Los trabajadores que están de baja laboral o de permiso alcanzan máximos desde la pandemia
Los funcionarios, con la seguridad que supone un puesto fijo y con edades elevadas, lideran las ausencias de su puesto

Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social. | Ilustración de Alejandra Svriz
El porcentaje de personas ocupadas que no acudieron a su trabajo en 2024 alcanzó máximos históricos si descontamos las cifras de 2020, en plena pandemia. Durante ese año trágico, los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y las bajas laborales por enfermedades alcanzaron récord y como consecuencia se dispararon las cifras de absentismo. Pese al fin de la covid y de los ERTE, las cifras de los que no van a trabajar por permisos, vacaciones, incapacidades y bajas por enfermedad no han vuelto a recuperar los niveles prepandemia.
Los datos analizados por THE OBJECTIVE procedentes del último Observatorio Trimestral del Mercado Laboral de Fedea, Sagardoy Abogados y BBVA Research muestran que las horas trabajadas aumentaron el 1,8% en los tres últimos del año pasado con respecto al mismo periodo de 2023. Este destacable aumento podría haber sido mayor -con el empleo en máximos- si las cifras de inasistencia laboral no hubiesen aumentado tanto. En los dos últimos trimestres de 2024 el porcentaje de ocupados en baja laboral superó el 12%.
Mientras, después de cuatro trimestres al alza, el producto interior bruto (PIB) por persona ocupada disminuyó un 0,2%
trimestral entre octubre y diciembre. El repunte del margen intensivo -horas trabajadas por ocupado- fue insuficiente para contrarrestar la mayor contracción de la productividad por hora trabajada desde mediados de 2021. La productividad por hora trabajada apenas se encuentra un 1,7% por encima del nivel anterior a la pandemia, mientras que el número de horas por persona ocupada es un 1,5% menor.
Más bajas laborales
El número de ocupados a final de 2024 se situó en 21,85 millones, lo que implica que más de 2,6 millones no fueron a su puesto de trabajo por diferentes razones en la semana en las que se preguntó sobre su situación. El envejecimiento de la población trabajadora, las listas de espera, algunas secuelas de la covid y la concienciación sobre las enfermedades mentales han sido claves en el alza de bajas laborales por incapacidad. Más del 50% de las personas ocupadas superan los 45 años, un porcentaje que ha aumentado 10 puntos porcentuales en la última década, según la Encuesta de Población Activa (EPA).
La tendencia al absentismo también se dispara en momentos de escasa incertidumbre económica y laboral. Mientras, en periodos de crisis, el miedo a ser despedido frena las intenciones de coger una baja. Precisamente, la seguridad de que pese a coger una baja laboral no serán despedidos hace que los funcionarios lideren las ausencias del puesto de trabajo. Junto a esto, existen otras dos circunstancias que hacen que el porcentaje de inasistencia sea mayor -cerca de cuatro puntos porcentuales- en el sector público que el privado.
Las plantillas públicas están más envejecidas, lo que provoca más incapacidades y bajas por enfermedad. Más de la mitad de los actuales funcionarios y del personal laboral de la Administración General del Estado (AGE) se jubilará antes de 2025. Mientras, el número de empleados públicos ha sido protagonista del crecimiento del empleo. El sector público creó de media 173 puestos de trabajo diarios desde 2019. El número de empleados públicos, según los datos de la EPA, aumentó en los últimos seis años en 380.000.
Incapacidad y enfermedades
Los datos que facilita del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones muestran récords de bajas de incapacidad. Estas ausencias por enfermedad se han disparado durante la última década. Esto tiene unos efectos económicos y sociales negativos muy difíciles de frenar en el actual contexto del mercado laboral. El incremento de los procesos ha sido de un 113% en solo una década, fundamentalmente por el envejecimiento de la población trabajadora.
El incremento del número de trabajadores protegidos a partir de una baja han elevado los costes de las prestaciones que paga la Seguridad Social. El coste alcanzó los 15.000 millones en 2024. Mientras, las empresas desembolsaron por estas situaciones casi 14.000 millones el año pasado, según la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT). La suma de la factura de Seguridad Social y empresas más que duplican las que se registraban hace diez años.
Otro problema es que una parte importante de las bajas laborales derivan en procesos largos o muy largos. Hasta 2019 se mantuvieron por debajo de los 35.000. Sin embargo, el año de la pandemia se dispararon, alcanzando en octubre de 2020 los 118.143 procesos. Durante el año pasado han seguido incrementándose hasta alcanzar en diciembre los 133.341. Esto supone casi cuatro veces más que en 2019.