Seis de cada diez jóvenes españoles gastan más de lo que ingresan
Un estudio de Intrum incide en la falta de conocimientos financieros, el auge de las compras ‘online’ y la presión en redes

Unos jóvenes posan para hacerse un 'selfie' después de ir de compras. | Freepik
La Generación Z se consolida como el grupo más vulnerable desde el punto de vista financiero. El 64% de los jóvenes españoles entre 15 y 27 años dice gastar más dinero del que puede permitirse, influido por la presión social en redes y la facilidad de las compras online. En comparación, el 51% de los millennials admite comportamientos similares, frente a solo un 17% de los boomers y la Generación Silenciosa, según el Informe Europeo de Pagos de Consumidores de Intrum.
El estudio apunta a que la inmediatez de las compras online y la presión por mantener un determinado nivel de consumo –alimentada por los contenidos de plataformas como Instagram o TikTok– son factores clave en este fenómeno. Intrum advierte que esta tendencia fomenta un patrón de gasto impulsivo en el que el deseo de pertenencia y la comparación social predominan sobre la planificación económica y el ahorro.
Según los datos del informe, el impacto de las redes sociales va más allá del gasto excesivo. Casi la mitad de los jóvenes de la Generación Z (47%) admite haber realizado compras impulsivas tras ver publicidad en redes sociales. Además, la dimensión emocional del consumo también es significativa: el 54% de los españoles afirma sentirse culpable tras gastar más de lo que puede, una cifra nueve puntos superior a la media europea (45%).
«Esta culpabilidad se suma a la tensión económica que ya sufren muchos hogares, especialmente cuando se combina con la falta de conocimientos financieros adecuados», señala el informe. Intrum subraya que los nuevos modelos de consumo exigen una mayor educación financiera, especialmente ante el auge de servicios como el ‘compra ahora, paga después’ (buy now, pay later). De hecho, un 34% de los españoles afirma que es más probable que compre a proveedores que ofrecen esta modalidad, cada vez más popular entre los jóvenes. Sin embargo, el estudio alerta de que, sin la formación necesaria, este tipo de financiación puede incrementar el riesgo de endeudamiento, ya que con frecuencia conlleva intereses y comisiones considerables.
La educación financiera, una asignatura pendiente
La necesidad de reforzar la educación financiera no solo se refleja en el comportamiento de consumo, sino también en la escasa confianza de los españoles en sus propios conocimientos económicos. Según un estudio de JP Morgan Asset Management, la mayoría aprende sobre finanzas por experiencia propia, sin formación estructurada. El 35,3% asegura haber adquirido sus conocimientos a través de la gestión personal de sus finanzas, cifra que se eleva al 43% entre los hombres, frente al 25% de las mujeres.
El autoaprendizaje mediante libros o cursos ocupa el segundo lugar, con un 25,8%, seguido por el asesoramiento bancario (24,6%), el consejo de familiares y amigos (23,7%), y las páginas web o redes sociales (19,4%). En los últimos puestos se sitúan los medios de comunicación (12%) y los profesionales financieros independientes (11,8%).
A la hora de evaluarse, más de la mitad de los encuestados (55,8%) reconoce tener solo conocimientos «básicos», mientras que un 18,6% se califica directamente como «suspenso». Apenas un 3,6% se considera con un nivel «sobresaliente». Esta falta de formación repercute en las decisiones de ahorro e inversión. El 38% prioriza no perder el capital invertido, un 32,7% prefiere renunciar a rentabilidad a cambio de seguridad y solo un 29,3% busca maximizar sus beneficios.
Esta tendencia explica la predominancia de productos conservadores, como depósitos, libretas o cuentas de ahorro (88,7%), frente a opciones más rentables como fondos de inversión, bonos o planes de pensiones. El informe apunta, además, que los perfiles con mayor conocimiento financiero tienden a valorar más la rentabilidad y a invertir con mayor frecuencia, lo que evidencia la importancia de la educación económica como herramienta para mejorar la salud financiera y reducir el endeudamiento.
La necesidad de un «colchón familiar» para gastos de vivienda
Más de la mitad de los jóvenes españoles necesita ayuda económica de su familia para hacer frente a los gastos de vivienda. Según el estudio Jóvenes, vivienda y futuro impulsado por Ikea, seis de cada diez jóvenes señalan a precios desorbitados –tanto de compra como de alquiler– como el principal obstáculo para acceder a una vivienda, junto con otros factores como la precariedad laboral, los requisitos exigentes de los arrendadores o la especulación inmobiliaria.
Entre quienes ya viven de alquiler o afrontan una hipoteca, el 52% destina entre el 30% y el 50% de sus ingresos a sufragar estos gastos, una carga que compromete seriamente su estabilidad financiera. Ante esta realidad, el 51% de los jóvenes recibe apoyo familiar, de manera regular u ocasional, para poder mantener su vivienda. Este «colchón familiar» se ha convertido en una red de seguridad informal que compensa las carencias del mercado inmobiliario y la inestabilidad laboral, pero también profundiza la brecha de desigualdad entre quienes cuentan con ese respaldo y quienes deben afrontar el sistema sin ayuda.
Las consecuencias van más allá del presente económico. La dificultad para acceder a una vivienda limita los proyectos vitales de toda una generación. Según el estudio, la mayoría de los jóvenes se ve obligada a renunciar al ahorro o a aplazar su emancipación, mientras que uno de cada cinco reconoce haber restringido su desarrollo personal o su ocio, y un 19% ha pospuesto la decisión de tener hijos. Un escenario que, en palabras del informe, retrasa la madurez económica y emocional de los jóvenes españoles y agrava la desigualdad intergeneracional.