Borja Escalada (Sancus Capital): «La idea no vale nada sin buena ejecución»
Su clave para el éxito es sencilla: «Si no eres tonto, eres trabajador y haces lo que te gusta, es difícil que salga muy mal»

THE OBJECTIVE.
«Con mucha cara y con mucha osadía», así define Borja Escalada su receta para convencer a grandes inversores con apenas 28 años. Este madrileño, fundador de Vector Cuatro y Sancus Capital, se ha convertido en uno de los referentes empresariales en sectores tan diversos como las energías renovables, la hotelería y la inversión inmobiliaria. Escalada es el protagonista de este nuevo capítulo de Así empecé, una serie de entrevistas que tiene como objetivo acercar historias de personas que tuvieron una idea, un sueño, de crear o mejorar algo, y que a base de ingenio, determinación y pasión consiguieron sacar adelante. En definitiva, son historias de emprendedores contadas por ellos mismos.
Su clave para el éxito es sencilla, aunque exigente: «Soy muy trabajador. Creo que si no eres tonto, eres trabajador y haces lo que te gusta, es difícil que salga muy mal». Nacido en una familia de médicos, Borja admite que nunca imaginó hasta dónde lo llevaría la inquietud que sentía desde niño. «Si hubiese sabido lo que era emprender, seguramente hubiese soñado menos», afirma, recordando cómo todo comenzó con una simple empresa de camareros creada junto a unos amigos durante sus años universitarios.
Su incursión en el emprendimiento vino acompañada por responsabilidades familiares inesperadas cuando, con solo 21 años, tuvo que asumir la dirección de la empresa familiar debido a una enfermedad de su padre. A partir de ahí, comenzó una vida de intensas jornadas laborales y estudios, compaginando su trabajo en Arthur Andersen (luego Deloitte), la gestión familiar y sus primeros negocios propios.
La verdadera oportunidad llegó en 2007, cuando funda Vector Cuatro, empresa especializada en gestión integral de activos en energías renovables. «En aquel momento no había expertos, ni nosotros tampoco. Pero vimos una oportunidad: necesitábamos alguien que hablase los dos idiomas, el financiero y el técnico», explica Escalada. Esta apuesta resultó exitosa: la empresa se convirtió en la mayor gestora independiente del sector, llegando a canalizar inversiones por valor de 3.000 millones de euros y contando con 160 empleados repartidos en 12 oficinas internacionales.
Vector Cuatro fue vendida en 2014 a la compañía italiana Falck Renewables, decisión que tomó pese a las dudas de su entorno sobre el momento oportuno. «Vendimos justo cuando no estábamos pensando en vender. Sentía que el ciclo se me había acabado, ya no me divertía tanto», asegura. A pesar de las críticas sobre si la venta fue prematura, él no se arrepiente. «Quería estar en la segunda ola del sector, desde el lado inversor y no desde la prestación de servicios».
Esta segunda ola lo llevó a México, país que considera ya una segunda patria, donde fundó el fondo Balam dedicado a las energías renovables. Su éxito mexicano lo impulsó al sector hotelero con RLH Properties, que bajo su liderazgo creció hasta convertirse en una de las firmas más importantes del sector turístico del país norteamericano. Entre las grandes operaciones que impulsó destaca la adquisición del exclusivo complejo Mayakoba en la Riviera Maya, en manos hasta entonces del empresario español Juan Miguel Villar Mir.
Borja define la adquisición de Mayakoba con especial cariño: «Cuando le dije a Villar Mir que quería comprarle el complejo, reconocí que no tenía el dinero. Le pedí confianza, y él hizo un enorme acto de fe». El resultado fue una operación exitosa que revolucionó RLH, llevándola hasta convertirse en una potencia hotelera.
De regreso a España, en 2018 Escalada logró otra gran operación con la compra del icónico hotel Villamagna en Madrid por 210 millones de euros. Una operación criticada entonces por su elevado precio, pero que hoy, cinco años después, parece haber sido un gran acierto. «Madrid tenía muchísimo potencial y ese gap con otras capitales europeas iba a cerrarse», explica. El Villamagna hoy brilla tras una profunda reforma que, como él mismo describe, era necesaria para devolver la grandeza al edificio. «Quería que el hotel dejara de ser hostil al peatón. Quería que aprovechara su ubicación», comenta orgulloso.
A lo largo de la entrevista, Escalada no oculta los errores ni los fracasos, aunque admite que solo suele destacarse lo bueno: «Invertí en una empresa de viajes que no salió bien, también en residencias de estudiantes demasiado pronto». Pero para él, lo esencial es la pasión: «Solamente hago aquello que me divierte mucho y cuando deja de divertirme, lo cambio».
Con Sancus Capital, su última aventura empresarial, continúa buscando activos únicos que le permitan seguir creciendo. La reciente adquisición del Villamagna y del hotel Bless de Madrid confirman que su apetito empresarial sigue intacto.