The Objective
Entrevista

Luis Garicano: «Plus Ultra es un caso claro de prácticas mafiosas»

El economista lamenta el mal uso de los fondos Next Generation: “Se ha desperdiciado una gran oportunidad”

Luis Garicano (Valladolid, 1967) sigue muy conectado al día a día informativo, pese a que en 2022 dejó su acta de diputado del Parlamento Europeo por Ciudadanos y ahora está volcado en su puesto como profesor de la London School of Economics. En esta entrevista con THE OBJECTIVE repasa la actualidad económica española y europea y recuerda cómo realizó desde Bruselas una denuncia pública sobre las irregularidades del caso Plus Ultra, algo que cobra especial relevancia ahora que se ha abierto una nueva investigación judicial. No duda en calificar este rescate público como «un error» y lamenta que ni Bruselas ni España investigaran la operación. El economista también hace una dura crítica a la gestión de los fondos europeos Next Generation y se muestra convencido de que ha sido una «oportunidad perdida» para nuestro país. Además, da sus recetas para sacar a la Unión Europea del actual estancamiento económico.

PREGUNTA.- El caso Plus Ultra ha vuelto a la actualidad tras la apertura de una nueva investigación para saber qué se ha hecho con los 53 millones de rescate público. ¿Qué cree usted que ha fallado para que hayamos llegado a este punto?

RESPUESTA.- Cuando yo era eurodiputado [por Ciudadanos], investigamos este asunto y le pedimos a la Comisión Europa que abriera una investigación, y al Gobierno de España que explicara esta ayuda de Estado. Con todo el material que recibimos ya por entonces, yo no tenía ninguna duda de que aquello iba a tener consecuencias, porque se habían dado 53 millones de euros a una empresa que básicamente no volaba y que casi no tenía flota: cuatro aviones y muchos de ellos no funcionaban. Además, era inviable económicamente porque llevaba años en pérdidas y tenía unos préstamos rarísimos de Panacorp, una entidad con vínculos muy sospechosos. Tiene también un accionariado extrañísimo; todo conectado con prácticas muy dudosas. Por ninguna parte se entendía la ayuda, y por eso nosotros fuimos al Tribunal de Cuentas.

P.- Pero no llevaron el caso a la Justicia.

R.- No lo denunciamos a la Fiscalía porque nos pareció que eso era cuestión de los órganos competentes y pensamos que nuestra labor era más política en forma de denuncia pública; aunque la realidad es que finalmente no hubo ninguna investigación. La Comisión Europea lo dejó ir y en España no hubo una verdadera presión política suficiente. Tampoco vi una reacción de la sociedad española ante algo que era claramente un caso de prácticas mafiosas. Es una lacra enorme que cosas así puedan suceder y que no haya consecuencias. Para mí, no hay ninguna explicación bienintencionada de algo tan sucio y tan horrible. Se da una ayuda de esta magnitud a esta gente cuando había empresarios por todas partes en España que estaban sufriendo durante la pandemia.

P.- Tenemos ahora mismo un cúmulo de escándalos de corrupción que afectan a políticos, exministros, ex secretarios de Organización del PSOE y un expresidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). ¿Cree que estamos ante una corrupción que ya es sistémica?

R.- Sí. Creo que hay un caso clarísimo de corrupción sistémica, aunque yo diferenciaría el caso Plus Ultra —en el que claramente se ve la mano del crimen organizado— de los otros, en los que se ve a unos matados y que, en mayor o menor medida, están aflorando mordidas por todas partes. El primer caso me parece que va a escalar muchísimo más, con ramificaciones muy graves, como se comprueba en la implicación de las fiscalías de Francia y Suiza. Y en el resto de casos —igualmente graves— hay muchos puntos en común. Si vemos quiénes son los superiores de cada uno de los implicados en estas diferentes tramas de corrupción, realmente solo nos queda por encima el «Señor X». Por un lado, tienes a la SEPI, que depende del Ministerio de Hacienda, y por otro al Ministerio de Transportes. Y todos dependen directamente del presidente del Gobierno. Aparentemente, todas estas cosas pueden estar pasando por separado, pero realmente solo hay una persona que es responsable de todos estos organismos. Claro que hay corrupción sistémica… y muy grave.

«Creo que la gente en Europa empieza a ver que éste es un Gobierno muy sectario»

P.- ¿Y cómo ve toda esta situación desde Europa?

