El Fondo de Impacto Social, catalizador de la inversión de impacto
Los eventos de SpainNAB e Impact Day subrayan la importancia de la colaboración público-privada
«Los inversores públicos tienen una oportunidad única para actuar como catalizador y colocar a España en el liderazgo de la inversión de impacto», afirmó Eugenio Solla, presidente de SpainNAB, en la apertura de la quinta edición del evento «Camino al Impacto». Desde 2018, instituciones como COFIDES, el ICO y el FEI han sido claves para movilizar capital público y privado hacia proyectos con impacto social y ambiental.
El Fondo de Impacto Social (FIS)
Uno de los principales hitos, subrayado por el evento de SpainNAB, ha sido la aprobación del Fondo de Impacto Social (FIS) de COFIDES. Según su director, Raúl Sánchez, el FIS es «un instrumento financiero clave» para apoyar proyectos rentables que buscan resolver retos sociales y medioambientales desatendidos, con un impacto medible.
Uno de los desafíos históricos del sector ha sido la ambigüedad del término «impacto», lo que ha creado confusión para inversores e incluso facilitado el «impact washing», cuando las empresas aparentan generar impacto sin pruebas reales. Como señala Sánchez, «el sector público juega un papel crucial al proporcionar legitimidad y un marco claro que define lo que es realmente inversión de impacto». Para el FIS, el impacto debe ser intencional, medible y verificable siempre que sea posible.
Innovación en la contabilidad de impacto
Durante el evento Impact Day, Sir Ronald Cohen presentó un avance revolucionario para el sector: la nueva metodología de contabilidad de impacto, desarrollada por la Fundación Internacional para la Valoración de Impactos (IFVI). Este sistema permitirá monetizar y comparar los impactos medioambientales de diferentes empresas, lo que facilitará la toma de decisiones más informadas a inversores públicos y privados. Este tipo de medición promete convertirse en una herramienta fundamental para atraer inversiones hacia las empresas que más benefician a la sociedad.
Flexibilidad del FIS
Una de las principales características del FIS es su flexibilidad. Según Sánchez, el fondo puede invertir en capital o financiar con deuda, lo que permite apoyar a una amplia variedad de beneficiarios: desde fundaciones hasta fondos y startups. Con un presupuesto de 400 millones de euros, el FIS destinará entre un 50-60% a fondos de inversión de impacto, un 15% a inversión directa en empresas sociales y el resto a cofinanciación con terceros, como la banca ética. Además, proporcionará asistencia técnica para que las entidades beneficiarias puedan mejorar su teoría de cambio y medición de impacto, apoyando así su profesionalización. «Esto nos permite capilaridad para llegar a beneficiarios en diferentes partes de España, evitando que el capital se concentre solo en Madrid y Cataluña», explica Sánchez.
Lecciones de los líderes globales
A pesar de los avances del FIS, España aún tiene terreno por recorrer. Según un estudio de COFIDES, el país ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en presupuesto público para la inversión de impacto, pero sigue lejos de líderes como Francia y Reino Unido, que tienen más de veinte años de experiencia en este sector. «En España estamos en 3.341 millones de euros de inversión de impacto en 2023, incluyendo la banca ética. Esto puede parecer mucho, pero estamos todavía muy lejos de los 12.000 millones del Reino Unido y Francia».
Según Sánchez, «el punto de inflexión» en estos países vino del sector público. En Francia, por ejemplo, la Ley 90/10 aprobada en 2001 requiere que al menos el 10% de los fondos de pensiones se inviertan en activos con un impacto social o ambiental. Esta regulación ha sido esencial para atraer grandes volúmenes de capital privado hacia proyectos de impacto.
Aunque el FIS es un paso importante, Sánchez advierte que no es suficiente. «El FIS es un punto de partida, pero si queremos que esto escale, debemos multiplicar los 400 millones del fondo atrayendo capital privado». La clave está en el efecto catalítico del FIS, que espera movilizar dos o tres euros de capital privado por cada euro invertido, que el Reino Unido ha conseguido con éxito.
Los retos para el Gobierno
Aunque estas iniciativas públicas son un gran avance, el gobierno aún no ha implementado suficientes medidas que impulsen de manera efectiva la transformación sostenible de las empresas a largo plazo. Teresa Parejo, directora de sostenibilidad de Iberia, destacó durante el Impact Day que el éxito del proyecto de biocombustibles de la aerolínea depende del respaldo gubernamental para hacer que los viajes con este combustible más limpio sean asequibles para los turistas y rentables para la empresa.
El verdadero desafío para el Gobierno será desarrollar regulaciones que promuevan la transformación sostenible, evitando convertirse en una carga burocrática que frene el impacto empresarial.
Caminando hacia el impacto
España también está impulsando nuevas iniciativas como el Contrato de Impacto Social (CIS) «Málaga no caduca», que combate la pobreza alimentaria mediante la distribución de excedentes de hoteles, restaurantes y catering. Esta iniciativa, junto con los bonos de impacto social emitidos por el ICO desde 2015, demuestran que la colaboración entre el sector público y privado puede canalizar capital hacia proyectos con un impacto positivo.
En resumen, el sector público es fundamental para el crecimiento de la inversión de impacto en España, pero el verdadero potencial depende de la movilización del capital privado. Para cerrar la brecha con los líderes globales, será necesaria una colaboración más fuerte entre gobierno, inversores y empresas que buscan integrar el impacto social y ambiental en su estrategia.