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Moncloa duda de que Air Europa devuelva el rescate y presiona para una venta rápida

La aerolínea negocia a varias bandas en medio de serias dudas del Gobierno respecto del futuro de la compañía

Moncloa duda de que Air Europa devuelva el rescate y presiona para una venta rápida

Pedro Sánchez y Juan José Hidalgo. | Eduardo Parra (Europa Press)

14 de marzo de 2020.- El Gobierno español declaraba el estado de alarma en todo el territorio español para combatir la emergencia sanitaria y el imparable avance del coronavirus. Desde entonces y durante la siguiente semana se publicaron una serie de decretos confinando a los ciudadanos en sus hogares, restringiendo al mínimo los desplazamientos y prohibiendo todos los vuelos comerciales, tanto dentro como fuera de España. Hacia el final de ese mes y con la economía prácticamente paralizada, la imagen de los aeropuertos era desoladora con un descenso del número de pasajeros de un 97% y con apenas 570 vuelos operando al día. Prácticamente todos los sectores productivos entraban en una larga crisis, aunque la hostelería y las aerolíneas fueron quizás las más afectadas, por la imposibilidad patente de ejercer su actividad.

Y dentro de ellas una de las más perjudicadas fue Air Europa. La aerolínea negociaba por esas fechas su venta a IAG por 1.000 millones de euros, una operación anunciada solo cuatro meses antes (en noviembre de 2019) y que al cerrar el primer trimestre de 2020 ya estaba tramitándose en la Comisión Europea. Pocos días antes de que se declarase el estado de alarma, la compañía enviaba un memorándum de entendimiento (MOU) a las autoridades comunitarias para ceder slots a Volotea, un paso clave para allanar el trámite regulatorio. Parecía que nada podía interponerse en una venta que valoraba de manera muy generosa a la filial de Globalia. No se supo en ese momento, pero las conversaciones se aceleraron ante la inminente firma de un preacuerdo con Air France, un pacto altamente perjudicial para los intereses de Iberia en Latinoamérica.

Esta venta -pilotada directamente por Javier Hidalgo, hijo del patriarca Juan José Hidalgo- llegaba después de la decisión estratégica de la familia de centrarse en sus negocios hoteleros. El heredero lo apostaba todo a esta operación -incluso su prestigio profesional- porque en sus planes estaba construir un gran imperio inmobiliario que reforzaría con los 1.000 millones que Iberia se había comprometido a pagar. Pero llegó la pandemia y el negocio saltó por los aires. La facturación de Air Europa cayó prácticamente a cero y pese a que se puso en marcha un ERTE en el que la mayoría de los costes salariales fueron asumidos por el Estado, la situación se volvió crítica en pocas semanas.

Air Europa e IAG

18 de mayo de 2020.- Nadie sabía cuándo se podría volver a volar y Globalia -con la totalidad de sus negocios dependiendo de que se levantaran las restricciones de movilidad- veía que su situación patrimonial comenzaba a deteriorarse a pasos agigantados. Al tratarse de una aerolínea, no solo se cortó el grifo de sus ingresos, sino que tuvo que realizar la devolución de centenares de miles de euros en vuelos comprometidos con hasta un año de antelación, lo que generó tensiones de caja insalvables. Tras constatar que no estábamos en una situación coyuntural, comenzó a negociar un crédito con la banca con el aval del Instituto de Crédito Oficial (ICO), garantizado en un 70% por el Estado. El préstamo se cerró de manera exprés dada la emergencia de la situación y el 18 de mayo se dio luz verde a 140 millones de euros que se utilizarían para hacer pagos inmediatos. Pero no sería suficiente…

Al mismo tiempo, Iberia comenzaba a recular en el acuerdo de compra de Air Europa. En mayo, el entonces presidente de la aerolínea, Luis Gallego, indicó que se mantenía el interés, pero advirtió de una cláusula «de ajuste de precio» ante un expediente que en esos momentos estaba paralizado en Bruselas. Por entonces, la Unión Europea buscaba fórmulas para mitigar el impacto de la covid y una de ellas fue el levantamiento de los límites a las ayudas de Estado para rescatar a las compañías estratégicas afectadas por la pandemia. En paralelo, Globalia vivió el peor trimestre de su historia y cerró junio en una situación crítica. Solo había una luz al final del camino: el 3 de julio el Consejo de Ministros aprobó el Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (Fasee), con 10.000 millones de euros, y los Hidalgo se pusieron a trabajar para conseguir la máxima ayuda posible… Cuanto antes.

