Las pensiones y los intereses de la deuda representan ya el 70% del gasto del Estado
El IRPF y Sociedades tiran de la recaudación, que aumenta más de un 30% entre octubre de 2018 y octubre de 2025

María Jesús Montero. | Ilustración de Alejandra Svriz
La ejecución presupuestaria del Estado confirma una realidad estructural que se ha acentuado con el paso del tiempo: una parte creciente del gasto público está comprometida antes incluso de que se recaude un euro. En la actualidad, las pensiones y los intereses de la deuda representan ya cerca del 70% del gasto de la Administración General del Estado (AGE). Se trata de una proporción que no se alcanzó en 2018, cuando ambas partidas absorbían aproximadamente la mitad del presupuesto ejecutado.
Es necesario precisar que cuando se habla del peso de la deuda en el gasto se hace referencia exclusivamente a los intereses de la deuda, es decir, al coste financiero anual, y no al volumen total de deuda pública acumulada. Se trata, por tanto, de gasto presupuestario efectivo que compite directamente con el resto de partidas y condiciona la capacidad de maniobra del Estado.
La comparación entre la ejecución acumulada hasta octubre de 2018 y la correspondiente a octubre de 2025, hecha por THE OBJECTIVE, permite constatar un cambio relevante en la composición del gasto. En 2018, las pensiones y los intereses de la deuda ya concentraban una parte muy significativa del presupuesto, pero su peso conjunto se situaba en torno al 50%. Desde entonces, ambas partidas han ganado protagonismo de forma sostenida, reduciendo el margen del gasto discrecional.
Envejecimiento y pensiones más altas
El aumento del gasto en pensiones responde a varios factores que actúan de forma simultánea. En primer lugar, cada año hay más pensionistas, como consecuencia del envejecimiento demográfico y de la progresiva jubilación de la generación del baby boom. En segundo término, la pensión media es más elevada, ya que los nuevos jubilados acceden al sistema con carreras de cotización más largas y bases reguladoras superiores a las de quienes abandonan. A ello se suma, desde 2022, la revalorización automática conforme al IPC, que introduce un crecimiento anual del gasto con independencia del ciclo económico.
En paralelo, el peso de los intereses de la deuda en el presupuesto también ha aumentado. Aunque el Estado ya estaba endeudado en 2018, el coste de financiar esa deuda era entonces sensiblemente menor debido a un entorno de tipos de interés históricamente bajos. El cambio de ciclo monetario y el mayor volumen de endeudamiento acumulado han elevado el gasto financiero, incrementando la presión sobre unas cuentas públicas ya condicionadas por el crecimiento del gasto en pensiones.
El efecto combinado de ambas partidas no solo se aprecia en términos porcentuales, sino también en términos de rigidez presupuestaria. Mientras las pensiones y los intereses crecen por mecanismos automáticos y por factores estructurales, otras partidas del gasto han quedado comprimidas. La inversión pública, el gasto operativo y las políticas discrecionales disponen hoy de un margen más reducido que en 2018.
Más recaudación vía IRPF
Este endurecimiento del gasto se produce pese a un aumento significativo de la recaudación. Los datos de ejecución acumulada muestran que los ingresos tributarios han crecido más de un 30% entre octubre de 2018 y octubre de 2025, impulsados fundamentalmente por los impuestos directos. El IRPF y el impuesto de sociedades han sido los principales motores de ese incremento.
En el caso del IRPF, la recaudación se ha visto favorecida por la evolución del empleo, el aumento de las bases salariales y la inflación, situándose claramente por encima de los niveles de 2018. El impuesto de sociedades, por su parte, ha registrado un crecimiento aún más intenso en términos relativos, apoyado en la mejora de los beneficios empresariales y en cambios normativos que han elevado la base efectiva del tributo.
Estos datos confirman que el Estado ingresa hoy mucho más que hace siete años, especialmente por la vía de los impuestos vinculados al trabajo y a los beneficios empresariales. Sin embargo, ese aumento de los ingresos no ha sido suficiente para compensar el crecimiento del gasto comprometido. Mientras la recaudación avanza ligada al ciclo económico, el gasto en pensiones y en los intereses de la deuda crece por factores que escapan al corto plazo.
Unos Presupuestos rígidos
La comparación entre octubre de 2018 y octubre de 2025 permite así una conclusión clara: los Presupuestos del Estado son hoy más rígidos que entonces. No solo ha crecido el volumen de gasto, sino que una parte cada vez mayor está absorbida por compromisos difíciles de ajustar. Incluso con una recaudación al alza, el margen presupuestario se estrecha, lo que explica la persistencia de las tensiones fiscales y la limitada capacidad de maniobra de las cuentas públicas.
