BBVA cuenta con más acciones del Sabadell que Josep Oliu en el inicio de la opa hostil
La entidad ostenta una participación del 0,183% del capital frente al 0,13% del presidente del banco catalán
BBVA dispone ya de una participación en Banco Sabadell superior a su presidente, Josep Oliu. En esta guerra de guerrillas que están librando estos dos grupos financieros cualquier mínima posición puede ser vital para la victoria en la batalla final, que tendrá lugar dentro de seis u ocho meses, según el calendario previsto de la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada por la entidad vasca sobre la catalana y que tiene un carácter totalmente hostil.
Los datos recabados por THE OBJECTIVE ponen de manifiesto que BBVA dispone en la actualidad un 0,183% del capital del Sabadell. Un porcentaje que es mayor al 0,13% que controla el máximo responsable de la firma vallesana y principal impulsor de la resistencia para que ésta acabe en manos de su rival y manifestada en la aprobación de su consejo el lunes pasado de un rechazo frontal a la propuesta planteada sin unanimidad.
La importancia de quiénes sean los titulares de las acciones del Sabadell es fundamental para que BBVA consiga la presa y cumpla con sus propósitos, sobre todo porque el primero no tiene un núcleo duro para poder defenderse del asalto del segundo. Y esto es precisamente lo que le ha llevado a poner en marcha esta segunda ofensiva después de que las negociaciones para una integración se frustraran en 2020.
Los títulos que atesora BBVA de su competidor corresponden íntegramente con la operativa de valores para cubrir posiciones de sus clientes relacionadas con operaciones de derivados. BBVA aclara en su oferta que ningún miembro de su órgano rector ni ninguna de sus filiales tienen en la actualidad ni derechos ni acciones del Sabadell.
La opa hostil anunciada el jueves por BBVA está condicionada a la adquisición de más de un 50% del capital de Sabadell. Con ello se garantizaría su control, aunque el fin último es alcanzar el 100% para posteriormente llevar a cabo una integración de ambas entidades con las que lograr unos ahorros de costes de 850 millones de euros y unos rendimientos del 20%.
Oliu es el miembro del consejo de administración del banco catalán con mayor tenencia de títulos, a excepción del mexicano David Martínez, que ostenta el 3,5% según la CNMV y se erige como el único accionista de referencia individual. El resto de accionistas son fondos y minoristas. El capital del Sabadell está muy atomizado y está repartido de la siguiente forma: un 52% son inversores institucionales (Blackrock, Dimensional, Vanduard, etc) y un 48% son minoristas.
El grupo que preside Carlos Torres no tiene nada asegurado, sobre todo después de cómo se han sucedido los acontecimientos, con acusaciones de todo tipo entre las partes, filtraciones y la intromisión del Gobierno en la operación en plena campaña de las elecciones al Parlamento de Cataluña.
El presidente de BBVA, eso sí, señaló el jueves en varias ocasiones que hay grandes inversores que les han trasladado su intención de acudir a la opa, es decir, que van a vender sus títulos del Sabadell en el marco de la opa. Este mensaje es el que ha llevado a la entidad que pretende ser adquirida a denunciar ante la CNMV que Torres ha violado la ley ofertas públicas. La intención del banco comprador es atraer al máximo posible con su propuesta, que valora en unos 12.200 millones el grupo de Oliu y supone una prima del 30% a través de un canje de títulos.
El rechazo frontal del Gobierno es un factor con el que ahora cuenta el Sabadell para buscar la oposición de sus inversores a la opa hostil, especialmente los particulares, muchos de los cuales son también clientes. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha rechazado la operación y ha advertido que es el Ejecutivo el que tiene «la última palabra» en la aprobación. Pero su departamento y Moncloa solo pueden frenar la posterior integración, no la opa hostil. Es decir, se podría dar la paradoja de que BBVA se hace con un 100% de un Sabadell que seguiría siendo independiente, pero bajo su control.
Este escenario complicaría el sentido estratégico y financiero de la transacción, aunque el banco que lidera Torres podría adoptar medidas alternativas a las previstas para conseguir rendimientos positivos, como un mayor ajuste en la plantilla y las sucursales o la venta de TSB, filial británica del Sabadell.