R.- A mí me parece que el presidente del Gobierno se ha beneficiado durante muchos años de una serie de factores que le han protegido. Es atractivo, habla inglés y se desenvuelve bien como progresista, aunque no creo que lo sea. En un momento en que hay miedo al populismo generalizado y a que venga la extrema derecha, él gana enteros, pese a que en España ha abierto la puerta de la extrema izquierda y eso en Europa no se ha visto con la gravedad que debería tener. En Europa, esta progresía le ha protegido de críticas que hubiera tenido cualquier otra persona si hubiera sido de derechas o más conservador. Pero creo que ahora ese crédito se agotó. Ahora empieza a entenderse lo que realmente pasa, porque la gente ha visto el poco apoyo que damos a Ucrania y cómo España se ha puesto de perfil con Venezuela, en especial con el Premio Nobel de Corina Machado. Creo que la gente en Europa empieza a ver que este es un Gobierno muy sectario.

P.- Esa conexión venezolana en la que también aparecen Plus Ultra y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

R.- Sí, es muy preocupante, aunque en este tema no tengo más información que la que leo en los periódicos. Pero sí que me ha parecido siempre muy grave esa debilidad por Venezuela. Gabriel Boric, que ahora va a dejar de ser presidente de Chile, es un ejemplo de principios al condenar el último triunfo electoral de Nicolás Maduro, pese a ser de izquierdas. Defiende la democracia en todas las circunstancias y la diferencia con el resto de mucha izquierda latinoamericana y la izquierda española es abismal. Él ha sido consciente y lo ha condenado. Esto es como cuando se roba: sean de los míos o de los tuyos, son igual de ladrones y criminales. Pero no condenar el proceso electoral de Venezuela le quita cualquier pretensión de superioridad moral a la izquierda.

P.- Y al otro lado del mundo, tenemos a China. España está siendo el caballo de Troya de Pekín, pese a las reiteradas advertencias de Bruselas.

R.- Me preocupa mucho lo que está haciendo el Gobierno español con China, sobre todo con el caso de las telecomunicaciones. Poner en manos de una empresa china como Huawei las telecomunicaciones de la inteligencia española es una gran falta de responsabilidad. En una circunstancia diferente, Europa hubiera podido acercarse a China para combatir la posición de Donald Trump y EEUU y hubiera tenido alguna posibilidad. Pero en este momento China está apoyando a Rusia en una guerra contra Europa. Rusia está invadiendo Ucrania, pero también está atacando Europa. Y creo que Europa y España deben tener una actitud responsable ante esta situación.


Luis Garicano durante su entrevista con THE OBJECTIVE.
Luis Garicano durante su entrevista con THE OBJECTIVE. | Kevin Borja

P.- Sigamos hablando de Europa. ¿Qué le parece que España haya renunciado a 60.000 millones de créditos de los fondos europeos Next Generation?

R.- Creo que lo fundamental es que nos gastemos lo que nos han dado vía transferencias directas [80.000 millones de euros]. Porque no es obvio que vayamos a poder gastar este dinero. El plazo se acaba en agosto de 2026 y por eso los ministerios están intentando acelerar para poder llegar, pero es muy probable que haya que devolver dinero. Y eso sería gravísimo. El Gobierno está negociando para poder extender plazos, pero la realidad es que Europa se está moviendo ya al siguiente escenario, que es el de negociar los presupuestos del próximo año. Ahora, esta otra cantidad que usted me dice son préstamos de los que España no se beneficiará. ¿Es un problema? Sí, porque nos permitiría tener una financiación asegurada y si hay estrecheces en el mercado, tener acceso a esa financiación en condiciones un poquito más favorables. Y en ese sentido es bueno. Pero es menos grave que si algunas de las transferencias directas no las gastamos. Y mi impresión es que va a haber mucho más dinero perdido del que usted me está contando.

«Seguramente también se ha saqueado dinero de la UE lo que será muy grave para Europa»

P.- También hay muchas empresas que están devolviendo las ayudas por burocracia y porque no han podido gastarlas.

R.- Mi equipo en Bruselas trabajó mucho para intentar que este dinero se pudiera justificar a través de declaraciones de impuestos y deducciones. Si la empresa podía justificar directamente en el IRPF o en el impuesto de sociedades los fondos que se ha gastado, les hubiera permitido gastar todo el dinero, evitando un mecanismo de subvención en el que cada uno tiene que hacer un papel para pedir el dinero y otro para justificarlo ante la Administración pública. Estamos ante un claro problema de saturación por parte de las administraciones que no han sido capaces de gestionar las ayudas. La forma en la que se ha implementado ha sido mala y creo que se debería haber hecho de otra manera.

