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Ana Botín saca de pérdidas a su holding empresarial y logra un beneficio de 26 millones

Pérgamo, de la presidenta del Santander, vuelve a ser rentable en 2023 por menores ajustes y mejores ventas de activos

Ana Botín saca de pérdidas a su holding empresarial y logra un beneficio de 26 millones

La presidenta del Banco Santander, Ana Botín. | Europa Press

La presidenta de Banco Santander, Ana Botín, ha sacado de pérdidas su holding empresarial tras ejercicios obteniendo números rojos. Pérgamo Inversiones obtuvo 26,1 millones de euros en 2023, frente al agujero de 1,38 millones registrado en 2022, de acuerdo con las cuentas a las que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.

El brazo inversor de la banquera, que aglutina diferentes compañías, ha logrado volver a ser rentable después de una etapa complicada, como consecuencia de los ajustes de valoración del Santander tras la pandemia. Pérgamo empezó a reequilibrarse hace dos años, cuando redujo sustancialmente su resultado negativo gracias, en parte, al impulso de las acciones del banco en Bolsa, una cotización que ha continuado al alza.

El hólding de Botín ha podido anotarse tales beneficios por la mejora de los deterioros y ventas de activos financieros, que han pasado a estar en positivo, según la memoria presentada en el registro mercantil y aportada por Insight View.

La filial Cronje amplía los números rojos

La presidenta del banco cántabro, tras varios ejercicios asumiendo pérdidas, se vio obligada a finales de 2022 a sanear el balance de Pérgamo. En noviembre y diciembre de ese año, redujo el capital social del grupo empresarial para evitar su liquidación y equilibrar el patrimonio. La primera operación ascendió a 20 millones de euros, mientras que la segunda, a 2,3 millones. Tras ello, los fondos se limitaron a apenas 9.000 euros, cantidad que se mantiene doce meses después.

Botín controla a través de esta sociedad diferentes firmas. La más destacada es la participación del 100% en Cronje, el vehículo con el que posee la inmensa mayoría de las acciones que tiene del Santander, fruto de inversiones periódicas y de los títulos que el banco le entrega como remuneración en especie por su cargo como presidenta. A diferencia de Pérgamo, esta filial no ha logrado escapar de los números rojos.

En 2023, según las cuentas a las que ha accedido también este periódico, sufrió pérdidas de 2,8 millones, ligeramente superiores a los 2,7 millones de 2022, por los ajustes llevados a cabo en diferentes activos y ventas de instrumentos financieros materializadas.

Ana Botín tenía a finales del año pasado un total de 32,625 millones de acciones del Santander, representativas del 0,2% del capital. En la actualidad, estos títulos están valorados en 147,1 millones de euros a precios de mercado. Otros miembros de la familia, entre ellos sus hermanos, y la Fundación Botín ostentan otro 1,15%. Por tanto, el peso de toda la saga alcanza el 1,35%, porcentaje que roza un valor de 1.000 millones.

Hay que resaltar que la cotización del Santander está experimentando una subida en los últimos tiempos como consecuencia de la abrupta subida de los tipos de interés. En solo doce meses ha escalado un 23% y en lo que llevamos de 2024, algo más de un 16%.

La presidenta del grupo financiero y el resto de miembros de la estirpe tienen además otra serie de propiedades y posesiones, unos negocios que la siguiente generación ha empezado a tomar las riendas, con cada vez más protagonismo. De entre todos ellos, destaca la figura de Felipe Morenés, hijo mayor de la banquera, que a finales del año pasado se incorporó como consejero suplente de la filial mexicana de la entidad y que, desde comienzos de 2023, es titular de una de las empresas que tenía hasta entonces Botín, Oquendo. Esta firma, dedicada a la explotación de fincas agrícolas, pasó a manos de su primogénito gracias a un traspaso de la madre.

Morenés cuenta con una trayectoria profesional amplia, especializada en el mundo inmobiliario y la banca de inversión. Fue durante años uno de los máximos responsables en nuestro país del fondo Lone Star. Tras su salida, emprendió un proyecto personal junto a su socio Juan Pepa para invertir en ladrillo y otros negocios. El hijo mayor de Botín lidera junto a Pepa el vehículo empresarial Stoneshield Capital, que tiene un 25% de la promotora Neinor, compañía de la que es consejero dominical. Es licenciado en Ciencias Políticas y Económicas por la Universidad de Georgetown.

Los hermanos de Ana Botín tienen, por su parte, sus actividades profesionales y sus proyectos personales, como Emilio Jr., que está en proceso de expansión de su banco, Miraltabank, o Javier, que tiene el fondo JB Capital y que no hace mucho tiempo volvía a apostar por las energías renovables con una nueva compañía.

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