Juan María Nin: «Un año sin Presupuestos se entiende, dos es mala señal»
El actual presidente del Círculo de Empresarios comenta la actualidad nacional e internacional
Desde su posición en este think tank y basando sus argumentos la experiencia acumulada en puestos ejecutivos en La Caixa, Banco Sabadell, Cepsa, Repsol o Naturgy, entre otras grandes empresas, Juan María Nin (Barcelona, 1953) analiza la actualidad política y económica tanto en nuestro país como en Europa, así como la posición que ocupa y el papel que debe jugar la UE tras la llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU. En España, Nin aboga por los pactos entre centro derecha y centro izquierda, a imagen y semejanza de Alemania y sus grandes coaliciones de gobierno, y por los pactos de Estado, así como por la reformas estructurales. En nombre del Círculo de Empresarios Nin se posiciona: los perceptores del SMI deben tributar y, en relación a la reducción de la jornada laboral, debe ser acordada por empresas y sindicatos, y la Administración debe apartarse.
PREGUNTA.- ¿Necesita España una reducción de la jornada laboral?
RESPUESTA.- La jornada laboral se viene reduciendo desde la época de la esclavitud para los seres humanos hasta la Revolución industrial y, desde entonces hasta aquí, en cantidad y en calidad. La gente se olvida de la calidad, la jornada laboral es cantidad y calidad. En el futuro, gran parte de los trabajos actuales se sustituirán por ganancias de productividad: a igualdad de producción o superior, trabajaremos menos horas y eso será proyectado en el futuro. La jornada laboral se irá reduciendo, como se ha reducido en el pasado en cantidad e irá mejorando en calidad.
Reducción de la jornada laboral: «Que la sociedad funcione en los acuerdos entre sindicatos y empresas y la Administración se aparte»
P.- Pero no parece algo sencillo de aceptar en el caso de las pymes…
R.-La jornada laboral, cantidad y calidad me interesa mucho como Círculo de Empresarios…Y luego la sociedad y los trabajos son diversos, las circunstancias territoriales, estacionales, etc. exigen que la sociedad funcione en los acuerdos que ha habido siempre entre sindicatos y empresas y que la Administración se aparte.
P.- Otro de los grandes debates que tenemos sobre la mesa es el aumento del SMI y si debe ir o no acompañado con un aumento del mínimo exento del IRPF. ¿Cuál es su opinión?
R.- España tiene un serio problema de recaudación fiscal, debido al enorme peso que tiene la economía sumergida, que la hay en toda Europa y en todo el mundo, pero en España más que nuestros referentes europeos. Creo que está alrededor del 20%. La máxima preocupación es que no contribuyen y siguen consumiendo servicios públicos a todos los efectos: defensa, educación, sanidad, todo. Y cuando el 20% de un país consume y no contribuye, además del tema moral, de la insolidaridad y desigualdad que eso produce también cierto efecto perverso: la economía sumergida se autoalimenta, porque el 80% de la economía que consume y contribuye necesita pagar por ese 20% que no lo hace. Y eso se paga subiendo los tipos impositivos. Los tipos impositivos en España, en estos momentos, están a nivel europeo, pero la recaudación está por debajo, porque el problema en España no es de tipos, sino de bases imponibles.
Economía sumergida: «Cuando el 20% de un país consume y no contribuye tenemos, además del problema moral y de insolidaridad, un efecto perverso»
P.- ¿Habría que modificar la base imponible?