Pero comenzaría una larga agonía. Javier Hidalgo ya había contratado como asesor al comisionista de la trama Koldo, Víctor de Aldama, quien le prometió a mediados de julio que la ayuda estaba prácticamente concedida gracias a sus contactos en el Ministerio de Transportes, dirigido por José Luis Ábalos. Se produjeron decenas de reuniones, centenares de llamadas e intercambios de mensajes, pero el plácet no llegaba. Los mensajes interceptados por la Guardia Civil en la investigación para determinar si miembros del Gobierno utilizaron su cargo para sacar alguna ventaja económica durante la pandemia reflejaban la desesperación del entonces CEO de Globalia, al ver que las promesas del salvavidas seguían sin concretarse.

Préstamo de la SEPI

Incluso hay un mensaje del 27 de agosto de 2020 en el que Javier Hidalgo le pide explicaciones a Aldama para «informar a IAG» de las gestiones para conseguir el rescate. Estaba claro que a esas alturas la supervivencia de Air Europa y su venta dependían exclusivamente de la ayuda estatal. No hubo respuesta y una semana después -durante su Junta de Accionistas- Iberia anunció que ejecutaría la cláusula de revisión y que las estimaciones rebajaban a 500 millones el precio del acuerdo con Globalia. La compañía había perdido en solo seis meses la mitad de su valor.

3 de noviembre de 2020.- Para entonces, las restricciones de movilidad comenzaban a levantarse tímidamente y el tráfico aéreo se recuperaba. El problema es que nadie quería volver a viajar y en los sucesivos meses se produjeron muchos rebrotes que hicieron imposible recuperar la normalidad en la movilidad. Finalmente, el rescate llegó a principios de noviembre mediante un préstamo de 235 millones y otro crédito participativo de 240. Los dos debían ser pagados en su totalidad en 2026 y en el caso del segundo, el Estado podía transformarlo en acciones y entrar como socio si es que se producía un impago. Mucho se ha escrito de las condiciones y del favoritismo para conceder la ayuda del Fasee a Air Europa, pero lo cierto es que desde entonces afronta duras condiciones de pago y afronta onerosos intereses.

Terminada la telenovela del préstamo de la SEPI, empezaba la de la fusión con Iberia. Air Europa, el Gobierno e incluso la hispano-qatarí siempre creyeron que esta fusión era la mejor garantía de que se pagara el préstamo de 475 millones. Con la delicada situación de Globalia, su futuro dueño era la única garantía de solvencia para poder afrontar este montante. Pero la fusión no salió adelante. Se intentó dos veces, desde primeros de 2020 a mediados de 2022 y desde enero de 2023 hasta verano de 2024, pero las cesiones ofrecidas a la Comisión Europea fueron insuficientes. En el medio, IAG convirtió un préstamo de 100 millones y pasó a ostentar el 20% del capital de su rival. Un periodo de tiempo en el que la aerolínea logró volver a la normalidad, disparando sus ingresos hasta los 2.900 millones en 2024. Pero la losa de la deuda de 800 millones, una situación patrimonial negativa y el pago de la SEPI a la vuelta de la esquina, le han obligado a buscar nuevas soluciones.

