BBVA calcula 'pérdidas' iniciales de hasta 700 millones si compra el Sabadell y no hay fusión
El grupo resultante partiría con beneficios anuales de 12.000 millones con el 100% del banco catalán
BBVA ha hecho una primera aproximación del impacto inicial que tendría controlar el Sabadell, una vez culminada la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada con carácter hostil, sin llevar a cabo una fusión. Aunque el grupo vasco da por seguro que Moncloa aprobará finalmente la integración si la operación de compra tiene éxito, está realizando ya cálculos con los posibles escenarios que podrían presentarse.
Una de estas estimaciones tiene que ver con las ‘pérdidas’ que asumiría en un primer momento en la cuenta de resultados de partida del nuevo grupo, después de haber realizado los ajustes y deterioros correspondientes. BBVA apunta, en un ejercicio de simulación con los resultados del primer semestre de este año, que dejaría de ganar unos 329 millones si alcanza el umbral mínimo del 50,01% al que está condicionada la opa, por lo que en todo el ejercicio 2024 este roto llegaría a algo menos de los 700 millones de euros. Fuentes oficiales precisan a THE OBJECTIVE que estas cifras no presuponen una proyección futura y que es una mera información para cumplir con las exigencias de EEUU.
En concreto, de acuerdo con la cuenta proforma incluida en el último folleto sobre la operación enviado al regulador bursátil estadounidense, BBVA refleja que sus beneficios habrían alcanzado en junio 5.919 millones tras la suma agregada de las ganancias de ambas entidades y los ajustes en el escenario de disponer del 100% de las acciones del Sabadell, esencial para proceder a la integración, y que el montante bajaría hasta los 5.456 millones bajo el supuesto de tener una participación de apenas el 50,01%.
Anualizando estas proyecciones, el resultado de BBVA podría rozar los 12.000 millones de euros con un Sabadell bajo su control total y se reduciría a los 11.000 millones, aproximadamente, con la participación mínima de control. Estos números están en revisión y dependerán de la evolución de los bancos en lo que resta de 2024.
Las ‘pérdidas’ que asumirá por la falta de una fusión serán de mayor o menor importancia en función del capital que finalmente logre del Sabadell en su opa, ya que el agujero está vinculado a los denominados intereses minoritarios, es decir, el porcentaje de títulos que está en manos de terceros. Para ello aún necesita el visto bueno de la CNMV para se dé el pistoletazo de salida al periodo de adhesiones de la oferta. En el mercado se da por hecho que este supervisor esperará a que la CNMC tome una decisión sobre la operación de concentración de ambas entidades.
Para limitar el impacto, BBVA lleva semanas haciendo presión para que los inversores del Sabadell acudan en masa y poder materializar una fusión. En un primer momento, lanzó una advertencia a los accionistas sobre la probabilidad de que se puedan quedar atrapados si no aceptan las condiciones planteadas y no venden sus títulos. Después, ajustó dichas condiciones con un cambio en el canje y la inclusión de un pago en dividendo efectivo por 311 millones para hacer algo más atractiva la propuesta. Y por último, ha dejado claro que los clientes del grupo catalán, muchos de ellos también socios, contarán con el doble de sucursales de las que tiene ahora y el triple de cajeros para operar cuando termine con éxito la unión.
Las ‘pérdidas’ estimadas de hasta 700 millones son solo una parte del boquete que podría sufrir si solo logra un control parcial del Sabadell, ya que en futuros años las sinergias de costes y la rentabilidad esperada también serían inferiores. El presidente de BBVA, Carlos Torres, ha minimizado este segundo efecto en diferentes intervenciones, asegurando que se podrían conseguir la mayor parte de los 850 millones de ahorros comprometidos en mayo, cuando la entidad lanzó la opa hostil.
Para ejecutar la fusión, BBVA requiere de la aprobación del Gobierno. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha insistido recientemente en que rechaza la operación por las consecuencias que tendría sobre la competencia y la exclusión financiera. El Ejecutivo, por tanto, podría vetar la integración, a pesar de que logre el 100% del Sabadell, pero en el grupo vasco ven muy remota esta posibilidad al entender que no tendría argumentos de peso si la CNMC autoriza la adquisición. El veredicto de este organismo se podría retrasar meses, hasta la primavera, si decidiera profundizar en el análisis al considerar complejo el proceso.