R.- Quiero decir que si la base imponible es un 20% inferior a lo que debería ser, imagínate que toda la economía sumergida tuviera los tipos impositivos actuales. La recaudación en este país sería más justa, más solidaria y más igual, incluso se podría bajar los tipos y tendríamos una sociedad mejor. Hay que contextualizar la discusión sobre el SMI y el mínimo exento con esto. Con la subida del SMI no sé cuántos trabajadores tendrán la obligación de presentar la declaración de la renta. Pero mi opinión es que obviamente, sí, tienen que hacerlo. No se puede tener un Estado avanzado social de derecho sin que todo el mundo contribuya en la medida de sus posibilidades. Que el SMI incorpore a la contribución, aunque sea testimonial, a una parte importante de la población, es absolutamente necesario. Formar parte de la base imponible, aunque pagues tipos 0, 0,3 o el 15% es un paso más en la corrección de una situación profundamente injusta de desigualdad en España. ¡Claro que se tienen que integrar la base imponible en este país! Porque el tema es la base imponible, no es el tipo.
P.- Y con la economía sumergida, ¿qué hacer?
R.- Nosotros siempre hemos defendido que la economía sumergida es profundamente injusta, desde el punto de vista fiscal.
P.- ¿Puede España aguantar sin Presupuestos Generales mucho tiempo más?
R.- Solo un año sin Presupuestos, se entiende. Dos es una mala señal. Y en el Círculo de Empresarios tuvimos la precaución, porque nos gusta anticiparnos, de publicar una toma de posición, diciendo que es una mala señal.
«Que el SMI incorpore a la cotización a una parte importante de la población es absolutamente necesario»
P.- Cataluña fue motor principal de la economía española, pero ahora le ha adelantado Madrid. ¿Cree que es gracias a las políticas que se implementan en Madrid o a lo que en Cataluña llaman el «castigo» que sufren por parte de los gobiernos centrales en materia económica y, especialmente, de financiación?
R.- Cataluña tiene que competir más y mejor y Madrid, como concepto, colaborar más. Es decir, al final bajar el ruido y ver cómo progresamos. Cataluña ha sido motor europeo y español en algunas etapas, en otras no. Cataluña ha sido, sobre todo en el último siglo y, en beneficio de todos, debería seguir siéndolo. Hay un problema de financiación. Si el problema de financiación responde otra vez a las reformas estructurales, pendientes en España, que deben ser acordadas por el común de los ciudadanos, es decir, por centro izquierda y centro derecha. Todo eso da un sistema imperfecto de comunidades autónomas, pero posible, que se alumbró en la Transición, con la Constitución. Desde 2009 había un compromiso de la LOFCA, para alumbrar un nuevo sistema de financiación, que se ha incumplido por los sucesivos gobiernos. Claro, nada es gratis y cuando se incumplen los compromisos, las consecuencias son malas.
«Cataluña tiene que competir más y mejor y Madrid colaborar más»
P.- Y ¿cómo habría que solucionar el problema de la financiación de las comunidades?
R.- Si se aborda poniendo parches o no haciendo nada, abocaremos a malas soluciones. Detrás del sistema de financiación y del sistema de las comunidades autónomas de contribución a los gastos generales del Estado y de los propios está el modelo de gasto y el modelo impositivo. Pero si las reglas del juego son confusas y usted gasta más o menos y recauda más o menos… Está todo escrito. Tiene consecuencias en la productividad. Tenemos un problema muy serio que exige soluciones estructurales muy serias.
Reformas estructurales: «Claro que son posibles»
P.- Visto el grado de crispación y el enconamiento político, ¿cree posible acometer esas reformas estructurales?
R.-Claro que son posibles. Se ha hecho en todo el mundo con sistemas federales de contribución leal a los gastos y mantenimiento del Estado y a los asuntos propios de los Estados federales. La lealtad en el sistema de financiación de un estado federal permite, mejorar la vida de los ciudadanos y visualizar mejor la responsabilidad de los regímenes políticos correspondientes en el gasto, recaudación e inversión.

P.- ¿Qué opina entonces de la propuesta de financiación singular para Cataluña?
R.- No tengo una opinión, porque no la he estudiado. Yo no la he visto.
P.- Con respecto a la operación Telefónica-Indra, la salida precipitada de Pallete, ¿cree que obedece a una «colonización» de empresas por parte del Gobierno, que a la postre será nociva?
