Las consecuencias económicas de la extrema derecha
Las consecuencias económicas de este extremismo, a debate en ‘El Gris Importa’
Tras la caída del Muro de Berlín, en noviembre de 1989, los inversores dejaron de prestar atención a los debates electorales en los países ricos. Ese análisis se reservaba para el Tercer Mundo, donde sí podía llegar al poder un partido que no reconocía los compromisos con el Fondo Monetario Internacional y sus lacayos imperialistas, y que te decretaba una moratoria unilateral de la deuda o te nacionalizaba la banca o el sector eléctrico de un día para otro.
En Occidente, ese estadio parecía superado. Gobernara quien gobernara, se daba por supuesto que la gestión económica sería ortodoxa. Ahora no está tan claro.
Por todas partes asistimos no ya al auge de la extrema derecha, sino a su llegada al poder. En Polonia y Hungría ya lleva tiempo gobernando, pero ahora también lo hace en los Países Bajos, con Geert Wilders, y en Italia, con Giorgia Meloni, y posiblemente estemos en vísperas de una cohabitación de Marine Le Pen y Emmanuel Macron en Francia, por no hablar de Estados Unidos, donde, si Dios no lo remedia, vamos de cabeza hacia una segunda presidencia de Donald Trump.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias económicas de este auge de la derecha más conservadora?
La moderación de la prima de riesgo indica que los mercados dan por hecho que la sangre tampoco va a llegar al río, que Marine Le Pen o Donald Trump moderarán su discurso como antes que ella lo han hecho otros radicales de distinto signo, como Giorgia Meloni en Italia o Alexis Tsipras en Grecia.
Pero, ¿y si no?
Sobre ello debaten en esta nueva entrega de El Gris Importa el profesor del IESE, Javier Díaz-Giménez, y el corresponsal económico de The Objective/El Liberal, Miguel Ors Villarejo.
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