Rivera, Lacalle y Escohotado señalan que el «miedo es el principal enemigo del comercio»
El expolítico reúne a grandes empresarios en un foro económico en honor a la obra del filósofo Antonio Escohotado
La conocida trilogía Los enemigos del comercio, del filósofo, jurista e intelectual español Antonio Escohotado ha sido el gancho del abogado y antiguo líder de Ciudadanos Albert Rivera para reunir este martes en un foro empresarial al economista Daniel Lacalle y al hijo del autor de esta obra literaria, Jorge Escohotado, para tratar los problemas del sector a nivel global. Los tres han coincidido en que el principal rival del comercio «es el miedo» y el hecho de no creer que es «un proceso de beneficio común».
El club financiero y de negocios Raheem ha organizado este coloquio en su sede de Madrid que ha contado con la asistencia de importantes empresarios. Su presidente, Albert Rivera, ha comenzado el evento defendiendo el libre comercio, asegurando que los enemigos de esta idea «son más de los que uno piensa» y que «se presentan de distintas formas».
«La libertad y el comercio están indivisiblemente unidos, no hay uno sin el otro», contestaba Lacalle al expolítico catalán, subrayando que «el principal enemigo del comercio es el miedo, el pensar que alguien que ofrece sus productos nos va a quitar lo nuestro», explicaba el divulgador económico. Un concepto que Jorge Escohotado compartía e incluso mencionaba otro similar: «La envidia», cuyo origen proviene en los buenos momentos de un país y surge de «manera invisible y menos detectable», según los hallazgos de su padre.
«Los Estados no quieren que los ciudadanos sean libres»
Acerca de esta idea, el hijo del reconocido intelectual afirmaba que la envidia «juega un papel fundamental» al influir en distintas áreas como la política: «Los Estados no quieren que los ciudadanos sean autónomos y libres porque, ¿en qué queda su función sino?», se preguntaba Escohotado. «En el momento que empieza a cuestionarse el poder político, se intenta atacar al comercio y a la propiedad privada», continuaba Lacalle.
«El Gobierno te va a proteger… ¡No te va a proteger de nada!», estallaba el economista. Este consideraba como un «error» el entusiasmo de la sociedad al creer que todos los bienes y servicios que tienen al alcance estén garantizados: «La buena percepción de las cosas provoca que los Gobiernos reaccionen y ofrezcan ‘bienestar’», apuntaba Lacalle.
En esta línea, Rivera destacaba que el concepto de «ánimo de lucro» enerva al Estado y le provoca miedo. Un sentimiento retorcido sobre el éxito y enriquecimiento de las grandes empresas, poniendo de ejemplo el caso de Mercadona y su propietario Juan Roig: «Es triste que los ministros de turno ataquen de lleno a empresas que obtienen beneficios».
Lacalle opinaba que se les ataca «porque funciona políticamente y la empresa no se defiende». Un gesto que «es gratuito, pero que sobre todo es legítimo», indicaba el experto en economía. Asimismo, hacía un llamamiento a todo gran empresario, incluidos los que estaban presentes en el foro, para «salir de la zona de confort» y alzar la voz ante la continua ofensiva hacia el sector, porque «es supercómodo no bajar al barro», criticaba.
«Si no hay un tejido empresarial fuerte, no hay prosperidad»
El exlíder de Ciudadanos también hacía hincapié en «el comercio como cuna de la civilización» que, según él, se trata de una «fórmula de avance de la sociedad», al tener «un componente humano y de convivencia». El abogado recordaba una lección de la trilogía que sostiene que «cuando no hay un tejido empresarial fuerte, no hay prosperidad ni avance».
Escohotado unía esta idea con los ‘amigos del trabajo’, otro concepto que trató su padre en la obra acerca de los trabajadores: «El empresario quiere el beneficio del trabajador. El trabajo obligado es absurdo. Cuando lo imponen, no puede esmerarse y eso no interesa», argumentaba. «Gracias a que prima el talento y el esfuerzo, se puede entender la función del empresario, y como dice Milei, son los héroes del comercio», declaraba el primogénito del pensador, apoyándose en el enfoque liberal del mandatario argentino.
Para terminar el coloquio, Rivera quiso dedicarle unas palabras al protagonista y principal motivo de la celebración del foro, Antonio Escohotado: «Tuve la suerte de conocerle, y era de las personas con menos prejuicios y más libre. Le podías plantear cualquier asunto, cualquiera, no había ninguna barrera. Sus únicos límites eran la verdad y la ciencia. En vez de escandalizarse en este mundo de ofendiditos, era un lujo encontrarte a una persona así, que desde la calma y la parsimonia, podía debatir con quien quisiera».