R.- Lo veremos, lo veremos… Pero la decisión se ha tomado por un acuerdo abrumador de accionistas privados, públicos y semipúblicos. En el semipúblico, cuento a los saudíes; en el público, la SEPI, y la parte privada, La Caixa y compañía.
P.- ¿Cuál es su diagnóstico sobre cómo va a acabar lo de la OPA del BBVA al Banco Sabadell?
R.- Pues depende, depende… de los pasos finales que se den por ambos, porque ahora está en empate, dicen los mercados de renta variable y renta fija. Los mercados no aciertan siempre, pero dicen que esta así…
«No estamos ante un nuevo orden mundial, asistimos al final de un ciclo largo»
P.- Ante este nuevo orden mundial que están dibujando entre Trump y Putin, la guerra comercial entre EE.UU. y China, ¿en qué posición quedan la UE, su industria y su tejido empresarial?
R.- Creo que no es un nuevo orden mundial. La economía funciona con ciclos cortos y largos y estamos asistiendo al final de un ciclo largo. La situación actual se ha interpretado como el fin de la globalización que hemos vivido en las últimas décadas y, por tanto, un retorno a lo que sería un mundo internacional y de bloques. Y es cierto que existen resistencias a lo que es una situación lógica en la humanidad, que es la globalización, a caballo de la gran revolución que es la inteligencia artificial. Tenemos la impresión de una marcha atrás que es real y de que ese modelo que habíamos construido ha colapsado. Lo que ha sido un mundo de valores, de democracia liberal occidental, un modelo de éxito en cuanto al bienestar de la ciudadanía, político y económico no ha finalizado. Pero un Estado social de derecho retrocede, porque viejas ideologías y tics dictatoriales, populistas, etcétera, emergen con fuerza. Volvemos al pasado, como si fuera un bucle terrible. Creo que los avances se consolidarán, pero ahora estamos en una interrupción.

«Europa no está en la irrelevancia porque es el referente del Estado social de derecho»
P.- Pero Europa, la imagen de esos valores, ¿no queda en una cierta irrelevancia ahora mismo?
R.- Europa tiene la relevancia más importante que se puede tener en un contexto de globalización, que ha sido alcanzar el momento de más éxito de la humanidad, la institucionalización, después de diversos periodos de los niveles de pensamiento artísticos políticos, científicos, que se resumen en la sociedad contemporánea. Todo eso es una construcción fundamentalmente europea. Europa no está en la irrelevancia porque es el referente en cuanto al resultado final: el Estado social de derecho, la democracia liberal y por lo tanto, dentro de todas las imperfecciones humanas, unas sociedades que el mundo entero reconoce como ideales, en cuanto a valores. No nos condenan a la irrelevancia, sino que nos abocan a un papel protagonista en el futuro. Los valores europeos es lo más importante que tiene Europa. Algunos de actuales bloques, fundamentalmente los dictatoriales y populistas, no comparten esos valores. EEUU. plantea una apariencia de desvinculación y de acercamiento a otros bloques, como el chino, el ruso, etc. Yo creo que es un movimiento pendular, acompañado de unas formas y actuaciones preocupantes e inaceptables, para los europeos y que habrá que negociar.
«Si no hay unión política europea, todo será más difícil»
P.- ¿Con qué herramientas puede negociar la UE?
R.- Lo primero que debe hacer es un análisis frío, objetivo, de cuál es la situación. Empezar por entender el mundo de bloques, los sistemas de poder y los valores. La primera lectura profunda es que en EEUU. ha ganado el Partido Republicano. Eso significa que ha habido un efecto péndulo en una democracia que funciona con una alternancia y con una sana limitación de mandatos, con unos medios de comunicación perfectamente habilitados, poderosos y transparentes y con un funcionamiento de redes sociales donde los ciudadanos americanos han provocado una reacción contraria, por ese efecto péndulo, a unos mandatos, una forma de pensar política y unos extremismos, arrojando un éxito electoral desconocido en la historia de EEUU. Los efectos péndulo tienden a moverse hacia el centro. los europeos tenemos que distinguir la persona del personaje, es decir, ha ganado el Partido Republicano, la persona de Donald Trump. Ha ganado una manera de pensar y un personaje, que es un gran negociador. Tenemos que entender que hay que ejercer nuestros poderes, en este mundo transaccional. Nuestro valor más importante es la democracia liberal, un referente para el mundo entero, nuestro sistema político y, por supuesto, ahora un nuevo empuje para la construcción de la unión política europea. Si no hay unión política europea, todo será más difícil.