Ampliación de capital

1 de agosto de 2024.- Desde esta fecha en la que se desechó definitivamente la venta a IAG, la compañía ha estado negociando a varias bandas para cerrar un acuerdo de integración con Air France como el principal interesado. Pero hasta la fecha no se ha logrado cerrar nada, lo que obligó a finales del año pasado a realizar una ampliación de capital en la que la matriz desembolsó 65 millones e Iberia otros 16 millones. Se aseguraba así el funcionamiento dando oxígeno para mantener en marcha las negociaciones de un eventual pacto. A estas alturas, la posición de los Hidalgo es la misma: vender para centrarse en sus negocios inmobiliarios, e incluso hay mayor predisposición por parte del fundador, Pepe Hidalgo, ya que siempre estuvo en contra de fusionarse con su histórico competidor. Pero antes debe resolver el pago de los 475 millones del préstamo SEPI y los 140 avalados por el ICO.

Globalia estudia hacer otra ampliación de capital para recaudar estos 475 millones, pero no está claro que Iberia vuelva a acudir, lo que abriría la puerta a la entrada de otro socio. En la compañía descartan absolutamente pedir un nuevo crédito a la banca porque -creen- no resolvería nada, por lo que la solución pasa inexcusablemente por la aportación patrimonial de los actuales accionistas… O de los futuros. Es así como -cinco años después del estallido de la pandemia- la aerolínea intenta encajar todas estas piezas en una sola operación y en dos frentes simultáneos: con la alemana Lufthansa, que ofrecería unos 200 millones por un tercio del capital; y con Air France, que lo haría por 300 millones y la mitad de sus acciones. Los alemanes participarían en la ampliación y los franceses pagarían de su bolsillo el préstamo de la SEPI. Ninguna de las dos propuestas satisface a los Hidalgo que -como buenos negociadores- valoran su empresa en el doble e insisten en que no quieren ceder el control.

Sin embargo, todo está sujeto -como no podía ser de otra manera- al plácet definitivo del Gobierno, que a través del Ministerio de Hacienda y de la SEPI supervisan la gestión de Air Europa. La clave para la cartera de María Jesús Montero es recuperar los 475 millones de euros y sus gestores están convencidos de que Globalia nunca podrá devolver el dinero con sus propios recursos, por mucho que esté buscando fórmulas de financiación. Desde hace meses tienen sobre la mesa dos escenarios de emergencia, siempre que no cuaje ninguna de las ventas planteadas: alargar la vida del crédito en uno o dos años -como ya se hizo con Duro Felguera– o la conversión de los 240 millones del crédito participativo en acciones, una operación que no se ve con malos ojos considerando el carácter estratégico de la aerolínea. A precios actuales significa entrar al menos con un tercio del capital.

¿Lufthansa o Air Europa?

La primera opción sigue siendo la venta y por ello presionan para que se cierre lo antes posible. «Es la forma más fácil de recuperar el préstamo», dicen en el entorno del Ejecutivo. Una tesis que el Gobierno ha mantenido casi desde el principio. El Ministerio de Transportes ya avaló la compra de Air France incluso antes de que en noviembre de 2019 irrumpiera IAG y ha apadrinado esta solución ya con la integración rechazada en Bruselas. Por ello se ve con preocupación cómo los Hidalgo comienzan a dilatar el proceso intentando sacar un mejor precio. No han gustado las publicaciones que hablan de valoran la compañía en 1.200 millones, ya que nadie creía que los valiera en 2019 ni que los valga ahora, con una deuda superior a los 800 millones y con problemas patrimoniales severos.

Entonces, ¿Lufthansa o Air France? En Transportes siempre se ha visto con mejores ojos la opción francesa, y si garantiza el pago de la deuda con la SEPI con sus propios recursos, ganará más enteros. Pero tampoco se cierra la puerta a los alemanes, aunque siempre dejando claros los límites de la soberanía española. Al ser una empresa estratégica, el escudo antiopas operaría en todos los escenarios, lo que le da mayor margen de acción al Gobierno. Lo que está claro es que presionarán para conseguir cuanto antes la venta, e incluso hay quien es partidario de que ni siquiera se cierre la nueva ampliación de capital. Hacienda tiene prisas porque cree que Air Europa no podría aguantar mucho más tiempo sin el apoyo de un nuevo socio industrial. Volvemos a la casilla de salida de antes de la pandemia.

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