Los húngaros presionan al Gobierno al constatar el "fracaso" de su contraopa por Talgo
La decisión del Gobierno se estima, a la espera de nuevos requerimientos de información, a finales de julio
Los húngaros de Ganz-Mavag ya hablan abiertamente del «fracaso» del Gobierno para articular una contraopa por la compañía española Talgo. Un escenario que se da a falta de un mes (se estima que para finales de julio) para que el Ejecutivo decida si aprueba o tumba la oferta. Han sido muchos los nombres que se han puesto sobre la mesa para evitar la entrada de los húngaros en esta empresa clave para los intereses de Renfe, pero ninguno se ha concretado.
Aunque el tiempo de tres meses para responder a la oferta de los húngaros comenzó el pasado 22 de marzo, cuando presentó la solicitud ante la Dirección General de Comercio Internacional e Inversiones, este se ha ido dilatando tras dos requerimientos del Gobierno en los que ha pedido información adicional a Ganz-Mavag, lo que suspende el cómputo de plazo. De momento, desde la empresa defienden que lo solicitado forma parte de los cauces habituales en este tipo de operaciones y descartan que sea una estrategia por dilatar los tiempos por parte del Gobierno para conseguir una alternativa.
La última vez que pidieron información adicional fue hace tres semanas y confían que esta pueda ser la última. No obstante, fuentes especializadas aseguran a este medio que en procedimientos complejos se han pedido hasta cuatro requerimientos y que estos no son del todo infrecuentes. Un escenario que abre la puerta a que la futura respuesta del Gobierno se retrase todavía más. Aun así, estos requerimientos deben estar debidamente justificados y la empresa siempre se guarda la opción de recurrir al Tribunal Supremo en caso de que observen que lo solicitado no es pertinente.
Existe un gran optimismo en Ganz-Mavag porque el Gobierno, según aseguran, ha demostrado no tener una alternativa. Una realidad que no significa que el Ejecutivo tenga que dar su plácet. No obstante, la situación en Talgo es límite, con varios retrasos en sus pedidos de trenes, y les urge la llegada de un socio industrial que haga despegar la compañía con nuevas fábricas. En los últimos años, el máximo accionista de Talgo estuvo peinando el mercado, con la ayuda de bancos de inversión, para buscar un comprador, pero le ha sido imposible. Esta realidad es a la que se agarran desde Ganz-Mavag para asegurar con firmeza que el Gobierno no podrá encontrar en estos meses un socio alternativo.
Fuentes conocedoras aseguran que aunque «la regla general en procedimientos iniciados a solicitud de interesado es el silencio positivo, el artículo 24 de la LPAC (Ley de Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas) prevé algunas excepciones, sin embargo, en un caso de esta trascendencia (en alusión a la opa de Talgo) la Administración resolverá expresamente y en plazo. Puede parar el cómputo con requerimientos de información o ampliar el plazo máximo de resolución, pero resolverá en plazo».
El 15 de noviembre, un día antes de que Talgo enviase un comunicado reconociendo el potencial interés de un comprador de Hungría sobre la totalidad de sus acciones (a un precio de cinco euros por acción), la empresa cotizaba a 3,92 euros. El día siguiente, la acción se disparó a los 4,38 euros. Sin embargo, esa cifra que se ha mantenido hasta hoy sin superar nunca los cinco euros. Hoy el valor de la acción se sitúa en los 4,46 euros, una cifra positiva para los húngaros, ya que está se encuentra estabilizada.
La importancia de Talgo
El recelo del Gobierno por la llegada de los húngaros no solo se debe a que la compañía pública, Renfe, es su principal cliente, sino que además la compañía CAF ha dado vía libre a Talgo para que monopolice la construcción de los trenes de ancho variable, los ferrocarriles clave para circular por la segunda fase de la liberalización del mercado.
Talgo se va a erigir como el gran fabricante de trenes de ancho variable (que puede combinar vías ibéricas con las de estándar europeo) en el mercado. Mientras tanto, Adif aún continúa puliendo la puesta de la llegada de las nuevas rutas, con sus frecuencias, paradas, ocupación estimada de los servicios y tiempo de rotación en las terminales. De esta forma, cualquier empresa que quiera participar en estas nuevas vías (ya sea Ouigo, Renfe o Iryio) tendrá que pasar por Talgo.