres y apellidos

Comunidad Solar, scaleup madrileña que promueve el autoconsumo de energías renovables y permite ahorrar hasta un 70% en la factura de la luz, se fundó en 2018. Reforestum, una plataforma pensada para aportar transparencia a los mercados voluntarios de carbono, nace en 2017. Gravity Wave, la firma alicantina que retira de los mares redes de pescadores y fabrica muebles y cartelería con ellas, existe desde 2020. Y la barcelonesa Manglai, creada por ex directivos de Colvin como herramienta para que las empresas calculen su huella de carbono, echó a andar en 2023. 

Otro elemento generalizado es la facturación, que en ningún caso alcanza niveles estratosféricos y que, según El Referente, tampoco rebasa la mayoría de las veces la barrera del millón de euros que marca la frontera de las scaleups.  

Un episodio atípico…

La cima climate tech española corresponde a una organización que en realidad ubica su sede en Nueva York. Se llama Clarity AI y está liderada por Rebeca Minguela, cuya hoja de servicios es apabullante: fue responsable de transformación digital del Santander y quedó incluida en la lista de jóvenes líderes globales (2017) que elabora el Foro Económico Mundial

A partir de 2016, arma una compañía que ha levantado unos 130 millones de dólares y recurre a la IA para que bancos e inversores, compañías, plataformas de e-commerce y consumidores hagan sus análisis de impacto social y medioambiental. Su base de datos incluye al 80% de las empresas cotizadas del mundo. 

…y una promesa para la España vacía

Desde el otro extremo, el de las startups que vienen, Orygen (2022) combina elementos cleantech, proptech e incluso agrotech gracias a una plataforma digital que conecta a los propietarios de suelo rústico con desarrolladores de proyectos en torno a la reforestación, la agricultura y en general aquellas organizaciones que quieren compensar su huella de carbono. Su software recurre a las referencias catastrales para analizar el suelo caso a caso y determinar qué tipo de plantación tiene sentido en función de la resiliencia de cada especie de árbol y del pronóstico meteorológico a más de 50 años vista.

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