THE OBJECTIVE
La otra cara del dinero

Una economía a dos velocidades en 2025 (y los europeos no estamos en la rápida)

«La inercia macroeconómica y las expectativas de la presidencia de Trump hacen pensar en un escenario dominado por EEUU y con la UE en decadencia»

Una economía a dos velocidades en 2025 (y los europeos no estamos en la rápida)

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. | Europa Press

«Americanos, os recibimos con alegría». Quizás nos convenga volver a echarle un vistazo a Bienvenido Mr Marshall. Por lo menos a la ya totémica escena del pueblo unido que rinde pleitesía a los nuevos amos del otro lado del Atlántico. Y afinar la voz. Muere otro año, dejando ya demasiado avanzado el siglo para los que nacimos en otro, ese de las películas de Berlanga. Analistas, agoreros y gurús varios presentan sus previsiones para el que viene: en el apartado de las cosas de comer, casi todos apuntan a un resurgimiento de EEUU mientras la vieja Europa hace lo que mejor se le da. Languidecer.

En Coface se definen como «líder mundial [eso lo dicen casi todos] en la gestión del riesgo de crédito y especialista en información comercial». Básicamente venden seguros. A lo mejor no suena tan sofisticado, pero, si lo piensa, les da cierta credibilidad: les conviene más que nadie saber dónde hay más posibilidades de fastidiarla. El informe de sus expertos para el año que viene arranca con el titular: «Una Europa que no despega vs un Estados Unidos que aterriza suavemente». Explican que «una de las principales claves a tener en cuenta sobre cómo va a evolucionar la economía en 2025 es la desigualdad entre Estados Unidos y Europa». 

Al parecer, la inflación nos está dejando un poco en paz a todos, «en Estados Unidos está siendo más favorable», viviendo lo que se denomina como un «aterrizaje suave». Matizan que la victoria de Trump, «cuyo programa económico pretende apoyar la demanda con rebajas fiscales a la vez que limita la oferta (menos importaciones e inmigración y, por tanto, menos mano de obra)», puede conllevar «un mayor riesgo de inflación y, por ende, que la Fed sea más prudente y no baje tanto los tipos».

En nuestra Europa, en cambio, las cosas son muy diferentes, porque, entre otras cosas, «las empresas siguen sufriendo un fuerte aumento de los costes laborales unitarios (+4,5% interanual), limitando sus márgenes cada vez más, lo que también se verá en 2025. Tras alcanzar su máximo en el primer semestre de 2023 en todos los países de la eurozona, la tasa de margen ha caído casi dos puntos porcentuales en Alemania y en Francia, y el doble en España e Italia, dejando a las empresas en una situación vulnerable, como demuestra el aumento de las insolvencias en los últimos meses». Mientras, en EEUU se prevé que las primeras medidas económicas de Trump «apoyarán a la actividad a corto plazo, a diferencia de Europa». O sea, que las distancias no harán sino agrandarse. 

En esta situación de una Europa que no logra arrancar, dicen los de Coface que «emerge España como motor económico de la zona euro». Su jefe de macroeconomía, Bruno De Moura Fernandes, asegura que seguiremos «creciendo por encima de países vecinos como Francia, Italia o Alemania», superando el 2%. No es la bomba, pero en el país de los ciegos… Los nubarrones más negros se ciernen sobre Alemania, cuya economía podría contraerse un 0,2% por segundo año consecutivo, creciendo solo un 0,4% este 2025. Siguen purgando por sus dos grandes pecados capitales: los costes de la energía y la excesiva dependencia del mercado chino. En general, De Moura Fernandes cree que «la única esperanza para la zona euro es el consumo, ahora que los ciudadanos tienen salarios ‘más elevados’ por la bajada de la inflación. Sin embargo, en este momento, los europeos se están centrando en ahorrar, más incluso que antes del COVID».

