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Economía

Aluvión de llamadas a las empresas de oxígeno por miedo a un nuevo apagón

Las solicitudes de botellas de oxígeno para los equipos de oxigenoterapia domiciliaria se han multiplicado por diez

Aluvión de llamadas a las empresas de oxígeno por miedo a un nuevo apagón

Botellas de oxígeno.

Las solicitudes de dispositivos de apoyo para los equipos de oxigenoterapia domiciliaria se han multiplicado por diez en los últimos días a raíz del apagón eléctrico del pasado lunes 28 de abril que dejó a España sin luz durante más de diez horas. Se trata sobre todo de botellas de oxígeno comprimido que, en caso de apagón eléctrico, permiten seguir suministrando oxígeno de forma segura y autónoma al enfermo.

Así lo han confirmado fuentes del sector a THE OBJECTIVE. Empresas como Oximesa, Linde, Air Liquide o Carburos Metálicos, principales distribuidoras de estos dispositivos en España, han registrado un aumento significativo de la demanda por parte de pacientes que, tras el apagón, han solicitado nuevas botellas como medida de prevención ante posibles futuros cortes de luz. «Desde el lunes las solicitudes de estos dispositivos de apoyo se han multiplicado por diez, por miedo a que algo similar vuelva a ocurrir y también por el uso que durante el lunes muchos tuvieron que hacer de ellas», relata una de estas fuentes, que indica que los trabajadores que reparten estos aparatos tienen que duplicar turno para atender toda la demanda. «Otros que estaban de vacaciones han tenido que volver para echar una mano».

El apagón eléctrico del pasado lunes ha puesto en evidencia una de las grandes debilidades del sistema de atención domiciliaria: la dependencia de miles de pacientes crónicos de dispositivos eléctricos para seguir respirando. Aunque la mayoría de usuarios de ventilación mecánica no requieren soporte vital continuo, se estima que entre 30 y 40 personas por cada 100.000 habitantes utilizan estos sistemas en casa, y entre 3 y 4 por 100.000 lo hacen las 24 horas, según datos facilitados a este medio por el doctor Manuel Luján, coordinador del Proyecto de Investigación Integrada de Ventilación Mecánica No Invasiva y UCRI (Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios) de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

Los casos más graves, los pacientes con enfermedades neuromusculares como el ELA, no pueden permitirse un corte prolongado. Estos pacientes disponen generalmente de dos ventiladores idénticos con una autonomía limitada, de unas tres o cuatro horas cada uno, lo que deja un margen muy estrecho de actuación en caso de fallo eléctrico prolongado, como contamos en THE OBJECTIVE este miércoles.

Los pacientes que necesitan oxigenoterapia, los más afectados

Sin embargo, el mayor impacto del apagón no se produjo entre los pacientes ventilados –pese a que un enfermo ELA falleció en Castilla y León tras quedar sin suministro eléctrico, como adelantó este medio–, sino entre aquellos que necesitan oxigenoterapia. Este grupo es mucho más numeroso y depende de concentradores eléctricos que extraen oxígeno del aire. «El verdadero problema vino por ahí», relata el doctor Luján, que señala que muchos de estos dispositivos dejaron de funcionar y los pacientes se quedaron sin suministro, lo que provocó un aluvión de ingresos hospitalarios. En Madrid, los grandes hospitales llegaron a atender hasta 70 u 80 pacientes por centro en pocas horas, muchos en situación de insuficiencia respiratoria.

A la falta de suministro eléctrico y la imposibilidad de contactar con los servicios de emergencia se sumó la angustia de muchas personas mayores que dependen de equipos de oxigenoterapia y que, tras el apagón, no pudieron utilizar las bombonas de oxígeno de respaldo por desconocimiento sobre su funcionamiento. «Mi padre, con 80 años, no supo cómo poner en marcha la bombona porque nunca ha recibido una formación básica», cuenta a THE OBJECTIVE Lola Pozo, hija de Quintiliano Pozo, un paciente con EPOC avanzado. «Nadie nos explicó nunca cómo se utiliza». El testimonio pone de relieve no solo la vulnerabilidad de los pacientes crónicos ante los cortes eléctricos, sino también la falta de preparación para activar los dispositivos de emergencia en situaciones críticas.

Registro de pacientes electrodependientes

Otra de las principales carencias señaladas por los profesionales es la ausencia de un registro fiable y actualizado de pacientes electrodependientes. Aunque las comunidades autónomas disponen de bases de datos de personas con tratamientos domiciliarios, estas no distinguen entre quienes dependen de forma vital y constante de sus equipos y quienes los utilizan solo de forma parcial o nocturna. «No nos hacemos una idea de lo que puede pasar hasta que pasa», lamenta el doctor Manuel Luján.

Una petición respaldada por Nicole Hass, portavoz de la Asociación Nacional de Pacientes con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (APEPOC), que ha reclamado la creación de un registro de electrodependientes y el establecimiento de protocolos de actuación para que estos pacientes puedan ser localizados rápidamente si se produce otra situación de corte del suministro eléctrico y solventar sus necesidades.

«Los pacientes electrodependientes necesitan un suministro de energía eléctrica constante y en niveles de tensión adecuados para el funcionamiento de sus equipos médicos para evitar riesgos en su vida», señala Hass, que reitera al Gobierno la petición de regular la figura de los pacientes electrodependientes para garantizar su aprovisionamiento energético en casos de emergencia mediante la creación de una herramienta en la que queden recogidos sus datos, y protocolos de actuación.

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