¿Está Europa? Que se ponga
‘El Gris Importa’ analiza la respuesta de Europa a los planes de Trump para acabar con la guerra en Ucrania
Donald Trump sigue moviéndose deprisa y rompiendo cosas.
Lo último ha sido llamar dictador a Zelenski y culparle de que Rusia lo haya invadido, y mandar a Múnich a su vicepresidente James David Vance, más conocido en los ambientes como Yidiváns, para decirnos a los europeos que hemos traicionado los «valores [democráticos] más fundamentales» y que, con el pretexto de combatir la manipulación y la desinformación, nos dedicamos a silenciar y encarcelar a las voces discrepantes.
Que un señor que se muestra comprensivo con el asalto al Capitolio venga a dar lecciones de democracia a Europa no deja de ser chocante. Pero dado que, como recomendaba Epicteto, no hay que preocuparse por las opiniones ajenas, porque no dependen de nosotros, lo correcto es centrarnos en lo que sí depende de nosotros, que es la respuesta de Europa. Y esta no ha sido edificante.
Dos días después del discurso de Múnich, Emmanuel Macron convocaba una cumbre urgente en el Elíseo con la que pretendía dar la réplica a Yidiváns, pero lo que consiguió más bien fue darle la razón, porque fuimos incapaces de ponernos de acuerdo y cuando los ingleses propusieron enviar tropas a Ucrania, los alemanes dijeron que ni hablar.
Cada dirigente tenía seguramente sobre la mesa los sondeos electorales de su nación particular y ninguno levantó la vista más allá. No parecen conscientes de que lo que se dilucida en Ucrania no es una mera disputa territorial, sino la batalla eterna entre la sociedad abierta y sus enemigos. Porque, ¿no es eso lo que en el fondo representa Europa?
Si Miguel Gila viviera, se pondría el casco, giraría el disco de su teléfono negro de baquelita y diría: «¿Está Europa? Que se ponga». Y añadiría mientras esperaba: «Se va a enterar este Putin…».
Y no le faltaría razón. Porque los líderes del Viejo Continente han entrado en pánico cuando Trump les ha dicho que se va a llevar sus tropas y dejarlos cara a cara con Putin, pero el PIB combinado de los miembros europeos de la OTAN es de 23 billones de dólares, 10 veces el de Rusia. ¿Cómo no van a poder invertir 40.000 millones en la defensa de Ucrania, es decir, dos décimas de PIB? Porque eso es lo que los expertos creen que haría falta para parar los pies a Putin, que no olvidemos que tampoco es Napoleón y acaba de ser humillado en Siria, no ha logrado desalojar a tres brigadas ucranianas de Kursk y ha sufrido 200.000 bajas para avanzar la distancia que separa la Puerta del Sol del aeropuerto de Barajas.
Jean Monnet, el primer presidente de la Comunidad del Carbón y del Acero, escribió en sus memorias que «Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas en esas crisis».
¿Estamos ante una de esas crisis que nos hacen más fuertes o esta es la que nos va a matar?
Sobre ello debaten Javier Díaz-Giménez, profesor del IESE, y Miguel Ors Villarejo, corresponsal económico de THE OBJECTIVE, en este nuevo episodio de El Gris Importa.