La perspectiva macroeconómica de Coface se completa con la desaceleración de China, que sigue enmarronada (color ladrillo) con la crisis inmobiliaria y se adentra cada vez más en una «guerra electrónica con Estados Unidos» que puede terminar como el rosario de la aurora para las cadenas de suministro. El petróleo, eso sí, mantendrán precios soportables, aunque el informe le añade a este vaticinio la inquietante coletilla «con la mirada puesta en Israel e Irán». 

Así dibuja el futuro la siempre previsora perspectiva de las aseguradoras. Veamos el lado más prospectivo de los inversores. En la gestora Capital Group coinciden básicamente con el buen momento americano. «En lugar de entrar en recesión, como muchos predijeron hace un año, la economía estadounidense se mantiene fuerte, liderando el mundo en una época en la que otros tropiezan», comenta Martín Romo, su Chief Investment Officer. Y su gestor en renta fija Pramod Atluri añade que «La Fed ya no será tan protagonista. Los tipos de interés no parecen muy restrictivos para el crecimiento económico».

Dicho lo cual, en Capital Group van al lío: dónde meter la cuchara. En renta variable, se suben a la ola de la inteligencia artificial. Es más, creen que puede resultar «más espectacular y más grande de lo que se piensa». El gestor en renta variable Mark Casey argumenta que «los llamados hiperescaladores -Alphabet, Amazon, Meta y Microsoft- están gastando aproximadamente la mitad de su presupuesto de capex en tecnología y la otra mitad en la compra de terrenos para construir tantos centros de datos como sea posible cerca de fuentes de energía fiables y firmar contratos a largo plazo con los proveedores de energía. Esto debería ofrecer oportunidades de inversión durante años», 

Saludan también en Capital el regreso de un clásico: «Los valores que pagan dividendos están despertando un renovado interés entre los inversores». La gestora Cheryl Frank, por ejemplo, explica su truco: «Busco oportunidades para invertir en valores que pagan dividendos y que han sido relegados por el mercado. Entre ellos se encuentran las farmacéuticas olvidadas o los fabricantes de medicamentos que el mercado ha ignorado al centrarse en los tratamientos para adelgazar, así como empresas de servicios públicos y bancos seleccionados». Otros caladeros de la renta variable apetitosos son las acciones de pequeñas compañías, las oportunidades en los mercados emergentes y las empresas japonesas, que están desbloqueando el exceso de liquidez para recompensar a los inversores.

En renta fija, en Capital Group creen que el potencial de los bonos para generar rentas puede ser duradero. Su experto Vince Gonzales cree que, «en el actual entorno de tipos, los inversores pueden obtener un buen nivel de income en los bonos de alta calidad. La selección de valores puede ser un motor de rentabilidad, con oportunidades atractivas en bonos hipotecarios de agencias y crédito titulizado», comenta el gestor de renta fija. Pero los bonos también están restableciendo su papel como fuerza estabilizadora: «La Reserva Federal está centrada en apoyar el mercado laboral ahora que la inflación está cerca del objetivo. En igualdad de condiciones, la bajada de los tipos debería ser positiva para los mercados de riesgo y la economía. Los bonos están en condiciones de volver a ofrecer ventajas de diversificación».

Más concretamente, apuestan por los bonos corporativos y de alto rendimiento, porque respaldados por varios factores positivos que impulsan a la economía: «Aunque están apareciendo puntos débiles, los recortes de tipos de la Fed pueden ayudar a mitigar el ritmo de una potencial desaceleración económica». Además, la deuda de los mercados emergentes muestra resistencia: «Muchos de los principales mercados emergentes tienen herramientas a su disposición: mejores reservas, tipos reales positivos con margen para bajar, menos desequilibrios que los mercados desarrollados y tipos de cambio justos o infravalorados. Existe flexibilidad política para capear el temporal en caso necesario», afirma la gestora de renta fija Kirstie Spence.

Sí, mejor miremos hacia los mercados emergentes. Europa, mientras, parece empeñada en sumergirse.  

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