Los agricultores claman contra las leyes medioambientales: «Son una bomba explosiva»
El sector critica la prohibición de pastoreo en algunas zonas y la nefasta gestión forestal

Ganado tras el paso del incendio forestal. | Manuel Ángel Laya (Europa Press)
La indignación en el mundo agrario tras más de una semana de incendios descontrolados es cada vez mayor. A la situación crítica que vive el campo español desde hace varios años por la falta de rentabilidad, episodios continuados de sequía, excesiva burocracia, competencia de terceros países y falta de relevo generacional, hay que añadir ahora la oleada de incendios que atraviesan España. «Se está haciendo justo lo contrario de lo que se tiene que hacer. Al final lo pagamos los agricultores y ganaderos, que nos quedamos sin pasto para el invierno, y los ciudadanos que están respirando un aire contaminado», asegura Luis Cortés Isidro, coordinador estatal actual de la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, en conversación con THE OBJECTIVE. «El Consejo y la Comisión Europea entienden las medidas medioambientales desde un despacho y no tienen ni idea», añade.
«Las medidas medioambientales que se están imponiendo desde un despacho en Bruselas y luego aquí añadimos más, están contribuyendo a esto», añade. Palabras con las que coinciden la mayoría de asociaciones agrarias que señalan a todas las administraciones sin excepción. «Son causas que se ven venir, hay una falta de rentabilidad importante en la ganadería extensiva», explica Cortés. Además, cuestiona que durante los últimos años se han arrancado encinas y alcornoques autóctonos «para plantar pinos donde los incendios se multiplican», añade este agricultor que lamenta que «entre incompetentes y políticos que toman medidas cortoplacistas están dejando morir el campo».
En este sentido, desde las principales asociaciones agrarias señalan la profunda indignación del mundo rural. «Los bosques están abandonados, antes permitían retirar los árboles que se secaban para hacerlos leña, ahora no. Con algunas de estas normas estamos haciendo una bomba explosiva, no hay manera de apagar los incendios», lamenta por su parte Cortés. En el incendio de la provincia de Cáceres, desde la Agrupación de Cooperativas Valle del Jerte ponen en valor que, son precisamente las zonas agrarias y de cultivo donde se está controlando el fuego gracias al manejo y la presencia constante de los agricultores.
Políticas medioambientales
«Nos dicen que hay que dejar que la naturaleza se gobierne sola, eso no funciona», lamenta por su parte Jesús Anchuelo, agricultor y secretario general de UPA en Madrid. «La normativa que nos va imponiendo la Política Agraria Común (PAC) se va rigiendo más por el agroambientalismo y no por la producción, pero no toda la culpa la tiene la Unión Europea, luego cada comunidad autónoma tiene que tener una normativa y aquí también es muy restrictiva», asegura Anchuelo en conversación con este diario. Ya son casi 350.000 las hectáreas quemadas estos días en toda España.
Por su parte, el coordinador de Unión de Uniones cree que la gestión forestal es pésima. Pone como ejemplo que se prohíba pastar a los animales en algunos sitios, lo que ayuda a prevenir incendios. «Hemos arrancado encinas y alcornoques autóctonos para plantar pinos donde los incendios se multiplican y es prácticamente imposible apagarlos y al final pasa lo que tiene que suceder», añade. No solo eso, «nos obligan a que los olivares, viñedos y otros frutales tengan una ‘cubierta vegetal espontánea‘. Es decir, no podemos arar, tenemos los olivos llenos de pasto seco», lamenta Cortés.
Antes, explica este agricultor, cuando el fuego llegaba a un olivar, castaño o almendro «se churruscaba al principio la primera línea y ahí paraba el incendio. Ahora, como nos obligan a tener pasto seco, hierbas secas y leña entre los árboles, no solo no se corta, sino que se propaga. Tenemos unas normas desde Bruselas que no tienen sentido, no puedes hacer las mismas políticas para Bélgica que para Extremadura», denuncia.
Piden un cambio radical
Por todo ello, agricultores y ganaderos coinciden en demandar un cambio radical en la política medioambiental y rural, que devuelva la gestión y el cuidado del territorio a quienes lo habitan y trabajan. «No podemos aceptar que se atribuya todo lo sucedido únicamente al azar. Puede haber incendios fortuitos, pero no una repetición constante», asegura Apag Extremadura Asaja. Extremadura, con el desbocado incendio de Jarilla que ha calcinado más de 12.000 hectáreas, es una de las regiones más afectadas. «Lo cierto es que las políticas aplicadas en las últimas décadas desde Bruselas, el Ministerio y la Junta han resultado profundamente equivocadas», añaden.
Normas y restricciones impuestas a través de la Red Natura 2000, las Reservas de la Biosfera y la Agenda 2030, por poner algunos de los muchos ejemplos, «han expulsado a la gente del campo, contribuyendo a la despoblación rural y a un abandono del territorio que hoy se convierte en combustible para las llamas», lamentan. Por ello, denuncian los agricultores de Extremadura que el verdadero «maltrato medioambiental no es el que se denuncia desde los despachos, sino el abandono de los montes, de los cauces de los ríos, de las cunetas de las carreteras y de los campos, que permanecen sin limpiar, acumulando material inflamable durante años».