El Santander redobla su ofensiva para cazar clientes de BBVA y Sabadell
El grupo cántabro efectúa una ola de fichajes para reforzar su estrategia y aprovechar las oportunidades de la opa
La presidenta del Santander, Ana Botín. | Europa Press
El Santander ha decidido dar un paso al frente en la lucha abierta en el sector para cazar clientes de BBVA y el Sabadell, redoblando su ofensiva con una ola de fichajes en distintas áreas de negocio. Aunque el objetivo es más amplio, fuentes financieras destacan a THE OBJECTIVE que detrás de estos movimientos se encuentra como prioridad aprovechar la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada por el primero sobre el segundo con carácter hostil y robar el máximo posible de usuarios y negocio al grupo vasco y al catalán.
El momento para crecer por esta vía no se suele presentar habitualmente y el Santander pretende no dejar un cabo suelto para hacerse con el mayor botín posible. Todas las operaciones de este estilo provocan fuga de clientes y en esta ocasión, al tratarse de una transacción no negociada, los tiempos se amplían y las probabilidades son más grandes. Se estima que en torno a un millón de usuarios están en juego.
El fichaje de mayor calado realizado por el Santander es el de Ignacio Juliá para dirigir su filial española. Este ejecutivo procede de ING, donde en los últimos años ha sido su máximo responsable en la península ibérica. Fue miembro del equipo que ayudó hace 25 años a desembarcar en nuestro país al grupo naranja, que por entonces capitaneaba precisamente el actual consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno.
Pero no es el único. Hace unos meses, fichó al que era jefe del banco digital N26 en nuestro país, Pablo Reboiro, para pilotar una de sus áreas comerciales y también su división de España. Y tiene previsto que se incorpore a su área de banca privada y gestión de fondos a Víctor Allende, procedente de Caixabank, donde ha estado al frente de esta división en los últimos diez años.
El Santander ya hizo una primera ofensiva este mes de junio para atacar el negocio de pymes y autónomos de BBVA y el de Sabadell, un segmento que es la joya de la corona de este último, en una batalla que inició junto a otros grandes competidores. Ahora pondrá el foco en otros nichos de actividad para intentar dar un golpe maestro.
El grupo que preside Ana Botín ha aprovechado por ahora este entorno para crecer en clientes, pero la evolución no es tan buena como en 2022 o 2023, cuando dio un salto importante en la captación, aunque en la recta final el ritmo se frenó. En los seis primeros meses ha ganado 120.000 usuarios. Un factor de la aminoración se debe, en parte, a que no ha recuperado la entrada de hipotecas en un momento dulce para el sector, que sí ha registrado una reactivación significativa.
El Sabadell, aunque ha crecido en todo el territorio, ha empezado a ver ciertos efectos negativos de la opa y el enfrentamiento que libra con BBVA en sus territorios más relevantes y que están en el foco de todas las miradas. En Cataluña y Comunidad Valenciana ha estancado su inversión crediticia, especialmente en los préstamos a autónomos y pymes. Además, la gestora de activos del banco catalán está sufriendo una pérdida de suscripciones en fondos de inversión.
La opa de BBVA culminará previsiblemente a principios de 2025, pero la intención es proceder posteriormente a la fusión a mediados del próximo ejercicio. Estos tiempos podrían alargarse si la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) lleva a una segunda fase el análisis para aprobar o vetar la operación, retrasando todo el proceso. Asimismo, la unión debe ser autorizada por el Gobierno, que mantiene por ahora su rechazo público.
Estos procedimientos someterán a BBVA y Sabadell por un largo tiempo, lo que facilitará al Santander y otras entidades crecer vía robo de clientes y actividad. De ahí que la maquinaria y las estrategias estén listas para actuar. En este sentido, este viernes Bankinter, por ejemplo, anunciaba una mejora del tipo de interés de su cuenta digital sin comisiones a pesar de la caída de los tipos. Un movimiento que se produce después de que las tasas que paga el conjunto de la banca por los depósitos se mantenga al alza pese al hundimiento del euríbor y los recortes esperados en el previo oficial del dinero por parte del BCE.
