España, uno de los países más afectados por los aranceles de Trump al petróleo venezolano
La nueva norma estadounidense deja margen para castigar a otros sectores más allá de los hidrocarburos

Un petrolero operado por Venezuela. | Reuters
La orden ejecutiva firmada por Donald Trump para desincentivar la importación de crudo venezolano impone aranceles del 25% en todos los productos -además del petrolífero- sobre los países que compren hidrocarburos al régimen de Nicolás Maduro. Esta medida, que entrará en vigor el 2 de abril, es tan ambigua en su redacción que permitirá al presidente estadounidense tomar como rehén a uno o varios sectores económicos -incluso a todos, si se aplica en los términos más drásticos amparados por el decreto- que exporten a EEUU.
Dependiendo de los términos en los que la norma se aplique en la práctica, puede presionar especialmente a países como España, que importan petróleo venezolano en niveles bajos, de modo que seguirlo haciendo podría tener un precio muy alto si significa que las exportaciones españolas a Estados Unidos se encarecen un 25%. A pesar de contar con las mayores reservas del mundo, la producción de la república bolivariana se ha hundido cerca de un 40% en dos décadas, y actualmente no está entre las principales potencias petroleras del mundo; de hecho, algunos rankings la sitúan por detrás de dos naciones latinoamericanas: Argentina y Brasil.
Según los datos de Tradeimex, España es el tercer importador de este producto originario de Venezuela, con un 12% del total, por debajo de China (16%) y Turquía (14%), pero por encima de Brasil, Cuba, Colombia e India. El Observatorio de Complejidad Económica (OEC) también pone al gigante asiático en primer lugar, con un 25% de las importaciones, seguida de Estados Unidos (13%), India (11%), Japón (6%), Países Bajos (4%). Alemania, Italia y España concentran cada uno un 3% de las compras en este mercado y Reino Unido, Francia, Taiwán, Singapur y Tailandia, un 2%.
Cristian Castillo, profesor de Logística de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), cree que estos aranceles «no tendrían un impacto muy elevado a nivel global». En el caso de España, recuerda que «representa el número 13 en el ranking», por lo que, si la figura impositiva se circunscribe solo al comercio de petróleo, «no debería tener una afectación muy elevada». Nuestro país compra más crudo a países como EEUU, México, Nigeria, Brasil y Libia. Sin embargo, recuerda que «España ha ido incrementado las importaciones» de petróleo a Venezuela, de modo que «estamos importando más de Venezuela que antes», con un crecimiento del 16% en un año.
El posible impacto sobre Repsol «preocupa»
El experto considera que «Repsol sí que se vería afectada por este tipo de arancel», ya que «está importando crudo venezolano» y «tiene un acuerdo con PDVSA, que está pagando parte de la deuda que tiene con Repsol mediante la importación de petróleo». «Si nos encontramos con estos costes de los aranceles, podríamos tener problemas de cara a esta empresa, que estaba importando para compensar la deuda, y encontrarse con estos aranceles podría afectar gravemente su beneficio», añade Castillo. «Es un hecho que preocupa a España y se anuncia este seguimiento de cómo afectará este aviso para ver qué respuesta europea se tiene que implementar».
El docente subraya que Venezuela «solo representa el 4% del petróleo que importamos en el histórico global», aunque apunta que el impacto final dependerá de cómo la Administración Trump materialice su amenaza. «La ambigüedad de los continuos anuncios de Trump sobre los aranceles genera que no sabes qué afectación tendrá ni cuánto durarán, por eso Europa está siendo prudente antes de dar una respuesta», indica. Castillo asegura que «los aranceles al whisky o a los tejanos han provocado que el sector empresarial próximo a Trump le tire de las orejas».
Todo ello en un contexto de precios del petróleo con una «tendencia a la baja». Aun así, los aranceles pueden suponer una presión al alza, aunque «la volatilidad del precio del petróleo depende de las decisiones de los países productores, que deciden cuándo asfixian la capacidad productiva con una reducción para subir el precio», señala Castillo. Por eso aconseja «prudencia» ante el abaratamiento actual, ya que «la historia reciente ha demostrado que si deciden reducir la producción, experimentamos un crecimiento de precios y acaban volviendo a abrir la capacidad productiva», en referencia al cártel de la OPEP.
«Es obvio que Venezuela no es una potencia petrolera, su producción está en torno a los 800.000 barriles diarios», destaca Antonio Aceituno, consejero delegado de Tempos Energía. Duda de que la medida de Trump sirva para «quitar petróleo del mercado». «Desde que dijo eso, ha subido el Brent un dólar, no 80», argumenta el consultor especializado en compras energéticas, que actualmente ve «más presión bajista que alcista» en la cotización del crudo. Una situación que podría cambiar en los próximos tres meses, cuando va a producirse una «incertidumbre total» con respecto a «la reactivación de flujos rusos», la «paz en Ucrania» y «el llenado de reservas por parte de China», que deberá decidir cómo resuelve «la ecuación mundial». Estos aspectos son ahora impredecibles y pueden tener un gran impacto en la evolución de los precios del petróleo.
Más allá de esta situación incierta para los próximos meses, Aceituno sostiene que «los precios van a bajar». «En los últimos diez años, el 60% de la subida de demanda de petróleo se le ha atribuido a China, y si no consume, es un lastre para la importación en el mercado de crudo, porque su economía no está tirando como se espera de una superpotencia», observa. Añade que «la OPEP ha retrasado tres veces» la liberación de más barriles al mercado y se verá presionada a hacerlo por Trump, mientras que «EEUU está bombeando a récord». Todo ello puede implicar mayor oferta y precios más bajos, aunque que bajen más depende de la economía china y los aranceles estadounidenses que podrían ralentizarla, algo que «el mundo del crudo tiene muy en mente».
Es improbable que los aranceles de Trump tengan un efecto en grandes importadores de petróleo venezolano como China o India, menos alineados con la estrategia de EEUU. Caracas y Pekín ya han manifestado su firme rechazo a estos aranceles, que consideran una nueva injerencia unilateral de Washington para condicionar a otros países. En cuanto a Estados Unidos, la medida le permite ganar tiempo para que sus empresas dejen de estar expuestas al mercado venezolano de forma gradual y, lo que es más importante, supone un experimento alternativo a las sanciones que se han demostrado poco efectivas contra Rusia. De demostrarse más útil, este instrumento de presión podría utilizarse contra China e Irán al presionar a sus socios comerciales.