El bajo precio que paga España por fármacos derivados del plasma amenaza su suministro
Nuestro país apenas paga 55,5 euros por gramo, mientras que otros como Italia y Alemania pagan 65 euros y 75 euros

Vista de una máquina que separa el plasma de la sangre de un paciente. | EP
España paga de los precios más bajos de Europa por medicamentos derivados del plasma (inmunoglobulinas). Una situación que pone en jaque el suministro de estos fármacos en nuestro país, sobre todo, en momentos críticos, como ocurrió en pandemia. Así lo transmiten a THE OBJECTIVE fuentes del sector, que señalan que España apenas paga 55,5 euros por gramo de plasma, mientras que países como Italia y Alemania pagan 65 euros y 75 euros, respectivamente. «Esto lo que provoca es que las compañías farmacéuticas que comercializan con este producto prioricen otros países antes que el mercado español», apuntan desde el sector, que agregan que «EEUU paga multiplicado por diez el plasma en comparación con Europa».
Como consecuencia, las empresas productoras (básicamente tres, Grifols, CSL y Takeda) han alertado en los últimos tiempos de que el precio que paga España está por debajo de los costes de producción, llevando su fabricación a un extremo «insostenible». Por ello, hace un año, el Ministerio de Sanidad subió el precio de las inmunoglobulinas –un producto plasmático que se utiliza para tratar las inmunodeficiencias y en algunos procesos oncológicos como las terapias CAR-T– ante la situación de desabastecimiento que se estaba comenzando a sufrir en los hospitales españoles. Sin embargo, esta subida –de 45 euros a los 55,5 euros actuales– no es suficiente y España sigue por debajo en comparación con otros países europeos, como hemos indicado anteriormente.
Ahora, el sector confía en que la nueva Ley de los Medicamentos establezca cambios en el Sistema de Precios de Referencia, un modelo que cada año ajusta la tarifa pública que abona el Estado a las empresas por los medicamentos que ya han perdido su patente. Entre las moléculas que se encuentran bajo esta legislación están precisamente las inmunoglobulinas y el objetivo de las compañías es que dejen de estar en el sistema bajo la premisa de que son medicamentos esenciales señalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) –Europa y la Agencia de Medicamentos de España también los ha reconocido como fármacos estratégicos y críticos–.
«Las compañías farmacéuticas no tienen seguridad normativa en España. La falta de un marco normativo sólido y la falta de un mercado claro y predecible dificultan el atractivo de España para la inversión farmacéutica, generando un entorno de riesgo y desconfianza en el sector», hacen hincapié las fuentes consultadas, que señalan que los problemas de falta de suministro de estos medicamentos siguen coleando hoy en algunos hospitales. Tal es la situación que la falta de stock obliga a racionar la inmunoglobulina.
España, deficitaria en hemoderivados
España es deficitaria en hemoderivados en un 50%, según datos aportados a este periódico por la Federación Española de Donantes de Sangre (FedSang). En total, según la Asociación Española de Déficit Inmunitarios Primarios (AEDIP), entre 35.000 y 65.000 pacientes en España únicamente de patologías raras necesitan tratamientos derivados del plasma. En 2023, se enviaron unos 407.000 litros de plasma al procesamiento farmacéutico, pero para alcanzar la autosuficiencia, «haría falta el doble para cubrir la demanda de albúmina y el triple para las inmunoglobulinas», señalan los expertos.
Por ello, además de las medidas mencionadas anteriormente, proponen aumentar los programas de plasmaféresis e intentar que cada donante done al año al menos dos veces: «Si lográsemos esto, una parte importante del problema lo habríamos solucionado y probablemente conseguiríamos la autosuficiencia en plasma». En España, alrededor de un millón de donantes realizan aproximadamente 1,6 millones de donaciones de sangre al año, de las cuales unas 90.000 se llevan a cabo mediante aféresis.
España basa su modelo en la donación voluntaria y no remunerada, lo cual contrasta con países como EE.UU. y Alemania, donde se compensa económicamente a los donantes. Esto dificulta aumentar las cifras, además de producirse una extraña paradoja, ya que el 90% del plasma para terapias médicas proviene principalmente de países que permiten la compensación monetaria a sus donantes. Estos son Estados Unidos, Alemania, Austria, República Checa y Hungría.
El Real Decreto 1945/1985 prohíbe la compensación económica por donación de sangre o componentes (como el plasma). Para ajustarse al nuevo reglamento europeo SoHO, España tendría que permitir reembolsos limitados y transparentes, exclusivamente para cubrir gastos reales de los donantes, sin generar ganancia alguna. Sin embargo, hasta el momento España califica toda ayuda económica como incompatible con el carácter altruista de la donación.