Las bajas laborales por problemas de salud mental crecen un 176% desde el año 2015
La incidencia media mensual en 2024 fue de 2,18 procesos por cada 1.000 trabajadores protegidos por las mutuas

Varias personas con pancartas durante una marcha por el Día Mundial de la Salud Mental. | EP
Los trastornos mentales se han convertido en una de las principales causas de baja laboral. Los procesos diagnosticados como trastornos mentales para la población protegida por las mutuas alcanzaron la cifra de 415.374 en 2024; un crecimiento interanual de un 12,48% y de un 176,57%, en los últimos nueve años, según datos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT).
Los datos muestran que el número de bajas laborales por problemas de salud mental por contingencias comunes ha experimentado un incremento constante y sostenido en los últimos años. En 2015, se registraron 150.187 casos, cifra que aumentó progresivamente hasta alcanzar 415.374 en 2024. Este crecimiento refleja un incremento del 176% en nueve años, con un repunte especialmente marcado a partir de 2021: de 233.634 casos se pasó a 299.148 en 2022, 369.295 en 2023 y 415.374 en 2024. Así, desde 2015 la evolución ha sido la siguiente: 150.187 (2015), 169.236 (2016), 190.064 (2017), 222.916 (2018), 228.532 (2019), 217.482 (2020), 233.634 (2021), 299.148 (2022), 369.295 (2023) y 415.374 (2024).
Según el informe de AMAT, la incidencia media mensual en 2024 fue de 2,18 procesos diagnosticados como trastornos mentales al mes por cada 1.000 trabajadores protegidos por las mutuas por incapacidad temporal por contingencia común (ITCC), lo que supuso un incremento interanual de un 9,55% y de un 118% en los últimos nueve años.
La depresión severa afecta al 8% de la población
Los datos del Ministerio de Sanidad indican un aumento en los problemas de salud mental en España, especialmente la ansiedad y la depresión, que son más comunes en mujeres y aumentan con la edad. La Encuesta de Salud de España (ESdE) 2023, publicada en mayo de 2025, muestra un incremento en cuadros depresivos respecto a 2020, tanto generales como severos. En 2023, el 14,6% de la población de 15 años o más presentaba un cuadro depresivo, y un 8% un cuadro depresivo severo. La prevalencia de cuadros depresivos severos aumentó 5,5 puntos porcentuales y la de cuadros depresivos generales 3,7 puntos respecto a 2020; y al igual que la ansiedad, la depresión es referida más del doble en mujeres (8,7%) que en hombres (4,1%).
Por otro lado, el 11,7% de la población consume tranquilizantes, relajantes o pastillas para dormir (15% en mujeres y 8,4% de los hombres), y el 6,4% consume antidepresivos o estimulantes (8,4% de las mujeres y 4,2% de los hombres). Además, el informe Barómetro Sanitario 2024 refleja que el 17,7% de la población necesitó atención por salud mental en 2024.
Trastornos mentales reconocidos como enfermedad profesional
El Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Trabajo trabajan en una hoja de ruta para que los trastornos mentales sean reconocidos como enfermedades profesionales. La depresión, la ansiedad o el estrés serían reconocidos como una contingencia laboral para, entre otras cuestiones, ahorrar costes al Sistema Nacional de Salud.
Así se desprende de la hoja de ruta para abordar los efectos del trabajo en la salud mental que fue presentada por el Gobierno el pasado mes de junio. «La comunicación de sospecha siempre sujeta al consentimiento informado del paciente persigue que los trastornos mentales relacionados con el trabajo sean reconocidos como enfermedad profesional en el futuro», dice el documento, que también reconoce la dificultad de relacionar un trastorno mental con la actividad laboral: «Establecer una relación de sospecha entre un estresor laboral y un trastorno mental implica una interpretación clínica que no puede probarse con certeza absoluta, sino que se basa en un juicio de probabilidad razonada».
No obstante, el documento recoge que «es innegable que una parte significativa de las personas atendidas en los servicios sanitarios hacen referencia a estresores laborales como elementos que desencadenan o agravan su malestar psicológico». Por ello, Sanidad, junto con Trabajo, presionará para que los trastornos mentales sean reconocidos como contingencia laboral, tras un estudio clínico.
El reconocimiento de una enfermedad como contingencia laboral, según la hoja de ruta, hace que la carga de su coste recaiga sobre el seguro de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, a través de los fondos de la Seguridad Social procedentes de las cotizaciones de los trabajadores y de los empresarios (con las Mutuas como entidades gestoras del sistema), en lugar de sobre el Sistema Nacional de Salud. Esto, señala el documento, «alivia la presión presupuestaria de los servicios sanitarios públicos».
