The Objective
La otra cara del dinero

Eres un dismorfo financiero (y llega el IRPF)

«Los españoles se dan a la pasión por la marca blanca más que el resto de europeos, pero la economía va como un tiro»

Eres un dismorfo financiero (y llega el IRPF)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta, María Jesús Montero. | PSOE

Eso es así. Ya lo explicaron el Rafi y el Fali a su manera: el español tiene tendencia a presumir del taco mientras llora de tieso en la intimidad. Pedro Sánchez, fiel a la narrativa de la picaresca, presume de que «la economía va como la carrera de Taylor Swift». Pero el último estudio global de la consultora Simon-Kucher sobre el comportamiento del consumidor frente a las marcas de distribuidor (las marcas blancas), revela un crecimiento significativo en la preferencia por estos productos en España, por delante de la mayoría de los países analizados. 

Nos pavoneamos en el bar y el Congreso para luego tiramos a las ofertas del supermercado. En España, la maestría en la práctica de tal doblez se remonta, por lo menos, al siglo XVII de aquellos hidalgos tiesos como palos que salían a la calle con un palillo de dientes en la boca para que el pueblo creyera que acababan de comer como reyes. Medio milenio después, las redes sociales han multiplicado exponencialmente, y globalizado, el fenómeno. The New York Times le ha puesto un nombre muy técnico, acorde a los términos. En su artículo titulado ‘¿Eres el único que está en la ruina?’, denomina «dismorfia financiera» a la distancia entre la «estética boom boom» (sic), que viene a ser la exacerbación online del postureo, y la «desesperación del agitado mercado». O sea, los nubarrones.

Los españoles podemos enorgullecernos de llevar la dismorfia a estratos macroeconómicos inimaginables. La economía española va como un tiro, recuerde, y lo hace sin que «este Gobierno» haya «subido los impuestos». Eso dijo hace poco María Jesús Montero, entre risas de sus colegas de hemiciclo. Por aquí contamos que España no deflacta el IRPF desde 2015, pese a que la UE lo hace automáticamente. Deflactar significa ajustar los impuestos a la inflación. Por estos pagos (nunca mejor dicho) hemos sobrepasado ampliamente el 20% de inflación acumulada. O sea, que necesitas más de 120-130 euros para comprar lo que antes comprabas por 100. Pero pagas el mismo porcentaje de IRPF por esos ahora raquíticos cien euros. Eso no se mueve. El truco del almendruco. Lo sangrante es que el resto de países de la UE sí han ajustado los tramos a la inflación. Y sus economías no van como un tiro.

No me discrimines: me siento un consumidor tieso encerrado en el IRPF de contribuyente del taco.

Según un informe de Funcas del mes pasado, el coste fiscal acumulado del truco para un hogar medio ronda los 1.100 euros. Funcas lo llama «progresividad en frío», y recuerda que le ha generado a Hacienda un aumento de la recaudación de casi 9.750 millones de euros en cuatro años. Como un tiro… por toda la escuadra del contribuyente. Aunque limpiándonos la mirada de fascismo y neoliberalismo, podemos congratularnos de que ese tiro ayudará a los más pobres a salir del paredón. Para eso nos gobierna la izquierda. Efectivamente, el muy selectivo Ibex 35 subió un 15% el año pasado, solo superado (y por poco) por el Dax alemán. Los accionistas del Ibex son los nuevos menesterosos, como todos sabemos. Por otro lado, un estudio de El Mundo revela que las 200 mayores fortunas de nuestro país incrementaron su patrimonio un 16,4% en 2024, superando la subida del año anterior (16,1%). 

Estos días, Hacienda nos alegra la primavera con la declaración del IRPF. Según un informe de Fedea, el 1% de los hogares españoles con mayor renta pagan muchos menos impuestos que los de clase media. Lo explican Javier Díaz-Giménez y Miguel Ors, que se preguntan: «¿Es ese el motivo por el que no reducimos la desigualdad de mercado con la misma intensidad que otros países de nuestro entorno?». El análisis es complejo y vale la pena escucharlo con atención, pero adelantemos que el sistema que propicia esto lo inventó ese hipercapitalista llamado… Felipe González. Y tiene su sentido, ojo. El asunto es ampliamente discutible. Precisamente por eso parece poco serio seguir con la historia del Gobierno de izquierdas que lucha contra los ricos. Por favor. ¿Por qué no visitan la hemeroteca más a menudo? Las suyas. El País: «España es el país donde se puede ganar más dinero a corto plazo de Europa y quizá del mundo». ¿Quién suelta este eufórico llamamiento al pelotazo? Bingo: Carlos Solchaga, ministro de Economía socialista. El titular de la noticia, por cierto, era: «Solchaga anima a los empresarios a moderar los costes laborales en torno al 4%». Ganar dinero a corto plazo. Moderar costes laborales. ¿Qué pasa si eso lo dice un ministro del PP?

Lo anterior del diario progresista por antonomasia era de 1988. Esto es del mes pasado: «Los salarios españoles están entre los que menos subieron de toda la Unión Europea en 2024». ¿No iba la economía como un tiro? ¿Por qué me tengo que comprar los yogures del Mercadona? Pero después, según el Informe Europeo de Pagos de Consumidores de Intrum, España, con un 55%, ocupa la tercera posición en Europa en cuanto a mayor capacidad financiera para viajes y experiencias premium, solo por detrás de Irlanda (61%) y Países Bajos (59%). Los autores del estudio, quizá sintiéndose algo culpables, añaden: «Definir un límite de gasto, no recurrir a créditos para financiar las vacaciones, adoptar un consumo responsable y reflexionar sobre los gastos tras el viaje, algunos consejos para disfrutar de la Semana Santa sin comprometer la salud financiera».

Si no ha seguido estas sabias advertencias y no forma parte de la élite, prepárese para una buena ración de dismorfia financiera.

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