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Estrategias de inversión

La deuda oculta que cargas sin saberlo: más de 33.000 euros en tu nombre 

«La deuda que tenemos porque los políticos han gastado por nosotros de más, es escandalosa»

La deuda oculta que cargas sin saberlo: más de 33.000 euros en tu nombre 

Ilustración de Alejandra Svriz.

Este pasado fin de semana he sido testigo de un suceso que no suele ocurrir todos los días: una cámara oculta. Al parecer, se ha hecho viral en redes y se ve que otros lo están copiando. 

El caso es que estaba en un bar y empecé a ver indignación en ciertas personas cuando daban la cuenta. El alboroto fue siendo cada vez mayor. Resulta que, además de la consumición, típica cerveza y un pincho, cobraban a la gente 20 euros más por los que se iban sin pagar. El camarero explicaba que tenían que pagar por los que hacían «sin-pa». Algunos clientes subieron el tono diciendo que eso era injusto y que ellos no iban a pagar por la cara dura de otros. 

Finalmente, se decía que era una cámara oculta y que si les molestaba pagar 20 euros por la «cara dura» de otros, por qué no se molestaban tanto cuando ahora tienen que pagar 500 euros de más por la jugada que ha hecho el Gobierno con el traspaso de la deuda de ciertas comunidades a los ciudadanos de otras. 

Además de la gracia de ver una cámara oculta en directo, me dejo pensando en cómo cuando sacamos el dinero de nuestro bolsillo, la indignación surge rápidamente. Pero en el caso de la deuda, que es 25 veces más que la cuenta del bar, no parecemos tan indignados. Como no sacamos el dinero del bolsillo, parece que no pasa nada. Y sí pasa. Exactamente lo mismo (o muy parecido) a lo del bar. Estamos pagando de nuestro bolsillo el mal gasto que han hecho unos políticos y el Gobierno quiere que paguemos nosotros para mantener ciertos votos en el Congreso.

Y con esto no quiero hacer una crítica al Gobierno. O, no solo. Sino a los políticos en general y a cada uno de nosotros en particular. La deuda que tenemos porque los políticos han gastado por nosotros de más, es escandalosa. Sí, cada uno de nosotros tiene una deuda que asciende a más de 33 mil euros.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Ahora bien, como no es un dinero que vemos salir directamente de nuestro bolsillo, pues no pasa nada. Los políticos son los culpables, pero nosotros somos los responsables de qué hacemos con esto. Aquí entran en juego las finanzas conductuales. Pagamos la lavadora a plazos sin intereses, una maravilla. Pero nos vamos con las «vacaciones pagadas». La gente paga la hipoteca cuando le toca la lotería, en vez de invertir a una tasa mucho mayor que los intereses de la hipoteca. Es decir, hacemos cosas financieramente horribles porque nuestra cabeza no lo percibe bien. Es cierto que el homo economicus perfectamente racional no existe. Pero de ahí a ser tontos, hay un trecho largo. Y, sin embargo, nos pasa a muchos en demasiadas ocasiones. 

Por eso es bueno pararse de vez en cuando para analizar en qué nos la están jugando los políticos, o nuestra cabeza. Porque pequeños actos para ser conscientes de lo que hacemos o dejamos de hacer pueden marcar la diferencia de una jubilación ruinosa o de una independencia financiera holgada. De hecho, creo que esto que viví este fin de semana va más encaminado a una autocrítica personal que a la de los políticos. 

¿Cuántas veces he dejado que las emociones o cualquier otra cosa superflua se meta en mi modo de llevar el dinero? Duele menos pagar por las cosas que no vemos. Es decir, cuando sale el billete del bolsillo, duele más. Incluso el pequeño gesto de pagar con tarjeta hace que sea un poco más indoloro. Pero tenemos que acostumbrar a la cabeza a saber que los pagos, son pagos, los veamos o no. Por ejemplo, la seguridad social a cargo del empresario y del trabajador (que es más de un tercio que nos quitan del salario), es exactamente lo mismo que si nos meten la mano en el bolsillo y nos quitan el dinero. Y no digo que haya que estar de acuerdo o en desacuerdo con pagar unas cuotas tan elevadas. Lo que quiero recordar es que eso es exactamente lo mismo que percibir un salario mucho mayor e ir sacando el dinero de la cuenta para pagar por esos conceptos. No porque no lo veamos debe doler menos o no percibir las cosas como lo que son.

La mente nos juega malas pasadas. Y somos responsables de educar o de reeducar a nuestra loca cabeza para ser más libres y conscientes. Y, al revés, aprovecharnos de esos sesgos conductuales para hacer de nuestra forma de ahorrar una herramienta sencilla que nos haga mucho más ricos. Por ejemplo, si automatizamos un ahorro periódico de 100 euros mensuales a un tipo del 12,4% (lo que ha venido dando el S&P en los últimos 10 años) y contamos con una inversión inicial de cinco mil euros, 20 años después obtendríamos unos 150 mil euros. Sin «apenas esfuerzo».

No es solo culpa de los políticos que gastan más de lo que nosotros querríamos. Hagamos examen personal sobre cómo debemos mejorar cada uno nuestra visión de la riqueza personal y del mejor modo de entender las finanzas y el mundo que nos rodea.

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