«Lo más civilizado del mundo es una guerra comercial de aranceles»
P.- Pero, junto a las diferencias políticas, geoestratégicas, las tendencias y los valores… está también la guerra comercial, con sus aranceles…
R.- Me parece que, en los conflictos, lo más civilizado del mundo, es una guerra comercial de aranceles. Es mucho mejor esto que mandar los tanques a Ucrania, o cortar el gasoducto o extorsionar.
Una guerra comercial es una vuelta al pasado. Pero si tenemos enfrente a EEUU diciendo: «Hasta aquí hemos llegado», los europeos tenemos que reaccionar, muy especialmente algunos países europeos que somos más débiles, como España, negociando nuestra posición comercial en Bruselas, porque el titular del arancel no es España o Italia, sino la UE. Usted me pone aranceles por aquí, yo se los pongo por allí, usted me pone el otro por aquí y se lo pongo por aquí. Hay que entender que Estados Unidos tiene un problema de fondo, que tienen diagnosticado que, en su balanza global, han venido acumulando déficits comerciales y presupuestarios internos. Y como el mundo no es global, sino que está en camino de ser global, porque sigue habiendo fronteras y modelos, los americanos, tal como lo interpreto yo, han dicho: «Tengo que corregir la deuda, el déficit comercial y el déficit interno, la política fiscal», porque cuando se rompe la divina proporción entre capital y deuda, las cosas acaba mal. Y si además una parte de tu deuda está en manos chinas o rusas, o europeas, o de Oriente Medio, ya no eres soberano.

«Nos han subido los aranceles. Nosotros les subimos los aranceles a los americanos y ya está»
P.- EEUU ya nos ha subido los aranceles a toda la UE…
R.- Pues seremos más eficientes, tendremos menos funcionarios, menos trabas administrativas, impulsaremos más las empresas. Esto es el mundo empresarial. Te ponen un problema y tienes que reaccionar. Nos han subido los aranceles. Nosotros les subimos los aranceles a los americanos y ya está.
P.- ¿Y eso qué efectos tiene Estados Unidos?
R.- Positivos y negativos. No hay verdades absolutas. Los positivos empiezan a corregir el déficit comercial, van a corregir el déficit estructural presupuestario y por lo tanto van a reducir la deuda con más ingresos de aduanas y menos gasto público, para ser más soberanos, porque van a depender menos del ahorro externo y van a crear más empleo. En Estados Unidos son los apologistas del caos y del fin del mundo, se rasgan las vestiduras. Lo que hay que hacer es analizar las cosas. Y ¡pobres americanos! van a tener inflación, tendrán más empleo porque importarán menos o no importarán. Corregirán la inflación, probablemente con una política monetaria que salió muy bien en Estados Unidos y en Europa, para que la inflación no se coma los ahorros ni se convierta en un impuesto oculto. Claro, por eso el tema de los aranceles.
«Hagamos los deberes: la salida política es la unión política de la UE»
P.- Eso por lo que respecta al impacto de los aranceles en EEUU, pero ¿y qué pasa con ese impacto en la UE?