P.- Incluso dando por bueno el dinero que dicen que se ha gastado, ¿cree que los fondos Next Generation han tenido el efecto transformador que se esperaba?

R.- Ese efecto no se ha producido y no se producirá porque al final los fondos, como siempre pasa en España, han ido dirigidos a infraestructuras —ADIF ha sido el que más ha recibido—, a empresas públicas o a transferencias por parte del Estado. Al final, ha habido muy poca inversión productiva y la modernización ha sido escasa. Está claro que el uso de estos fondos no nos va a llevar a un nivel más sostenido de crecimiento. En ese sentido, creo que se ha desperdiciado una gran oportunidad.

P.- Cuando se acabe el dinero de los Next Generation, perderemos esa inyección de inversión pública que ha sostenido a la economía española desde 2021.

R.- Y será un problema muy grave. La inversión pública está bajo mínimos, la presión de las pensiones sobre el presupuesto está creciendo. Y no creo que la inversión pública vaya a recuperarse a los niveles anteriores, además con una muy baja inversión privada. Eso supondrá que la economía no va a seguir creciendo.

P.- Y tenemos a Bruselas diciéndonos que contengamos el gasto.

R.- Enseguida volveremos a tener nuestras cuentas en peligro. No hemos usado esta oportunidad para aumentar nuestro nivel de crecimiento, sino para hacer más transferencias, todas ellas muy improductivas. Este Gobierno ha aumentado muchísimo la presión fiscal, pero no la ha usado para tener un boom de inversión en España.

P.- ¿Teme que en algunos años veamos investigaciones por corrupción en la gestión de los Next Generation?

R.- Me temo que sí será. Básicamente por el modus operandi de esta gente. Koldo García y Santos Cerdán estuvieron meses preparando la trama para asaltar el poder y seguir con sus prácticas desde el Gobierno nada más llegar en verano de 2018, lo que demuestra clarísimamente que hay un deseo de saqueo. Seguramente también se ha saqueado dinero europeo, lo que será muy grave para Europa. Fui uno de los legisladores que firmó el pacto de los fondos Next Generation que negoció el Gobierno, el Consejo y todos los Estados miembros y en ese momento una de mis preocupaciones era precisamente que al final del camino se terminaran detectando casos de corrupción. Porque si pasa algo así, sepultará cualquier intento de futura unión fiscal en la UE y cualquier otro intento de mutualizar deuda. Por eso es muy preocupante que en España existan todos estos indicios de corrupción.

P.- Acaba de publicar un paper sobre la innovación en Europa, The Constitution of Innovation, junto con Bengt Holmström y Nicolas Petit. ¿Se nos pasó el tren de la innovación y estamos condenados a depender de tecnología de EEUU y China?

R.- Creo que es muy importante mantener un cierto optimismo y reconocer que Europa en los años 80 era la potencia innovadora mundial. Teníamos trenes de alta velocidad, aviones, centrales nucleares, éramos líderes en automoción, en químicas, en fertilizantes. Y no hay ninguna razón por la que no podamos volver a serlo. Es verdad que nos hemos perdido toda la revolución de la tecnología y ahora estamos fuera de la inteligencia artificial, pero tenemos que aspirar a volver a liderar y eso requiere que mucha de la regulación actual se simplifique. Europa tiene que reducir su ambición geopolítica y sus metas verdes y centrarse en la prosperidad. Tenemos que ser un motor de prosperidad e innovación y eso requiere eliminar muchísimas de las reglas que nos hemos puesto. Por ejemplo, acabar con el motor de combustión en 2035 es una locura. Claro que tenemos que luchar contra el cambio climático, pero vamos a hacerlo despacio y a un ritmo que sea sostenible económicamente. Por ejemplo, recuperando las centrales nucleares que hay en España. Hay muchas cosas que podemos hacer en vez de matar a la industria y que permitirán que volvamos a ser una potencia económica. Porque está claro que ahora mismo estamos en un declive muy peligroso.

«La Comisión Europea no está haciendo lo que tiene que hacer para tener un mercado único»

P.- El diagnóstico parece claro, pero nadie mueve ficha.

