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Economía

El sector cárnico augura una nueva crisis a causa del etiquetado que plantea Bruselas

Uno de los elementos de la iniciativa es una regulación estricta de sal, grasa y azúcar en los alimentos

El sector cárnico augura una nueva crisis a causa del etiquetado que plantea Bruselas

Embutidos españoles. | Archivo

El sector cárnico ha dicho basta. Años después de superar la crisis causada por el exministro Alberto Garzón, el sector teme revivir una situación similar, causada en esta ocasión por una iniciativa que está en estudio en el Consejo Europeo. Se trata de una propuesta que se ha abordado estos días en el Consejo de Ministros de Agricultura (AGRI) a fin de desarrollar perfiles para declaraciones nutricionales y de propiedades saludables. «Uno de los elementos nucleares de la iniciativa es una regulación estricta de sal, grasa y azúcar en los alimentos, con consecuencias mucho más gravosas que el Nutriscore», tal y como explican fuentes del sector a THE OBJECTIVE.

El sector cárnico se muestra preocupado de que este debate se esté produciendo en el seno del Consejo de Ministros de Agricultura (AGRI), cuando lo lógico habría sido abordarlo en el Consejo de Empleo, Política Social, Sanidad y Consumidores de la UE. «No podemos entender cómo el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) español se presta a respaldar aparentemente una iniciativa que, de concretarse en los términos sugeridos, tendría consecuencias gravísimas para la industria cárnica española», manifiesta el director general de la Asociación de Industrias de la Carne Española (Anice), Giuseppe Aloisio.

Desde la patronal cárnica consideran que la nueva propuesta de desarrollo de perfiles nutricionales como condición previa para
realizar alegaciones en el etiquetado puede suponer la prohibición generalizada de cualquier declaración nutricional y/o de propiedades saludables en los productos cárnicos procesados. Algo, que auguran, no afectará solo a la industria cárnica sino a todo el sector alimentario. Considera la patronal que los perfiles nutricionales contribuyen a establecer diferencias entre alimentos ‘buenos’ o ‘malos’ en función del cumplimiento de determinados parámetros -como el contenido de sal o grasa-.

Un paso para la restricción

El sector considera que esta iniciativa supondría dar un paso más para la adopción de nuevas políticas y normativas restrictivas y «claramente negativas para los productos que no se ajustan a dichos perfiles, como tasas e impuestos a productos considerados poco saludables, aumentos del IVA o limitaciones en su comercialización». Desde Anice señalan a modo de ejemplo la sal. Se trata de un ingrediente básico, utilizado históricamente por el ser humano para la elaboración de productos cárnicos, ya que desempeña diferentes funciones como el sabor y la conservación, limita el desarrollo de bacterias patógenas y garantiza la seguridad alimentaria del producto.

«Es el ingrediente más crítico en la elaboración de productos cárnicos curados después de la carne, por lo que llevar a cabo una reducción del contenido en sal puede tener consecuencias negativas tanto de tipo tecnológico, dado que la sal afecta a las propiedades físico-químicas y organolépticas de este tipo de productos, como de tipo higiénico-sanitario», señalan. Por ello, apuntan que pese a que la industria cárnica lleva años apostando por su reducción, con nuevas formulaciones también para la grasa, hay límites tecnológicos -en el caso de la sal- que no se pueden alterar porque se compromete el umbral de seguridad alimentaria para los consumidores. «Desde el sector cárnico apoyamos decididamente una mejora del sistema de etiquetado que contribuya a una mayor transparencia, en beneficio del consumidor», explica Anice al tiempo que insiste en rechazar la introducción de restricciones carentes de una base científica sólida y que puedan distorsionar la libre competencia.

Proteger los nombres de los alimentos

Otra de las luchas del sector en estos días pasa por la protección de las denominaciones de productos de origen animal. Se trata de una antigua reclamación. Ahora un grupo de 12 países Estados Miembro de la Unión Europea, liderados por República Checa, Austria, Hungría, Italia y Eslovaquia, y respaldados por Francia, Portugal y España, ha solicitado a la Comisión Europea la ampliación de la protección de las denominaciones de productos de origen animal. El objetivo de esta demanda es claro: evitar que los productos de origen vegetal utilicen términos como “carne”, “huevo”, “miel” o “pescado” en su etiquetado.

Una petición que surge, según la patronal, en un contexto de creciente presencia en el mercado europeo de productos vegetales «que imitan, en apariencia, sabor y textura, a los alimentos de origen animal, creando confusión en la sociedad». Por ello, los países firmantes entre los que se encuentra España, advierten de que su etiquetado puede inducir a error al consumidor, especialmente en lo relativo a su composición y valor nutricional, sustancialmente diferentes a los alimentos de origen animal.

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