R.-Europa. Acción reacción. Lo que no se puede hacer es llorar, estar todo el día rasgándote las vestiduras. Hay que analizar las cosas y creer en las propias fortalezas. Es decir, los números dicen que, desde 2014 hasta hoy, nuestro PIB se ha separado del americano en un 10%. Mario Draghi, en un magnífico artículo y Enrico Letta, en su informe, se preguntan qué hemos hecho mal. Como dice Draghi, el arancel más importante no es el 10% de EEUU, sino que nos lo hemos puesto nosotros mismos: hemos perdido productividad, nos hemos ido a una sociedad burocratizada, funcionarial y represora, que atentaba contra la libertad de la ciudadanía, de la empresa, que ha partido de la base de la culpabilidad a priori. Y nos ha pasado por la izquierda los americanos, los chinos, Oriente Medio, Indonesia, Malasia, Japón… Entonces ¡hagamos los deberes! La salida política es la unión política de la UE.
«No hay más liderazgo en la UE que el diagnóstico producido por el estado de necesidad»
P.- Para llevar adelante lo que apuntan Draghi o Letta en sus informes y acometer esas reformas y mejoras, ¿tiene la UE en la actualidad líderes de peso al frente? Von der Leyen, Macron, Merz, Pedro Sánchez… ¿Quién puede liderar la tarea pendiente?
R.- En estos momentos, no hay más liderazgo en la UE que el diagnóstico producido por el estado de necesidad. No hay más liderazgo que el funcionamiento ordinario de la Comisión, que ha tomado buena nota con el nuevo equipo de Comisarios, para empezar a corregir estos problemas. No hay más diagnóstico que los informes de Letta y de Draghi y creo que pronto recuperaremos el liderazgo centroeuropeo alemán en la UE. Creo que los alemanes nos van a dar una lección una vez más con un gran gobierno de coalición, del centro izquierda y el centro derecha. Será una lección para todos los europeos y ese, gobierno de coalición asumirá el liderazgo. Y servirá de ejemplo para España y otros países que necesitamos centrarnos urgentemente con gobiernos de coalición y pactos de Estado, para acometer grandes reformas estructurales, frente al desafío del mundo actual.
«Siempre que hemos dado un salto adelante ha sido con pactos de Estado entre centro derecha y centro izquierda»
P.- ¿Habla usted del post sanchismo? No parece que con Pedro Sánchez vaya a haber un gobierno de coalición con el PP ni tampoco pactos de Estado…
R.- Ahí no entro, porque la cintura y flexibilidad de nuestros políticos es gigantesca y todo depende de cómo funcionan las cosas. Ojalá. Soy positivo y optimista para en España. lleguemos a un punto -ojalá- de grandes reformas estructurales, que las necesitamos, porque el país está oxidado después de algunos años paralizados en lo que es la estructura de Estado y de pensamiento político único se refiere. Estamos oxidados, gripados, y siempre que hemos dado un salto adelante -y ahora lo necesitamos mucho- ha sido con pactos de Estado entre la mayoría de los ciudadanos españoles: centroderecha y centro izquierda. Si lo hemos hecho en el pasado, quizás lo haremos en el futuro, emulando a este gobierno de gran coalición alemán. No digo cuándo, pero sí que lo haremos, seguro.
«La relación comercial con China no es nueva. Cuanto más productiva sea, mejor que mejor»
P.- Parece que, desde hace unos meses, el presidente Sánchez ha iniciado una relación con China, promocionando el vehículo eléctrico chino, por ejemplo, tras su reciente viaje a China… en un momento de guerra comercial con EEUU. ¿Cómo hay que interpretar ese movimiento?
R.- No hay que interpretar el movimiento en clave China. Yo he estado muchas veces en China, como empresario. España ha tenido siempre unas relaciones estupendas con China. Tenemos empresas españolas que han invertido en China. Yo mismo tengo experiencia personal, como CEO de Caixa, nuestra inversión en bancos en Hong Kong y en un banco en China, con pleno éxito. La relación con China no es nueva, forma parte de la tradición de nuestras empresas y nuestra actividad. Y cuanto más productiva sea, pues mejor que mejor. Pobres españoles… ¡si somos 48.000.000! frente a un país de mil y pico millones, o con la potencia americana… siempre hemos tenido una relación excelente con China. Habrá que seguir exportando, haciendo inversiones directas de tipo financiero, etc. Algunas han triunfado, otras no tanto y yo lo interpreto en clave de normalidad absoluta.
