España lidera la llegada de inmigrantes en la UE: cinco veces más que Francia por mil habitantes
En los últimos doce meses, por cada español nuevo registrado se contabilizaron casi cinco extranjeros

La inmigración se ha convertido en un factor determinante en algunos países, como España, en los que ya fallece más población nacional que la que nace. | Efe
España presenta una de las tasas más elevadas de entrada de extranjeros, muy por delante de otros países europeos como Francia, Italia y Alemania. Los datos que facilita el Banco de España en su último boletín económico, analizados por THE OBJECTIVE, muestran que solo las naciones menos pobladas –Malta, Chipre o Luxemburgo– tienen porcentajes más elevados que nuestro país en la comparativa.
Las tablas elaboradas por el organismo emisor evidencian que España fue en 2023 el país de la Unión Europea con mayor
flujo relativo de entrada. La tasa fue de 24 inmigrantes por mil habitantes, frente a los cinco de Francia o los seis de Italia. En este sentido, tanto la proximidad geográfica como la proximidad cultural que supone compartir idioma o religión, los lazos históricos que se derivan de un pasado colonial o los convenios bilaterales condicionan los lugares de procedencia.
En el caso de España, son los países latinoamericanos el principal origen, aunque la cercanía y los lazos de España con Marruecos también contribuye a una gran inmigración desde ese país. La inmigración se ha convertido en un factor determinante en algunos países, como España, en los que ya fallece más población nacional que la que nace. Solo la entrada lleva a España a liderar otra estadística: la del crecimiento de la población total.
Las claves de la inmigración
La población de España crece gracias a la entrada regular de extranjeros, mayoritariamente vinculados a un contrato laboral y con el objetivo de lograr un empleo en nuestro país. En abril de 2025, la población total española alcanzó los 49.153.849 millones. Hay casi 430.000 personas más que hace un año. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que en los últimos doce meses, por cada español registrado en la Estadística Continua de Población se contabilizaron casi cinco extranjeros.
En otros países europeos, el descenso de la población y el envejecimiento de los ciudadanos obligará a tomar medidas mucho más drásticas, como el recorte del Estado del bienestar o el aumento exponencial de la deuda. De hecho, incluso en España será necesario aumentar los flujos de inmigración de manera muy importante para contrarrestar la llegada masiva a la jubilación de la generación del baby boom, la más numerosa y con largas carreras de cotización.
Por su parte, el Gobierno ha tomado la decisión de regularizar a 900.000 extranjeros que se encuentran en nuestro país sin los documentos en regla. La entrada en vigor de la ley de extranjería facilitará la regularización con menos requisitos, agilizado los trámites y creado nuevas condiciones para poder venir a España.
Asimilación cultural
Pese a las medidas, España perderá casi 280.000 habitantes en 2050, según Eurostat. La natalidad de la población extranjera, mucho más joven que la española, salva el ratio de fecundidad. Sin embargo, la asimilación de costumbres y de distinto ritmo de vida y condiciones irá reduciendo poco a poco la tasa de natalidad global. Esto forzará a que sea necesario atraer a más población extranjera para mantener los actuales niveles de bienestar y garantizar la pensiones de los que vayan llegando a la edad de jubilación.
Con una población española envejecida será necesario un flujo neto de inmigrantes -entradas menos salidas- de 330.000 desde ahora hasta 2050, frente a los apenas 205.000 que llegaron de media cada año a España entre 1990 y 2019. Los datos forman parte de las proyecciones elaboradas por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). La población alcanzará en 2050 los 54 millones, y el 18% serán extranjeros. La inmigración latinoamericana perderá protagonismo a favor de la subsahariana.
Flujos de extranjeros
El reciente documento publicado por el Banco de España, titulado Factores que influyen sobre los flujos migratorios
hacia España y otras economías avanzadas, firmado por Teresa Sastre, Marta Suárez-Varela, Pilar Cuadrado y Enrica Di Stefano, explica los condicionantes que hacen que aumente la llegada de extranjeros.
Según las estimaciones realizadas por los autores, una mayor estabilidad política y la ausencia de conflictos en los países de origen, así como un aumento del PIB per cápita, reducirán los flujos migratorios de salida. Por el contrario, factores como los desastres naturales se asocian con un incremento de las salidas de inmigrantes hacia los países de la OCDE.
Factores que impulsan las llegadas
Además, señalan que las crisis alimentarias leves no afectan de manera significativa a las salidas de inmigrantes, mientras que, a medida que la intensidad de la crisis aumenta, el efecto puede ser incluso negativo. Esto se debe a la existencia de restricciones de liquidez: en la medida en que las crisis alimentarias se agravan, los migrantes destinan una mayor parte de sus recursos a cubrir sus necesidades básicas de alimentación, lo que limita su capacidad de emigrar.
La atracción de inmigración está condicionada, además de por la cercanía cultural, por factores económicos y regulatorios. Así, las fluctuaciones se explican por cambios en la tasa de paro —un incremento de la misma reduce el flujo de entrada de inmigrantes—, en el crecimiento salarial medio en el país receptor —un mayor incremento salarial aumenta el flujo de inmigrantes que llegan al país— y en la flexibilidad de las políticas migratorias.
Una mayor facilidad para adquirir un estatus de residencia estable para el inmigrante y su familia en el país receptor eleva los flujos de entrada. Este factor es uno de los más determinantes. Todos estos indicadores condicionarán en el futuro de los países de procedencia de la inmigración a España y otras naciones desarrolladas.