R.– Ese es el objetivo de nuestro paper. Nosotros decimos que los cambios no se han implementado porque no se han puesto en marcha los mecanismos adecuados. Creemos que Europa debe aceptar que la excesiva regulación frena el mercado común. Vamos a igualar las reglas, que no haya obstáculos. Proponemos una serie de tribunales federales en los que cualquier negocio, cualquier empresa que no se le permita vender en otro país, pueda inmediatamente ir a ese juez federal europeo y pedir la autorización. En este momento, la Comisión Europea no está haciendo lo que tiene que hacer para asegurarse de que el mercado único exista de verdad. Les tiene miedo a los gobiernos y eso debe cambiar. Proponemos que haya muchas menos reglas europeas y que las reglas clave que conciernen la circulación de capitales, de personas, de servicios y de bienes se cumplan: mantener la libertad de circulación a rajatabla. Que esta nueva Europa tenga una Comisión con tres comisarios en vez de 30 y que se ocupen exclusivamente de competencia y de mercado único. Así podríamos darle la vuelta a este problema de innovación tan grave que impide que las empresas no puedan crecer porque les resulta imposible implantarse en otros países.

Luis Garicano con THE OBJECTIVE
Luis Garicano con THE OBJECTIVE. | Kevin Borja

P.- ¿Y cuáles son las prioridades para limpiar la casa en Europa?

R.- Se trata de que los países recuperemos el crecimiento económico al máximo y eso requiere rehacer toda la legislación del pacto verde; hay que rehacer toda la legislación digital, que parece que ahora hay un ómnibus para hacerlo y ojalá que funcione. Y hay que conseguir que el mercado único exista para recuperar la prosperidad. Hay que darle a los europeos una señal de que Europa está por el crecimiento económico. A partir de ahí, habrá que ir creando autonomía estratégica poco a poco, porque ahora no tenemos las redes ni las infraestructuras para hacerlo.

P.- ¿Y esta nueva etapa de Europa se puede construir sin Estados Unidos?

R.- Ahora mismo Europa no tiene cartas para jugar contra Estados Unidos. Tenemos que ir recuperando nuestra potencia económica y asegurarnos nuestra independencia estratégica poco a poco. Aquí las declaraciones altisonantes no sirven para nada. Ahora mismo tenemos una dependencia estratégica de Estados Unidos muy grande y tenemos que tratar de recuperar nuestra potencia económica primero. Esa es la prioridad. Luego habrá grupos de países, como están haciendo ahora Inglaterra, Francia y Alemania, con los que se trabajará juntos en otras áreas. Pero lo que no podemos es pretender que los 27 estén siempre discutiendo con [Pedro] Sánchez y con [Viktor] Orbán en las antípodas. A Sánchez no le interesa Ucrania y a Orbán no es que no le interese, es que prefiere que Ucrania muera. Hay que intentar posiciones comunes.

P.- ¿Y las alianzas regionales?

R.- En este sentido, Mercosur me parece esencial. Es demencial que Europa esté posponiendo otra vez el pacto con estos países, lo que me parece que es matar el acuerdo. Decimos que queremos ser un actor geopolítico en el mundo, pero lo hemos frenado todo por unos agricultores franceses que protestan. Se está empujando a Mercosur a los brazos de China. Porque si Estados Unidos no les sirve y nosotros no les hacemos caso, se irán con China.

P.- Una geopolítica en la que parece que España pesa cada vez menos.

R.- Estamos en la irrelevancia estratégica absoluta. No pesamos en Europa, como se puede ver en cualquier reunión. No pesamos en nada en Latinoamérica, no pesamos nada con el Magreb porque Marruecos nos hace jugar como a ellos les da la gana. España. Ahora mismo, como actor global, estamos en la intrascendencia estratégica absoluta.

P.- ¿Qué receta económica le daría a España?

R.- En España nos estamos salvando a base de importar inmigración, pero eso no es una solución a largo plazo. Tenemos que volver a invertir, a crecer y facilitar que los jóvenes españoles puedan acceder a la vivienda. En Madrid hay espacio infinito para construir y si se dan los permisos y las autorizaciones se van a construir cientos de miles de viviendas. ¿Por qué no se construyen? Porque hay mil reglas urbanísticas absurdas, porque se niegan a dar los permisos, por temor a grupos ecologistas que puedan para la construcción, etcétera. Todo eso se puede resolver, es cuestión de voluntad política, y daría un crecimiento económico enorme. Mucha gente tendría la vivienda que necesita. Muchas personas tendrían el empleo que necesitan y tendríamos un crecimiento. No crecemos porque no queremos. Y me parece trágico.

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