P.- ¿Incluso en estos momentos de guerra comercial China-EEUU?
R.- La política comercial pertenece a la UE. Nosotros firmamos un tratado de adhesión que fue ratificado en 1986 y la política comercial, como la de libre circulación de trabajadores, movimientos de capitales, todo eso está encuadrado dentro de la UE. Ahora los chinos van a hacer una fábrica de baterías en Portugal, en ese marco. No hay política comercial española fuera de la política comercial europea. Y es en Europa donde nosotros tenemos que defender y pelear -y eso no sé si lo estamos haciendo- nuestros intereses comerciales en Europa, en Bruselas.
P.- En la UE cada cual defiende lo suyo…No es una especie de Estado Unidos de Europa…
R.- Como debe ser en un ámbito civilizado, europeo, de valores diplomáticos, de intereses donde hacer valer. Ahora, si tú no tienes los funcionarios adecuados, ni haces la gestión adecuada o permites que prevalezcan los intereses de otros…Es un juego legítimo.
«Tenemos que tener una Comunidad Europea de Defensa y para eso hay que invertir»
P.- Y ahora mismo, ¿tenemos lo mejor en las instituciones europeas?
R.- Lo hemos tenido, desde luego. Hemos avanzado considerablemente. Siempre hemos sido europeos, pero hemos tenido algunos momentos donde hemos «pintado poco». Nos unimos a la UE, lo hemos hecho muy bien y hay que seguir trabajando para ello. Tenemos funcionarios y la fuerza suficiente para hacer valer nuestros intereses. Lo enlazo con el tema de los aranceles: Europa tiene que hacer valer sus intereses y negociar una defensa y autonomía estratégica. En 1952 firmamos la Comunidad Europea de Defensa. La primera Comunidad Europea del Carbón y del Acero. La CECA se firmó por los países fundacionales, para que nunca más hubiera una guerra entre europeos. La Primera Guerra, una guerra mundial. Compartíamos carbón y acero y, por tanto, no había manera de tener instrumentos de guerra que se hacen con carbón y con acero. Pero la Comunidad Europea de Defensa fracasó en el momento de ratificarse en el Parlamento francés, por distintos motivos. Entonces, cada país empezó a tener unos uniformes pintados de verde, otros de marrón, unas botas del ocho y medio, otras del 42, unas cantimploras de fieltro y otras no, etc. Y la Defensa Europea descansó en la OTAN, donde los americanos pusieron el dinero, la tecnología y las armas. Y lo siguen poniendo… Si queremos ser una unión política y ser un bloque no solamente moral, ideológico, sino también económico, que preserve nuestros valores, nuestra democracia, tenemos que tener una Comunidad Europea de Defensa y para eso hay que invertir. Se nos ha dado un toque de atención que va a provocar una muy buena reacción en Europa. Y también en España somos conscientes de ello. Esto pasa por un proyecto del gobierno, de tener, al igual que tienen en Italia, en Francia, en el Reino Unido y en Alemania, lo que sería un gran conglomerado de defensa, algo que está en fase de construcción.
P.- ¿Y dónde queda España ante esos conglomerados de Defensa?
R.- España, si quiere autonomía estratégica y participar de los presupuestos de defensa y de la defensa europea, tendrá que tener una interlocución poderosa. Necesitamos urgentemente un gran conglomerado de defensa, porque Europa tendrá que defenderse, porque el tema económico de inversión en defensa será muy importante y porque eso repercute en innovación, en tecnología, en creación de empleo y de riqueza.
España, que tiene el presupuesto más bajo de defensa. Tiene que igualar los conglomerados de defensa de otros países amigos en Europa que, legítimamente, insisto, harán prevalecer sus intereses.